Cuál es la relación entre el balance de nutrientes y el régimen de tenencia de la tierra. La respuesta te sorprenderá
Una investigación realizada en base a la base de datos agrícolas de la red CREA (DAT CREA) determinó que los mayores desbalances de nitrógeno y fósforo en cultivos de soja de primera y maíz se registran en los mejores ambientes productivos.
El trabajo, publicado en Agricultural Systems, analizó un total de 52.588 lotes entre los años 2017 a 2022, que en conjunto representan un área de 3,79 millones de hectáreas localizadas en quince regiones agrícolas CREA.
El estudio evaluó la interrelación de la fertilización y el balance de nutrientes (nitrógeno, fósforo y azufre) en función de diferentes variables de interés, tales como el régimen de tenencia de la tierra (campo propio o arrendado), potencial ambiental, antecesor y rendimiento logrado.
En los lotes de maíz, tal como era esperable, los datos mostraron una correlación entre el nivel de fertilización respecto del potencial ambiental del lote. Sin embargo, los mayores desbalances de nitrógeno y fósforo (diferencia entre los aportes y las extracciones de nutrientes) se observaron en los lotes de elevado potencial sin mayores diferencias si los mismos fueron gestionados por propietarios o arrendatarios. En tanto, el balance de azufre fue siempre positivo. Una tendencia similar se observó al analizar los lotes de soja.
Del total de lotes analizados, el 41% eran administrados por arrendatarios, mientras que el 59% restante correspondió a propietarios.
Los lotes de alto potencial que integran la muestra evaluada fueron administrados principalmente por propietarios, mientras que los campos de mediano potencial fueron gestionados con mayor frecuencia por arrendatarios; en tanto, aquellos de bajo potencial se distribuyeron equitativamente entre ambas categorías.
“Contrariamente a nuestra predicción, los campos de alto potencial exhibieron entre un 25% y un 146% más de exportaciones netas de nutrientes que los campos de bajo potencial”, señala el artículo elaborado por Yamila Leguizamón, Matías G. Goldenberg, Lucas A. Garibaldi (Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural de la Universidad Nacional de Río Negro/CONICET), Esteban Jobbágy (Grupo de Estudios Ambientales del Instituto de Matemática Aplicada San Luis/CONICET) y Ralf Seppelt (UFZ-Helmholtz Centre for Environment Research, Department of Computational Landscape Ecology, Leipzig, Alemania).
“En cuanto al régimen de tenencia de la tierra, el único nutriente afectado fue el fósforo, tanto en el cultivo de maíz como en el de soja, aunque la magnitud del efecto de esa variable fue pequeña en comparación con el efecto del potencial presente en el ambiente”, añade.
El estudio indica que los lotes gestionados por arrendatarios tuvieron en el balance de nutrientes entre un 6,5% y un 37% más de exportaciones netas de fósforo en comparación con aquellos manejados por propietarios. Además, la mayor brecha de fertilización con fósforo entre propietarios e inquilinos se observó en lotes de alto potencial para ambos cultivos.
“A diferencia de Argentina, otros países exportadores de granos, como Brasil, presentan balances positivos de nitrógeno y fósforo. La fijación biológica de nitrógeno en los campos de Brasil es aproximadamente el 80% del nitrógeno requerido por los cultivos de soja, mientras que en Argentina esa proporción es del 60%”, señala el artículo.
“Sin embargo, los suelos brasileños son deficientes en fósforo, lo que requiere la aplicación de fertilizantes, mientras que los agricultores argentinos pueden depender de las reservas naturales y agotar los suelos durante períodos más prolongados sin impactos significativos en el rendimiento”, agrega.
El estudio, por otra parte, advierte que las correlaciones obtenidas de DAT CREA podrían ser más profundas en el resto del universo agrícola argentino, dado que los integrantes de la red CREA se encuentran por encima de la media en varios factores clave del negocio.
Fuente: Valor Soja