Es una marca registrada. Con críticas, se presentó un ambicioso programa para que el país sea una potencia ganadera
Referentes de la Mesa de Carnes lanzaron en el Congreso una serie de lineamientos, con la colaboración de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), para producir y exportar más.
En un clima de fuertes cuestionamientos a las políticas del Gobierno, la Mesa de Carnes, una organización compuesta por diversas instituciones relacionadas con la producción de carne de vaca, cerdo y pollo, presentó en la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados de la Nación su propuesta “Lineamientos Estratégicos para la Cadena Bovina”.
Esta propuesta, como había informado este medio, busca establecer una visión compartida para la industria en la Argentina, con el objetivo de coordinar esfuerzos que permitan revitalizar y modernizar la cadena, con impactos positivos para el país. Estos lineamientos, impulsados por la Mesa de Carnes, fueron elaborados por el equipo técnico de FADA y cuenta con el respaldo de 25 organizaciones que representan los principales eslabones del sector.
Según el documento, para 2032 la Argentina podría incrementar la producción de carne vacuna en 1 millón de toneladas extra, agregar US$4340 millones en las exportaciones de este producto, para alcanzar US$8582 millones, generar 114.000 puestos de trabajo adicionales y lograr un aumento en la actividad económica de más de 5505 millones de dólares, a US$26.444 millones.
“La carne argentina es una marca registrada, es un emblema como el Malbec, el fútbol, Messi, y nosotros tenemos que apuntar a producir más y exportar más”, dijo Ricardo Buryaile, diputado nacional y presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara baja, que pidió “levantar” las restricciones.
El diputado enunumeró una serie de cuestiones que impactan negativamente en la Argentina e hizo hincapié en la necesidad de trabajar en estrecha colaboración con las provincias, involucrando a los gobernadores y los intendentes en la toma de decisiones. “Vivimos en un país federal, entonces hay que respetar las leyes, pero hay que acordar cuáles son las reglas de juego”, señaló.
Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa de Carnes, aclaró que el documento “no pretende ser un plan, sino que es una enumeración de puntos a resolver” para lograr mayor eficiencia. Explicó que para cada eslabón de la cadena todos son importantes. A modo de ejemplo, del lado de la producción eliminar el impuesto a las ganancias por tenencia, y del lado de la industria, tasas, retenciones, modificación de tipo de cambio.
Señaló que el crecimiento demográfico argentino superó el aumento del rodeo. “Si no encontramos la salida del crecimiento y le damos valor agregado a nuestra producción, la ganadería vacuna dejará de ser la producción emblemática que fue para la Argentina toda la vida y lo que representa para los argentinos el poder comer carne vacuna de calidad”, apuntó Chiesa.
En ese sentido, Buryaile explicó que, en las últimas cinco décadas, mientras Brasil aumentó su población de ganado bovino cuatro veces, de 50 millones de cabezas a los actuales 200 millones, la Argentina ha experimentado una disminución.
Bernardo Cané, de CREA, subrayó que, a diferencia de la Argentina, en Brasil el sector agropecuario ha consolidado su poder: “En este sector conviven tanto bolsonaristas como lulistas, quienes, cuando se reúnen, forman una comisión agro que opera de manera horizontal y transversal. En contraste, nosotros hemos estado atrapados en el individualismo y el egoísmo, aspectos que debemos dejar de lado”.
“El gran problema que tenemos nosotros es que Brasil ha puesto la bandera por encima de todo y nosotros ponemos ideología por encima de todo”, sostuvo Gustavo Hein, del Bloque Pro de Entre Ríos.
Entre las políticas que no impulsan al sector se habló de las retenciones, entre otras. David Miazzo, economista jefe de FADA, explicó que el año pasado el sector resignó 343 millones de dólares debido a las intervenciones en el mercado, las cuotificaciones y las restricciones a las exportaciones.
“Ese tipo de restricciones no tienen absolutamente ningún sentido, ni ningún efecto en el precio al consumidor”, apuntó Javier Peralta, secretario de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales de Argentina (Fifra).
Miazzo resaltó que en lugar de imponer cuotas o intervenir el mercado “lo mejor que se puede hacer es incentivar la producción para que haya más ofertas de carne que es lo único que va a garantizar en el largo plazo que los precios sean bajos”. Recordó que el 27% de lo que el consumidor paga por un kilo de carne son impuestos que se acumulan a lo largo de la cadena.
Silvina Campos Carlés, de Coninagro, agregó que es importante, además de aumentar la oferta, que esta sea estable. Dijo: “Que no tenga vaivenes de crisis abruptas como ocurrió este año por la sequía y los cambios en los precios de los granos”.
“Hay mucho por hacer, es muy lento crecer en términos de eficiencia, como plantea el plan, pero es posible”, afirmó Juan Eiras, director de la Cámara Argentina de Feedlot. “La Argentina tiene un montón de vacas no productivas y un peso de faena muy bajo, entonces el salto está ahí. Hay cosas más lentas, como aumentar la cría, y otras más rápidas, como el peso de faena. Pero para mí, como productor, convencerse de que voy a hacer un novillo más pesado para producir más carne para todos y para la exportación, tengo que tener la idea y la claridad de que no van a pasar las cosas que en las últimas décadas han sucedido”, agregó.
Fuente: Diario La Nación