POR LA SIEMBRA DIRECTA LOS AGRICULTORES AHORRARON U$S 20.000 MILLONES
La siembra directa data de los ‘60 pero explotó en los ‘90. Hoy se aplica a más del 75% del área cultivada nacional. Premian al instituto de tecnología agraria, que pertenece al INTA.
Una investigación coordinada por el Instituto de Economía y Sociología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) reveló que la gran revolución tecnológica agrícola de la década pasada, la siembra directa, les reportó a los productores nacionales un beneficio de u$s 20.000 millones entre 1991 y 2008.
La técnica de la siembra directa eliminó el arado de la tierra y lo reemplazó por una implantación que se realiza sobre los restos de la cosecha anterior. Esto permite mantener la humedad en el suelo y evita parte de la erosión causada por el paso de las máquinas, lo que beneficia los rendimientos y la conservación de la tierra.
Según el investigador Eugenio Cap, del INTA, uno de los autores del trabajo, los beneficios se dividen entre aquellos que impactaron sobre la producción (agricultores) y los que recayeron sobre los consumidores.
El primer grupo se benefició del incremento de producción y la reducción de costos directos que supuso la nueva tecnología, que otorgaron una ganancia para los agricultores estimada en más de u$s 20.000 millones,
Tan es así que la tecnología, que empezó a desarrollarse en la década del ‘60, con el impulso de instituciones públicas y privadas, hoy es utilizada en el 75% de la superficie cultivada en el país, alrededor de 22,3 millones de hectáreas.
En cuanto al beneficio que absorbieron los consumidores de alimentos argentinos en el país y en el mundo, el trabajo indica que recae sobre los ingresos reales, debido a la reducción de los precios en los alimentos. Este beneficio está estimado en u$s 23.000 millones.
La siembra directa se complementa con el uso de semillas transgénicas resistentes a algunos productos, como el caso de la Soja RR y el herbicida glifosato. Al ser esta semilla resistente a la aplicación del agroquímico, permite conservar el "colchón" de la cosecha anterior, matar posibles amenazas con glifosato y dejar intacta a la semilla. Así es el ciclo, más allá de las discusiones en torno de los efectos del glifosato o de los transgénicos en sí mismos, que es tema de otro largo debate.
El estudio del impacto económico de la siembra directa, del que participaron, junto con Cap, Eduardo Trigo y Federico Villareal, del Grupo CEO y Valeria Malach le valió el premio premio a la trayectoria "Ing. Agr. José María Bustillo" al Instituto de Economía y Sociología del INTA. El galardón, otorgado por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria (ANAV) fue entregado ayer en la Ciudad de Buenos Aires.
Fuente: Julieta Camandone, El Cronista; Cuenca Rural.