A LA ESPERA DE NOVEDADES EN UN TENSO EQUILIBRIO

El mercado está operando lateralizado, esto es sin romper techos, pero respetando los pisos.

El mercado está operando lateralizado, esto es sin romper techos, pero respetando los pisos, ya que por un lado tenemos elementos que sustentan las alzas recientes, pero por el otro la falta de novedades, junto con la gran posición comprada de fondos, limita las subas adicionales.
Por otro lado la situación financiera, donde el término “guerra de monedas” ha vuelto a ser puesto sobre la palestra, lleva a que el dinero especulativo ingrese al mercado de granos, lo cual también le da cierto sostén a los precios.
Sin embargo el dólar ha estado coqueteando con los 1,4 U$S/Euro lo que vuelve a poner a este bloque económico en problemas para exportar y sostener su crecimiento, sobre todo si tenemos en cuenta que la productividad de Europa es en general inferior a la de EEUU, con lo que el Euro debería devaluarse para poder recoger la realidad de su capacidad exportadora.
Sin embargo China también tiene su rol dentro de este mercado. Desde hace mucho se le está reclamando que su moneda está artificialmente devaluada, y que perjudica a sus competidores. Esto se suma a la situación que está pasando EEUU, y con más razón ahoga a Europa y a otros países del mundo.
Pero el mantener la moneda devaluada no resulta gratuito ni para China ni para EEUU. Esto tiene un costado agradable, que es la mejor posición exportadora, lo cual genera mayor actividad interna. Sin embargo a la larga esto termina generando inflación, que es la situación por la que está pasando China.
En ese sentido hace unos meses China anunció que revaluaría su moneda lentamente, al dejar de fijar la misma contra el dólar exclusivamente y ampliar la referencia a una canasta de monedas. Esta semana anunció que subiría la tasa de interés en un esfuerzo por enfriar la economía, reducir su agresividad comercial, sin tocar el tipo de cambio.
En tanto los distintos países competidores de EEUU y China presionan también para que EEUU revise su actitud y fortalezca el dólar, ya que caso contrario está trasladando el esfuerzo por solucionar la crisis norteamericana al resto del mundo. En definitiva lo que podemos esperar es que todos los países devalúen sus monedas, para tratar de encontrar el nivel que permita un comercio internacional conveniente.
En esta gran confusión, la gran pregunta para quien tiene excedentes financieros, es en qué moneda mantenerlos para no perder poder adquisitivo. Si se mantiene en una moneda que se devalúa, se pierde poder de compra. Pero si en este momento se pasa de dólares a otra moneda, y luego las otras se devalúan para volver a una relación lógica con el dólar, la situación podría ser peor.
En este contexto hay algo que es innegable: a medida que las monedas pierdan valor, el precio monetario de los bienes suben, razón por la cual tiene mucho sentido comprar bienes. Por ello más dinero financiero se destina a comprar commodities, entre ellos granos.
Volviendo a las cuestiones fundamentales, los precios están en niveles cercanos a los máximos históricos. Conviene recordar porqué se produjo esto.
La suba viene dada por el mercado de maíz. Los stocks al inicio de esta campaña ya eran relativamente bajos. Cuando la misma comenzó, con la definición de la intención de siembra en EEUU a fines del año pasado, la implantación en marzo de este año, y el desarrollo inicial que estuvo acompañado por muy buen clima, la expectativa era que una gran producción permitiera una recomposición de las existencias.
Sin embargo mes a mes esa expectativa de que los stocks crecieran fue reduciéndose. Al principio por una mayor demanda, y más recientemente porque los rindes en EEUU son menores a lo esperado.
Esta situación hizo eclosión cuando el USDA recortó los rindes de tal forma que llevó la relación stock / consumo (el porcentaje de reserva en relación a la necesidad de mercadería) a niveles mínimos históricos. Allí los precios se dispararon.
En soja la situación resultaba más holgada. Allí Sudamérica viene de un año de recomposición de existencias, mientras que EEUU estaba con reservas muy bajas. Sin embargo una mayor producción norteamericana, permitiría aumentar sus existencias, y si bien se espera una menor producción Sudamericana, la cuestión es que internacionalmente las reservas se mantendrían, el tiempo que mejoraría la disponibilidad de soja en EEUU, reduciéndose en Sudamérica.
Esto es un dato bajista para el mercado, ya que no es lo mismo para los compradores que la mercadería esté en Sudamérica a que esté en EEUU. Mientras que EEUU tiene un sistema logístico y comercial muy aceitado, que permite tener seguridad en el aprovisionamiento, Sudamérica es un proveedor poco confiable. Por un lado por cuestiones de los conflictos políticos en Argentina que suelen dejar a los exportadores fuera de mercado porque sufren paros agropecuarios, huelgas de trabajadores o limitaciones del gobierno. Por otro lado porque los puertos se atascan, como le ocurre a Brasil, y en ambos casos porque si los precios son bajos, los productores no venden y esto impide que haya capacidad exportadora.
La cosecha de soja en EEUU tuvo su cenit en noviembre de 2009, y a partir de allí la demanda comenzó a tomarla, llevando la oferta al ocaso para el mes de abril / mayo, donde se supone que la toalla debería ser recogida por Sudamérica donde se trilla justamente para esa época (marzo para Brasil y mayo para Argentina). Con una gran cosecha en la región se esperaban precios débiles. Sin embargo como los productores no vendían a precios bajos, pero estos estaban justificados por las existencias, los negocios no lograban cerrarse. Los compradores pedían valores que localmente reflejaban precios en torno a los 200 U$S/tt, pero los productores locales que tenían que vender no lo hacían. Por ello los compradores buscaban un origen alternativo, pero sólo EEUU podía ser ese reemplazante. Como no tenía stocks, de todas formas debían pagar un alto precio por la soja en ese país, generando que los precios subieran en Chicago. Sin embargo ante esas alzas, los precios locales subían, y los productores vendían.
En medio de este proceso los fondos financieros de los que hablamos en la primer parte de este reporte compraron y dieron más fortaleza a los precios, y luego también se hizo evidente que la demanda era mayor a la estimada lo cual terminó de apuntalar los precios.
Ahora bien, este año como dijimos antes las existencias en Sudamérica bajarán, subirán en EEUU, y a nivel internacional se mantendrán. Si se repite la situación del año pasado, esta vez el vendedor “muleto” de Sudamérica tendrá disponibilidad para vender, y la historia podría ser distinta.
Sin embargo, esta foto está en duda. En el último reporte el USDA sorpresivamente bajo rindes esperados de soja, con lo que la suba de existencias en EEUU sería al menos menor. Además ya estamos en época de siembra de soja en Brasil y las condiciones de humedad en el centro y oeste de ese país son deficitarios, al tiempo que se esperan pocas lluvias. El sur de Brasil y Argentina en tanto, cuentan con mayor humedad para el arranque, pero para seguir luego deberán contar con lluvias, y el fenómeno “la niña” que se está montando, se asocia en general con menores precipitaciones que lo normal. Esto nos lleva a que pongamos en duda todo esto.
Al mismo tiempo las subas de precios del maíz hacen más atractivo volcarse a ese cereal que seguir con la soja. Para evitar este pasaje de maíz a soja, los precios de la soja deben acompañar a los del maíz, y eso es lo que vemos en el mercado con una mejor performance la última semana de la soja frente al maíz.
Finalmente el trigo, que comenzó el año con una cantidad de existencias desbordantes, pasó por un susto cuando la cosecha de Rusia y Europa del Este fracasó por sequía. Esto disparó los precios. Sin embargo, había mercadería para reemplazar esa menor producción. Por ello una vez que el susto pasó, los precios volvieron a caer. No obstante en el medio de esto el valor del maíz subió por las razones antes comentadas y el nivel final de precios resulto mucho mejor que al principio.
Ahora que entendemos lo que nos llevó a estos precios, agreguemos que como lo del maíz se veía venir, los especuladores se anticiparon comprando fuertemente maíz y también soja. Razón por la cual están actualmente muy comprados. Ahora bien, para que los especuladores logren ganancias, en algún momento deben vender, y si cuando lo hacen nadie quiere comprar, estamos en un problema.
Los especuladores están vendiendo, pero como hay chances de que la caída de rindes en EEUU siga, y que la producción en Sudamérica sea menor que lo esperado actualmente, al tiempo que la demanda sigue dando muestras alcistas, y el dólar se devalúa, hay razones suficientes para comprar. No solo para que los especuladores redoblen la apuesta, sino también para que los compradores genuinos traten de anticipar compras antes de que los valores suban.
Por ello estamos en este mercado lateralizado, donde cuando las subas son fuertes, los especuladores que están muy comprados aprovechan para vender. Pero cuando los valores bajan, los compradores genuinos entran al mercado, al tiempo que los especuladores que ya cerraron posiciones vuelven a abrirlas. Esto ocurre tanto en soja como en maíz.
En trigo, dado que las existencias siguen siendo muy altas, la tendencia es que los especuladores vendan, y que los compradores genuinos esperen. De allí que volvemos a la vieja explicación: el trigo no tiene fuerza para subir por si mismo, depende de que el maíz mejore y que lo arrastre.
De todas formas hay algo que genera en todos los que están del lado de la producción cosquillas en el estómago: los precios están en niveles realmente muy elevados. Máximos históricos que solo se sostuvieron un corto tiempo en el pasado. Y recordando el viejo adagio de que “las ramas de los árboles nunca llegan al cielo” la pregunta es si dentro de un mes no estaremos nuevamente en precios más normales por algún motivo que hoy no conocemos.
Pasando al plano local, la soja que es el único grano que no tiene limitaciones a su comercialización, nos muestra esta suba internacional con precios que localmente superan los 1.200 $/tt para cosecha vieja, y que se acercan a los 300 U$S/tt para la cosecha nueva.
Recordemos que el precio de 900 $/tt fue el valor esperado para vender, y que los 1.000 $/tt fue visto en su momento como espectacular y gatilló la mayor parte de las ventas. Para la soja nueva se esperaba al inicio del año un valor lógico de 220 a 230 U$S/tt, y a 250 U$S/tt el valor resultaba espectacular.
En ambos casos estamos actualmente 20% por encima de la marca “espectacular”. Como decíamos antes, no vender en este contexto podría ser irresponsable para un productor cuyos costos están muy por debajo de estos niveles, a pesar de que existan elementos alcistas. La pregunta es si esos elementos alcistas están o no tomados ya por las alzas de precio o incluso si no hemos ido demasiado arriba.
Esto hace que la decisión de venta sea muy complicada. En solo un mes la soja mejoró casi 50 U$S/tt. Que pasa si se vende ahora, y el mes próximo tenemos otros 50 U$S/tt de suba. Pero que pasa si no se vende y nos “comemos” una baja de 50 U$S/tt.
Para esto están las opciones. Quien venda, debería comprar un CALL o Spread de CALL, y quien decida retener debería comprar un PUT o un Spread de PUT.
No vamos a entrar en explicaciones técnicas ni en números en esta oportunidad, pero digamos que para quien no vende, tener un PUT es un seguro de que si los precios bajan, tendrá un mínimo asegurado. Y para quien vende, tener un CALL comprado es un seguro que le devuelve parte de la suba si a posteriori la misma se produce. Cuanto más alto es el precio mínimo que se asegura por medio de un PUT, o más bajo es el punto a partir del cual se comienza a obtener el resarcimiento si se compra un CALL, más caro resultará el costo de este seguro.
En el mercado hay alternativas para todos los gustos.
Pasando al maíz, este mercado en Argentina está limitado por el sistema de ROE VERDE. Si los exportadores quieren vender, deben solicitar esta aprobación previa del gobierno. El mismo compara la producción contra el consumo interno, y solo autoriza el ROE si existe un excedente. Como el maíz nuevo recién se está sembrando, la producción es un dato que no se puede determinar fehacientemente, aunque si se puede estimar, con cierto margen de error, asociado en general al clima. Ya se ha sembrado gran parte del maíz, y las proyecciones de producción van de los 23 a los 26 mill.tt. El consumo interno en este cálculo está puesto arbitrariamente en las 8 mill.tt. por lo que existe una gran cantidad de saldo exportable.
Sin embargo, y a pesar de los rumores de que el anuncio es inminente, no se ha anunciado la apertura de ROE previa a la cosecha como se hizo en su momento en trigo. Y estamos ya en la fecha en la que el año pasado esto se hizo.
Como los exportadores no pueden pedir ROE, tampoco pueden fijar los derechos de exportación que son del 20% del precio FOB. Como no pueden anotar, no pueden anclar el precio FOB en cuestión. Si un exportador se compromete con un productor para comprar a un precio determinado, cada dólar que suba el precio FOB, significará un costo adicional para el exportador de 0,2 U$S/tt de derecho de exportación. Por ello ningún exportador compraría pagando el precio de paridad de exportación actual mientras no pueda fijar los derechos de exportación.
Sin embargo los exportadores ya han comprado más de 1,5 mill.tt. de maíz nuevo, pero lo hicieron pagando un precio hasta 30 U$S/tt menor al precio real. Esto les da espacio para que el precio FOB suba 150 U$S/tt sin incurrir en pérdidas.
Al cierre de esta semana, la parida de exportación del maíz estaba cerca de los 190 U$S/tt, pero se cerraban operaciones en torno a los 160 U$S/tt a cosecha. La pregunta es: si podemos esperar que este año haya mucho saldo exportable, y que los ROE se abran de un momento al otro, y la diferencia es tan grande, porqué el productor vende tanto?
La respuesta es que aún a 160 U$S/tt el precio es más que excelente (comenzamos pensando que 130 U$S/tt era excelente, estamos 23% por encima de ese valor). Por ello es que nadie puede acusar a un productor que viendo tamaña rentabilidad vende. Sin embargo, si hay tantas ventas a 160 U$S/tt, la pregunta es porqué razón un comprador pagaría más, aún teniendo posibilidades de hacerlo? De allí que aún cuando se abran los ROE no podemos esperar que los precios automáticamente salten al nivel de paridad, sino que a medida que vayan dándose mejoras en los precios, los exportadores esperarán a comprar todo el maíz que puedan en los precios intermedios, y como los productores ven con muy buenos ojos esto s precios, y con la volatilidad del mercado sumada a la de la política Argentina, nunca se sabe cuanto subirán los precios, el ajuste será lento.
Lo bueno es que como el saldo exportable es tan grande, el tiempo para realizar este ajuste será amplio, por lo que la recomendación es no apurarse a vender. Pero en caso de vender, comprar un CALL, con la salvedad de que esto debería hacerse en el mercado local, ya que el problema que comentamos de los ROE es local. Si mañana el precio en Chicago se mantiene, pero se dan ROE y los exportadores pagan la paridad, el precio local subiría 30 U$S/tt, permaneciendo inmutable el internacional. En este contexto un seguro contra la suba de precio en Chicago no serviría.
Pasando al trigo tenemos una de cal y otra de arena. La mala noticia es que los ROE se siguen administrando muy lentamente, y que el diferencial respecto al teórico se hace muy grande por falta de competencia entre exportadores. El precio tórico está en torno a los 220 U$S/tt, contra un valor de mercado de alrededor de 170 U$S/tt.
La buena es que las expectativas de producción mejoraron. Recordemos que arrancamos el año con baja humedad, luego llovió y permitió la siembra, pero hubo un período muy seco entre julio y agosto que puso a la mitad del área agrícola en problemas. Luego llovió y la duda era si los cultivos se recuperarían o no. Hoy podemos decir que mejoró. La estimacion de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires es actualmente de 12 mill.tt. contra un momento en el que se temió que fuera de 9 millt.tt.
Esto es bueno porque expande el espacio para ROE VERDE. Con esta producción el saldo exportable sería de 6 mill.tt. Ya se autorizó en forma previa 3 mill.tt. y se otorgaron casi 2 mill.tt. Con esta mayor producción esperada, podemos esperar no solamente que se otorgue el millón que faltaba sino además 3 mill.tt. adicionales. No obstante el precio que recibirá el productor dependerá del ritmo de otorgamiento de ROE la competencia entre exportadores y la paciencia de los productores para esperar precios mejores.
 
Fuente: Dante Romano, Director Académico del Centro de Gestión Agropecuaria, ON 24.

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