LA GANADERÍA, CON TRES AÑOS POR DELANTE PARA RECUPERAR LA PRODUCCIÓN.

El analista Víctor Tonelli avizora esta oportunidad, a partir de una mejora en el valor de la hacienda.

Tras un largo período de intervención oficial y crisis climática, se presentan tres años de excelentes oportunidades para recuperar los niveles de producción perdidos en la ganadería.
 
Este fue el diagnóstico de Víctor Tonelli en una jornada ganadera organizada en Tres Arroyos por la región Mar y Sierras del Movimiento Crea. El analista describió la situación actual y consideró las perspectivas del negocio de ganados y carnes en los próximos años.
 
Una etapa diferente. "Tras competir con la agricultura por el uso del suelo, soportar el fárrago de políticas públicas de los últimos cuatro años y sobrevivir a una de las sequías más duras de la historia, la ganadería se prepara para enfrentar una etapa diferente", aseguró el orador. "Pese al embate de la soja, y en favor de perspectivas estimulantes, la ganadería pudo sostener el stock e incluso crecer entre 2004 y 2006, a partir del desarrollo de potreros anteriormente subexplotados y del crecimiento de la suplementación y de la terminación a corral", recordó.
 
Los problemas surgieron a fines de 2005, cuando las políticas públicas apuntaron a desacoplar los precios y los costos internacionales de los internos a través de subsidios, compensaciones, precios máximos y limitación a las exportaciones. "Asistimos a todo tipo de manejos discrecionales que terminaron desarticulando los mecanismos naturales de una cadena altamente atomizada, para transformarla en una corte de empresarios que consintieron la concentración de poder, sin advertir los peligros que ello entrañaba", describió.
 
Por falta de rentabilidad y en un marco de inusitada inequidad, los criadores se fueron desprendiendo de sus vientres y los engordadores no subsidiados fueron desplazados del negocio.
 
El stock nacional, determinado a partir del número de animales vacunados contra la aftosa, disminuyó cerca de cinco millones en los últimos dos años y las proyecciones indicarían que continuaría bajando hasta alcanzar una reducción cercana a los ocho millones el año próximo, aseveró Tonelli, quien pronosticó: "La cría, el sector más afectado, revelará el impacto de la crisis durante los próximos dos años, con caídas de más de 3,5 millones de terneros ofrecidos al mercado durante 2010 y 2011; dará un 25 por ciento menos de terneros que en 2008".
 
Asimismo, dijo que los subsidios a los feedlots, base del crecimiento artificial de la oferta, caerán por su propio peso (envueltos en una sospecha de corrupción muy grave) y la vuelta a un clima más húmedo provocará una retención inevitable ante la significativa despoblación de los campos ganaderos.
 
La oferta se reducirá. Si se proyecta la oferta de hacienda para faena hasta marzo de 2010, segmentada entre aquella proveniente del feedlot y el modelo pastoril, se desprende que a partir de diciembre la oferta total caería por debajo de un millón de cabezas, con diferencias de entre 300 mil y 400 mil cabezas respecto de las faenadas durante 2009 (ver infografía).
 
Por otra parte, la demanda interna y externa ha mostrado una actividad sostenida, con valores muy interesantes y ha sido capaz de absorber volúmenes de carne extraordinarios generados por una liquidación en la que las hembras superaron el 51 por ciento del total faenado.
 
Asimismo, las proyecciones indican que la oferta de carne para los próximos dos años caerá en alrededor de 500 mil toneladas equivalente res con hueso, cifra que representa aproximadamente 13 kilos menos por habitante y por año.
 
La alternativa de reemplazar esta caída en la oferta con importaciones no resultaría muy viable, debido a la calidad requerida para el consumo y a los altos precios internacionales a los que acceden los países vecinos.
 
"Como consecuencia de lo descripto, con o sin cambios en las políticas públicas, el desfase entre demanda y oferta se arbitrará con una significativa suba de los precios del ganado y, en menor medida, de la carne al consumidor", adelantó Tonelli, y aclaró que esto no ocurrirá sin fuertes conflictos con el Gobierno, que intentará, una vez más, intervenir para evitar lo inevitable.
 
Como conclusión, el técnico afirmó que la situación a la que ha llegado la ganadería argentina y la contracara que se observa en los países vecinos, que priorizaron las fuerzas del mercado, es una nueva demostración de las equivocadas políticas públicas intervencionistas.
 
Oportunidades atractivas. Como siempre se ha dicho, el precio es el mejor plan ganadero y la base para recuperar la rentabilidad perdida. Según Tonelli a partir de la recuperación de la oferta forrajera y de los precios hacia fines de este año, la ganadería argentina enfrentará no menos de tres años de excelentes oportunidades para recuperar los niveles de producción perdidos y reiniciar un proceso de retención y crecimiento de las existencias. Afirmó que este proceso se desarrollará en una forma diferente a la que conocimos antes de la crisis. "Los suelos con capacidad para hacer agricultura sustentable no regresarán a la ganadería. Sin embargo, sin subsidios para la invernada a campo, los productores utilizarán los granos, silajes y subproductos agrícolas generados en sus campos para transformarlos en carne.
 
La necesidad de incrementar la oferta de carne a través de un mayor peso de faena y la posibilidad de apertura de nuevos mercados para la exportación comenzará a concretarse, y ratificará la tendencia hacia un modelo productivo que genere animales de doble propósito (exportación-consumo), más que livianos, orientados exclusivamente al consumo.
 
Esta nueva demanda por novillos más pesados -una especie en extinción por estos días- se concretaría a través de un mecanismo "no tradicional" basado en la recría en campos tradicionales de cría o de calidad inferior para una invernada tradicional, con suplementación forrajera invernal.
 
Debe tenerse en cuenta que la merma de casi el 25 por ciento de la oferta de terneros deberá compensarse con mayores pesos de faena y que este aumento de peso, no menor a los 80 kilos vivos por cabeza, deberá hacerse a pasto.
 
La recuperación de los márgenes perdidos permitirá la reconstrucción de la oferta forrajera a través de la implantación de pasturas en zonas no agrícolas y la producción intensiva de forraje a través de la transformación de maíz y sorgos en silajes. La caída de los subsidios permitirá el regreso a la actividad de los productores de ciclo completo.
 
Fuente: La Voz del Interior, FyO.

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