De cada dos bocados de un durazno, casi uno se lo engulle el Estado en impuestos
Los impuestos explican el 44.8% del precio que paga el consumidor por un kilo de durazno fresco, mientras que el productor primario solo recibe el 12.8% del precio final, indicó un estudio elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Tras analizar los costos, impuestos y ganancias netas de cada eslabón, la conclusión de este trabajo fue que de los 210,8 pesos en los que se vendió un kilo de durazno fresco en Capital Federal –precio promedio de marzo 2021-, el productor explicó el 12.8% (27 pesos); el galpón de empaque y la cámara de frio el 15.8% (33.4 pesos); el mayorista –puestero del Mercado Central de Buenos Aires– el 10.9% (23 pesos); y el minorista –verdulería e hipermercado de Capital Federal– el 15.7% (33.1 pesos). Por su parte, la presión tributaria del Estado, en sus tres niveles, asciende a 44.8% (94.3 pesos).
“Una vez más, el peso del Estado queda expuesto: el 75.1% son impuestos de origen nacional, mientras que el 24.9% son provinciales o tasas municipales”, explicó la CAME.
Al analizar los tributos específicos de la cadena de valor desde la cosecha del durazno en la provincia de Mendoza hasta su venta en Capital Federal (aproximadamente 1150 ilómetros), el 38.4% corresponde al IVA, el 30.8% a Ganancias, el 12.8% a otros impuestos provinciales o tasas municipales, el 12.1% a Ingresos Brutos y el 5.9% a contribuciones patronales de la mano de obra.
Recordó la CAME que la Argentina se encuentra entre los tres principales productores de durazno del Hemisferio Sur, con más de 100 mil toneladas anuales -para industria y fresco-, destinando más del 60% a la industria, más del 30% al consumo en fresco y más del 1% a la exportación en fresco.
La provincia de Mendoza concentra el 83% de la producción de duraznos del país, con aproximadamente 6000 hectáreas implantadas, seguida por Río Negro y Neuquén, con unas 750 hectáreas implantadas, según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). En cuanto al volumen comercializado entre los meses de noviembre a abril en el Mercado Central de Buenos Aires, se estiman aproximadamente unas 19.500 toneladas de durazno en fresco.
“La pelusa que causa verdadero malestar son los impuestos y no solo en el durazno, sino en todos los agroalimentos. En detrimento de la rentabilidad, la carga fiscal en Argentina sigue en aumento y nos obliga a cancelar o, en el mejor de los casos, a postergar cualquier tipo de inversión”, afirmó Eduardo Rodríguez, presidente del sector de Economías Regionales de CAME.
Fuente: Bichos de Campo