EE.UU. DUPLICA SU APUESTA POR EL MAÍZ.

Alimentos y energía: de la mano de la biotecnología, los rendimientos medios pasarán en los próximos 20 años de 11 a 22 toneladas por hectárea.

Chicago (Illinois). Empujado por sus necesidades energéticas y alimentarias, Estados Unidos planifica duplicar su apuesta por el maíz. Para el año 2030, su actual producción promedio de 12 toneladas por hectárea deberá llegar a 22 toneladas, según los objetivos trazados por las grandes semilleras y en cierto modo avalados por las universidades.
 
La enorme apuesta de este país por su cereal insignia fue motivo de atención en esta moderna ciudad del estado de Illinois para un centenar de productores argentinos que participan en el 20#176; viaje de capacitación coordinado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), que hoy tendrá una de sus jornadas más esperadas en el Farm Progress Show, en el vecino estado de Iowa.
 
Duplicar rendimientos. La prioridad que para los norteamericanos tiene el maíz por sobre el resto de los granos fue descripta por Emerson Nafziger, profesor de Crop Sciencies de la Universidad de Illinois, en su exposición ante los productores, entre ellos una veintena de cordobeses. En la actual campaña, Estados Unidos tiene implantadas 35,57 millones de hectáreas de maíz, con una previsión de cosechar 339,5 millones de toneladas.
 
Pero el dato principal lanzado por el catedrático es que el objetivo es pasar del actual rinde promedio de 11-12,5 toneladas por hectárea a un horizonte de 19-22 toneladas, en un período que va entre 2012 y 2030. En cambio, por cuestiones vinculadas estrictamente con la rentabilidad, no hay planes para crecer con la producción de soja.
 
Estos nuevos horizontes de producción son trazados por las grandes semilleras globales, entre ellas Monsanto, que impulsa una marca de 19 toneladas por hectárea, algo que no sólo requiere de eficiencia en el manejo de los cultivos y desarrollo tecnológico, sino también de un régimen hídrico importante. Con una salvedad: los nuevos eventos destinados a aumentar la productividad de las semillas también tienen en cuenta un mejor aprovechamiento y economía del agua y del nitrógeno.
 
Márgenes. La explicación del fenómeno del maíz está en los números que hacen los farmers (término con el cual se denomina a los productores estadounidenses) más que en ninguna otra cosa, detalló Nafziger.
 
Con un rendimiento de 12,5 toneladas de maíz por hectárea, la actividad es rentable. "En soja, un farmer considera que 2,7 toneladas sería el rendimiento mínimo para sacar un lote adelante. El Usda (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) pronosticó para este año un rendimiento de 3,3 toneladas de soja por hectárea, pero sólo con cuatro toneladas se puede equiparar al rendimiento equivalente en maíz", detalló.
 
En Argentina, los costos de hacer maíz son sustancialmente menores, pero el resultado final es más conveniente para la soja. "Son dos realidades distintas; ellos realizan una planificación que les permite incluso hacer maíz sobre maíz", comentó Rubén Torregiani, un productor de Monte Buey, quien participa del viaje. En otras palabras, sobre los rastrojos de maíz, los farmers vuelven a implantar ese cereal.
 
Omar Bartocci, cuyo campo se sitúa en Cañada de Gómez, interpretó el escenario de igual modo. "Hemos conseguido rendimientos de 130 quintales sin riego, con lo cual no estamos lejos de la situación norteamericana; el punto es que hoy la soja le conviene mucho más al productor argentino", agregó.
 
Aun con los altos costos que representa sembrar maíz en Estados Unidos -sólo en semillas el productor gasta unos 250 a 300 dólares por hectárea-, su cotización es conveniente porque está impulsada por la necesidad de contar con materia prima para procesar alimentos y generar bioenergía.
 
"Hace no muchos años era una suerte recibir 70 dólares por tonelada de maíz; hoy Chicago cotiza a 160 dólares", evaluó el investigador. Otra cuestión es que la mayor eficiencia y el control de enfermedades e insectos desencadenaron un crecimiento del rinde de unos 87 kilogramos por hectárea por año desde 1995 a la fecha, contra 45 de la soja.
 
Y es precisamente en el reconocimiento de los "derechos de autor" de este mejor desempeño del maíz donde se libra una batalla de fondo entre las semilleras y los productores norteamericanos. "Los precios de las semillas se van a tener que mantener sin grandes subas porque el productor antes de pagar querrá saber cuál es el verdadero valor de las mejoras introducidas por las compañías", dijo Nafziger.
 
Precisamente, los productores argentinos tuvieron ayer la oportunidad de ver ese escenario en vivo y directo, durante la visita a un campo experimental de Monsanto en Monmouth (Iowa), donde les fueron descritos los nuevos eventos biotecnológicos para maíz y soja que saldrán al mercado en los próximos años.
 
Fuente: Walter Giannoni, La Voz del Interior; FyO.

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