LOS COMMODITIES AGRÍCOLAS VUELVEN AL RUEDO Y YA SON UNA APUESTA SEGURA.
La reactivación de la economía mundial impulsará fuertemente la demanda. Los analistas esperan un regreso a los precios del año pasado y fuertes movimientos especulativos.
¿Quo vadis commodities?, es la pregunta que se están haciendo los analistas especializados después de los últimos informes publicados durante la reciente Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, organizada en Roma por la FAO (el organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Según esta entidad, la recuperación de la economía mundial que se espera para el año próximo podría catapultar los precios de los commodities agrícolas (por un fuerte aumento de la demanda) hasta llevarlos a niveles récord en 2011. Y generar el riesgo de una nueva burbuja de precios en la que los inversores especulativos tendrían una participación estelar y, al mismo tiempo, importantes riesgos para el abastecimiento de alimentos en los países menos desarrollados, con potenciales conflictos sociales al final del recorrido.
A pesar de haber vivido un año relativamente tranquilo en materia de precios de materias primas, debido a la crisis financiera que redujo la demanda y espantó a los especuladores forzados a deshacer posiciones en todos los mercados, los especialistas vislumbran el regreso de estos jugadores a las bolsas de commodities.
El temor es volver a repetir el escenario de 2008, un año en el que se desató una crisis alimentaria con manifestaciones y conflictos sociales, debido al elevadísimo precio del crudo (el barril tocó el récord de u$s 147 en el mes de julio) y de los demás productos básicos, tanto energéticos como agrícolas. “La recuperación de la actividad económica nos llevará nuevamente al punto de partida”, alertó el director general de la FAO, Jacques Diouf. Su opinión es compartida por el argentino Ernesto Liboreiro, actual director del Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales: “Estimo que los precios de los productos agrícolas regresarán a los niveles del año pasado, de acuerdo con las proyecciones de la reactivación económica mundial para el año próximo”, afirmó el funcionario. Y puso especial énfasis en los precios de la soja y de los demás cereales. Liboreiro calculó que a mediados de 2011 se volvería a tocar un pico de precios en estos mercados.
Nadar en la abundancia
El pronóstico llamó más la atención de los analistas al encontrarse la economía mundial con significativos superávits en los stocks de materias primas agrícolas. En el trigo se alcanzarían los récords de hace una década, gracias al ingreso de países productores como Rusia, Ucrania y Kazajistán, de acuerdo con el último informe mensual del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. En ese país, precisamente, las cosechas de soja alcanzarán niveles récord (90 millones de toneladas), así como en Brasil y, probablemente, en la Argentina. Para el maíz, en tanto, los rindes esperados también alcanzarían niveles muy elevados, a pesar de que el retraso en las cosechas impulsó los precios recientemente.
Según datos publicados por la FAO, la producción mundial de cereales alcanzará las 2,2 billones de toneladas métricas en 2009, por encima de las previsiones publicadas a mediados de este año. Y los stocks globales se incrementarán hasta alcanzar los máximos de 2002.
“Una combinación de perspectivas interesantes en cuanto a la producción y la acumulación de los stocks relativamente elevados de la campaña anterior atenuarán las inquietudes respecto de la situación de la oferta global, por lo menos durante el año próximo”, alertó el organismo. Pero, como bien plantean los especialistas, el problema surgiría en 2011.
¿Una nueva crisis?
Para los analistas, los elementos que provocaron la disparada de los precios en 2008 se están reuniendo otra vez. Junto con la reactivación económica se está impulsando nuevamente la demanda mundial de alimentos, por lo que las cotizaciones de los commodities vuelven a tomar el ascensor hacia arriba. Y como sucede con las pirañas y la sangre, los especuladores ya comenzaron a “oler” que la rentabilidad podría volver a tocar niveles récord en poco tiempo. Justamente, se empiezan a ver incrementos en las posiciones compradoras de los fondos de inversión estadounidenses (esto se comprueba en las estadísticas semanales de la CFTC, el organismo encargado de controlar los mercados de futuros en EE.UU.), señal de que la volatilidad en los precios va a seguir en los próximos meses.
De acuerdo con el índice de commodities Reuters CRB (incluye petróleo y metales), los precios aumentaron más un 37% desde marzo de 2009, cuando comenzó la recuperación de los mercados financieros. Y otro indicador que se está tomando como referencia de la suba de precios es el dólar australiano, muy correlacionado con las materias primas (energéticas, minerales y agrícolas), por el perfil productor del país. Desde enero de 2009, el dólar australiano se apreció un 23% con respecto al dólar estadounidense. En ese sentido, también el arroz puede servir de medida de lo que podría suceder en los próximos meses para el resto de los productos básicos. Recientemente, el precio de la tonelada de arroz pasó de valer u$s 420 a u$s 470, una suba de u$s 50 en tan sólo 10 días. La razón de este salto se debe a la sequía que afecta a la India, país productor que está comenzando a importar arroz, pero principalmente a la compra que está realizando el gobierno filipino para asegurarse en el mercado de futuros una entrega de 600.000 toneladas (la más grande realizada por el país) entre febrero y mayo de 2010, para evitar la suba de precios prevista para los próximos meses. Estas compras se encaran para garantizar los stocks de seguridad que eviten conflictos sociales futuros. Pero como en la teoría de las profecías autocumplidas, probablemente el remedio sea peor que la enfermedad: la suba en los precios que genera estas compras podría terminar provocando los problemas sociales que se quiere evitar. Una señal de que el mercado de commodities agrícolas se prepara para vivir períodos turbulentos en los próximos dos años.
Fuente: Martín Burbridge, El Cronista Comercial; FyO.