Una norma del BCRA impide que los exportadores puedan financiar a la mayor parte de los productores agrícolas
Las compañías agroindustriales vienen reclamando a las autoridades del Banco Central (BCRA) que actualice una norma que impide que las mismas puedan brindar préstamos comerciales a la mayor parte del universo de los empresarios agrícolas argentinos.
“Los productores no son sujetos elegibles de financiamiento bancario y todos queremos que inviertan en la siembra de trigo (2023/24), pero los exportadores tenemos vedada esa posibilidad porque el BCRA determina un límite anual de financiamiento de 5000 millones de pesos”, explicó Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, durante el evento Agrotendencias, el cual se realizó este martes, organizado por la Federación de Acopiadores, en la sede porteña de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Una norma cambiaria del BCRA especifica que las compañías categorizadas en la figura de “grandes empresas exploradoras” pueden destinar fondos propios a modo de financiamiento a terceros por la suma anual de hasta 5000 millones de pesos, una cifra que, si bien tiempo atrás podía ser importante, luce ridícula en la actualidad (equivale a unos 11 millones de dólares al tipo de cambio MEP).
Debido a que la mayor parte de los insumos agrícolas son productos doralizados –y en los últimos tiempos, debido a la escasez de divisas, a un tipo de cambio que muchas veces no es precisamente el oficial– las sumas habilitadas por el BCRA restringen la posibilidad de ofrecer préstamos comerciales, una práctica habitual en aquellas compañías que, además de comercializar productos agroindustriales, distribuyen agroinsumos.
Esa barrera financiera no es la única que deben afrontar los productores argentinos, dado que otra normativa del BCRA establece que aquellas empresas agrícolas que no hayan vendido más del 95% de la cosecha de soja deben abonar una tasa de interés mínima del 120% anual de la tasa de Política Monetaria del BCRA. Es decir: deben ser discriminadas, por orden del BCRA, en el mercado bancario.
“Muchas empresas del sector agroindustrial son además importadoras de fertilizantes y todos los días tenemos que estar rogando para poder conseguir las divisas (al tipo de cambio oficial) o solicitar permisos de descarga”, se quejó Idígoras.
El presidente de Ciara-CEC recordó que en 2023/24, tal como viene sucediendo en las últimas dos campañas, sigue vigente el requerimiento de incluir en el boleto de compraventa de trigo la leyenda “libre del evento HB4” o “libre de HB4” para cubrirse de eventuales reclamos derivados de filtraciones del trigo transgénico en la cadena comercial.
En la presente campaña los controles en ese sentido se “relajaron” porque el escaso volumen de trigo que se pudo exportar se destinó a Brasil, un país que habilitó el evento HB4. Sin embargo, si Argentina logra una buena producción de trigo en la próxima campaña, volvería a exportar a diferentes mercados que no tienen aún habilitado el evento transgénico, como es el caso de Perú, Ecuador, Chile, México, Marruecos, Sudáfrica y Vietnam, entre otros. “La empresa (por Bioceres) está haciendo un gran trabajo para habilitar el evento en nuevos países, pero al día de hoy muchos compradores nos informan que no quieren encontrar un solo grano de trigo transgénico en un embarque porque, si eso sucede, lo van a rechazar y luego hacerlo público”, comentó Idígoras.
Por último, el presidente de Ciara-CEC indicó que el próximo gobierno nacional debería eliminar cupos de exportación, fideicomisos aplicados al sector y regímenes cambiarios distorsivos (como el “dólar soja”) para comenzar a normalizar el mercado agrícola argentino.
Fuente: Bichos de Campo