SEQUÍA: EL INTA ADMITE QUE YA DAÑA AL 33% DEL ÁREA AGRÍCOLA.
De seguir así las cosas, la Pampa Húmeda debería llamarse Pampa a secas. Después de haber superado la peor sequía en un siglo, la falta de agua aún destruye sin remedio numerosas explotaciones. Desde el INTA reconocen que están en juego 10 millones de hectáreas de las 30 a 32 millones que se siembran. Es el 33% y en el caso de la soja, se renunciarían a 4 millones de hectáreas de las 19 millones que están previstas.
De seguir así las cosas, la Pampa Húmeda debería llamarse Pampa a secas. Después de haber superado la peor sequía en un siglo, la falta de agua aún destruye sin remedio numerosas explotaciones. Desde el INTA reconocen que están en juego 10 millones de hectáreas de las 30 a 32 millones que se siembran. Es el 33% y en el caso de la soja, se renunciarían a 4 millones de hectáreas de las 19 millones que están previstas.
El INTA, cuyo patrimonio en estos tiempos es no mentir con las cifras, estima que hay siete provincias afectadas en distintos grados. En esa enumeración figuran el sudoeste y el oeste bonaerense, la región agrícola que se encuentra al este de La Pampa, unas 5 millones de hectáreas de Córdoba, casi todo San Luis, Santiago del Estero, el Chaco y la zona norte de Santa Fe.
César Rebella, director del Instituto del Clima y Agua del INTA, trazó este panorama a Clarín:
En los útlimos años el Océano Pacífico se enfrió por una serie de motivos como una menor radiación solar, una disminución de la luminosidad y la influencia de distintas corrientes marinas.
La sequía del año pasado obedecía al llamado efecto Niña que es el emergente de un Océano Pacífico frío y significa falta de precipitaciones. Así, durante la campaña 2008-09 estaba muy complicada la región Este del país. Y las provincias de Córdoba y de San Luis, por ejemplo, pudieron salvarse de esa prolongada sequía.
Este año se produce el efecto inverso. El Pacífico está más cálido y se instaló el fenómeno conocido como El Niño con precipitaciones en el Este y aguda falta de agua en el Oeste.
Existe un atraso de un mes a un mes y medio en las lluvias y el problema es que cuando comience a llover hará más calor y se necesitará una mayor cantidad de agua para poder sembrar.
Con el daño en la cosecha del trigo y la falta de agua para sembrar maíz, el estímulo a la siembra de soja será mayor en esta campaña.
La llamada soja de primera se puede cultivar hasta mediados de diciembre.
Los últimos estudios de Rebella aseguran que el clima puede mejorar hacia fin de año, aunque la situación ya es irreversible en el caso del trigo. La cosecha sería inferior en un millón de toneladas a la campaña pasada, cuando arrojó 8,2 millones. También pinta muy complicado en el maíz y el girasol.
Durante meses el Gobierno hizo oídos sordos a este problema. Recién la semana pasada desempolvó la reglamentación de la ley de Emergencia, sancionada el último agosto, que permitirá soltar fondos a las zonas más castigadas. Más vale tarde que nunca, dicen en el campo.
Fuente: Silvia Naishtat, Clarín; Cuenca Rural.