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GOBERNAR CON LA PLATA DE LA SOJA
En 27 años, el valor de la cosecha argentina de soja aumentó 1.470 por ciento.
El histriónico Carlos Melconian no tiene dudas. Va y viene por un salón lleno de comerciantes que lo escuchan en el más absoluto silencio. Con un power point de fondo cargado de números, se para en el medio como un guapo que quiere dejar algo en claro. En voz alta proclama: "El programa (económico) es inconsistente, pero para chocarlo hay que ser realmente muy malo".
El consultor desgranaría luego una batería de números para "fundamentar" esa apreciación -"porque para hablar hay que fundamentar", desafía al aire-, pero en la libreta de apuntes del periodista queda anotado a los apurones un cuadro que explica buena parte del sostén del actual modelo económico.
Tal cual la forma en la que fue armado por el economista, es un cuadro difícil de conseguir. Su sola lectura da para múltiples análisis, tanto económicos como políticos, y para un juego que prácticamente no tiene final ante una pregunta que es inevitable hacerse: "¿Qué hubiera pasado si...?"
De Alfonsín a los K. El cuadro de Melconian incluía el valor total en términos nominales de la cosecha argentina de granos en los últimos 27 años; es decir, en el período que comenzó con la recuperación de la democracia hasta nuestros días, con una proyección sobre 2011.
Durante el gobierno de Alfonsín, cuando la siembra directa de soja recién era puesta en marcha por pioneros de la actividad, la cosecha anual tenía un valor de 1.700 millones de dólares.
En el primer período de Menem subió a 2.400 millones de la moneda verde, y en el segundo se ajustó un 50 por ciento, tanto por los mejores precios internacionales como por el aumento de la superficie sembrada.
De la Rúa gobernó con un ingreso anual por cosechas de cuatro mil millones de dólares; es decir, apenas dos mil millones más que lo que entró durante el gobierno menemista.
En el breve gobierno de Duhalde, ese valor subió 32 por ciento y se ubicó en 5.300 millones de dólares, lo que motivó la aplicación de las primeras retenciones a las exportaciones de soja, que fueron del 10 por ciento.
En los cuatro años de Kirchner, el valor de la cosecha argentina prácticamente se duplicó en dólares por el sostenido aumento de los precios internacionales de la soja y de la superficie sembrada: alcanzó los 9.600 millones de dólares.
Sin embargo, esta cifra que parece sideral comparada con la suerte que tuvieron sus predecesores, es apenas la mitad del valor alcanzado desde que Cristina es presidenta: 20.125 millones de dólares entrarán al país en este 2010.
La cosa no termina ahí; según proyecciones que superan los 94 millones de toneladas, el valor de la cosecha argentina el año próximo no será menor a los 25 mil millones de dólares, lo que en números gruesos le garantiza al Gobierno una recaudación en concepto de retenciones de unos 35 mil millones de pesos.
¿Qué hubiera pasado si...?
Y en este punto comienza el interminable juego del "¿qué hubiera pasado si...?".
Por ejemplo, ¿qué hubiera pasado con el gobierno de De la Rúa, si en lugar de haber ingresado al país cuatro mil millones de dólares, como ocurrió en 2001, hubieran entrado los 20 mil millones de este 2010? ¿Se habría devaluado el peso en 2002 o la devaluación fue el fertilizante que permitió gran parte de este boom agropecuario, porque incentivó directamente a los productores?
Uno piensa sin dudarlo que la devaluación tuvo mucho que ver, pero el argumento tiembla cuando se echa sobre la mesa otro componente: para los productores agropecuarios, el tipo de cambio actual (casi cuatro pesos por un dólar) es menor al uno a uno por el efecto inflacionario y las retenciones.
Lo que está más que claro es que la "santa soja", "el ángel de la guarda", "el yuyito milagroso" o como quieran llamarlo, tiene un efecto muy poderoso en la economía argentina. Con lo que generan las retenciones se cubre el 70 por ciento de los subsidios totales que aplica el Estado. Hasta que aparezca alguna alternativa, es muy difícil que un político, sea cual fuere su color ideológico, renuncie a esta fenomenal maquinita de crear billetes.
Fuente: Walter Giannoni, La Voz del Interior; Cuenca Rural.
