EL MOMENTO DE CAPTAR EL VOTO DEL CAMPO, POR CRISTIAN MIRA
El gobierno de Daniel Scioli está sintiendo los efectos del resultado de las elecciones en la provincia de Santa Fe. En esos comicios se descubrió que el voto del campo era importante.
Algunos analistas habían interpretado que la mejora relativa del sector por la suba de los precios internacionales de los granos había hecho olvidar al campo su enemistad con el Gobierno, nacida en el duro conflicto de 2008. Sin embargo, la magra cosecha que obtuvo el kirchnerismo en una de las principales provincias productoras de soja parece haber hecho reflexionar al oficialismo sobre algunas de sus políticas hacia el campo.
En Buenos Aires se produce el 62% del trigo que se cosecha en la Argentina. Y en las principales regiones productoras, el sudeste y el sudoeste de la provincia, es el principal cultivo que siembran los chacareros. En esas zonas, por clima y tipo de suelo, la soja tiene un rendimiento inferior al que expresa en el centro y en el norte bonaerenses, Santa Fe o Córdoba. Es por eso que la bonanza de la oleaginosa, cuyas exportaciones no están cuotificadas, no ha llegado a ese territorio.
Desde 2006 el Gobierno mantiene intervenido el mercado de trigo con la creencia de que si contiene la cotización del cereal impedirá el aumento del precio del pan. Esa política, expresada mediante precios máximos, subsidios y cupos, no hizo más que provocar una transferencia de ingresos desde la producción hacia la molinería y la exportación. De esa forma cercó el mercado e impidió la tradicional competencia entre ambos eslabones de la cadena.
Seis años después de que comenzara esa intervención, el gobierno de Scioli ensaya un gesto de cierta autonomía frente a Cristina Kirchner y, por extensión, al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Para la oposición, en cambio, el pedido del Ministerio de Asuntos Agrarios es "tardío" y significa una "sobreactuación", según la definición del diputado provincial Jorge Solmi (Unión Pro). Para el legislador, "la provincia de Buenos Aires debería tener un sistema propio de estimaciones agrícolas que le permitiera conocer la situación de los stocks de trigo", lo que permitiría conocer la disponibilidad del cereal para el mercado interno y el saldo exportable.
Ahora que el voto del interior rural es importante y que los funcionarios son candidatos, se pide un leve cambio de rumbo.
Fuente: La Nación, Agrositio.