Cae la competitividad de la exportación de carne vacuna mientras el gobierno le niega al sector un dólar carne más alto
A pesar del incremento en los embarques de carne vacuna al exterior, la rentabilidad del negocio está cada vez más ajustada. “Hoy es muy difícil integrar la exportación de un novillo y también la de una res de vaca”, dijo el consultor y operador ganadero Germán Manzano.
En este sentido, el especialista destacó que “China está pagando 30% menos que el precio promedio de los últimos años, y muchísimo menos que en los picos de precios. Con esta inflación y el tipo de cambio que rige para las exportaciones la cuestión se complica”, agregó.
China pide carne, pero no está dispuesta a pagar más y eso lo puede hacer porque Brasil vez le vende volúmenes cada vez mayores. También Argentina le exportó más, consecuencia de la fuerte liquidación de los últimos meses. En efecto, en los 8 primeros meses del año los embarques de carne crecieron 7%, pero la facturación cayó 20%.
El ingreso es menor pero los costos son más altos. Manzano indicó que las plantas frigoríficas deben contratar la electricidad necesaria para operar durante todo un año y que las paritarias se ajustan en función de la inflación.
Mientras tanto el valor del dólar con el que se liquidan las exportaciones viene atrasado respecto de los que rigen en la economía argentina. Es decir, el dólar “real”, los legales a los que se accede en el mercado financiero o el blue.
Esto significa que por cada dólar que se exporta y que se liquida al oficial, se le deben descontar los derechos de exportación, cuyo dinero la empresa adelantó al Estado por lo que el “dólar carne” es de 318 pesos.
“Para compensar ese atraso y la inflación de los costos la industria, se necesitaría que China pague al menos 5.000 dólares la tonelada de carne, pero a duras penas se llega a los 4.000/4.200 dólares por los sets de cortes de vacas”. Por la tonelada de garrón y brazuelo se paga sólo 200 dólares más
Al mismo tiempo con ese ingreso los frigoríficos deben hacer frente a la compra de materia prima, que termina resultando la más cara del cono sur.
Por eso los exportadores hicieron gestiones ante el Gobierno Nacional para que les aprueben un “dólar carne”, como se hizo con la soja. La decisión en un momento estuvo al salir, pero finalmente no pasó nada, como pasa hasta ahora con la lechería.
Sin dudas contar con un dólar más competitivo compensaría en gran parte la caída en los precios y la suba de costos internos al tiempo que ayudaría a pagar mejor la hacienda y hasta incluso poder subsidiar los cortes del animal que no se exportan y terminan en el consumo interno.
El gobierno negoció eso con los exportadores de granos, que son los grandes aportantes de divisas, pero no se muestra tan interesando en lo que puedan hacer las demás actividades a las que sigue castigando con su política monetaria.
Fuente: Bichos de Campo