Gracias a la devaluación, la presión fiscal sobre el sector agrícola pampeano se redujo a 59%, el nivel más bajo en diez años

En septiembre de 2023, como cada trimestre desde hace años, la Fundación FADA analizó la presión fiscal sobre la renta agrícola de una hectárea agrícola promedio en la región pampeana. En aquel momento, con Alberto Fernández en el gobierno y Sergio Massa de ministro candidato, los impuestos nacionales, provinciales y municipales se llevaban el 76,10% de la renta.

Gracias a la devaluación, la presión fiscal sobre el sector agrícola pampeano se redujo a 59%, el nivel más bajo en diez años

Las retenciones estaban a la cabeza, pero sobe todo pesaba en los números agrícolas el visible atraso cambiario.

Este jueves, FADA volvió a emitir los resultados del mismo estudio con números actualizados, ya con Javier Milei como presidente y luego de una feroz corrección cambiaria de más del 100%, que casi eliminó la brecha cambiaria. Las retenciones no se han movido todavía , aunque la intención del gobierno es retocarlas a la suba. ¿Cuál fue el resultado? Que solo 59% de la renta en el campo se va en impuestos. Hay una caída enorme, de 17 puntos porcentuales, en la presión fiscal sobre el sector.

¿Cómo puede ser que haya sucedido algo así? “El índice muestra una caída de 17 puntos porcentuales respecto a la medición anterior de septiembre, que se explica principalmente por el aumento en los rindes, no tanto en las medidas anunciadas por el gobierno”, aclaró Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.

De todos modos, David Miazzo, el economista jefe de FADA aclaró que “de las medidas adoptadas por el nuevo gobierno, hay tres que pueden tener efecto sobre esta medición: devaluación, desdoblamiento cambiario y apertura de importaciones. A eso se suma el reciente envío al congreso de la ley ómnibus que contiene subas en los derechos de exportación”.

En ese sentido, FADA explicó que “e tipo de cambio oficial fue el principal cambio en el nuevo esquema económico, marcando un tipo de cambio real mayor y eliminando el profundo atraso cambiario que se generó en los últimos dos años”.

Este reacomodamiento del dólar pesa bastante en las ecuaciones de los productores de granos, puesto que un 58% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 42% están pesificados. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, en el caso de los arrendatarios, los dolarizados pasan a representar el 72%.

En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 62% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 38%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 69%.

En este contexto, la explicación de los rendimientos, que prometen mejorar sustancialmente luego de la gran sequía de 2022/23, no es suficiente para explicar semejante descenso de la presión fiscal.

En la medición de septiembre, mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional era de 76,1%, la porción para el Estado de la renta de la soja era del 86,8%, en maíz 63,4%, en trigo 75,0% y en girasol 55,7%. Ahora el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 59%, y la participación del Estado en soja es del 64,8%, en maíz 49,6%, en trigo 60,7% y en girasol 45,8%.

Los números de rentabilidad sobre los cuales luego se descuentan los impuestos (para calcular la presión fiscal), obviamente muestran una mejoría notable para los productores agrícolas por el impacto notable de la devaluación (en pesos, los ingresos crecen casi al doble). Esto provoca que se diluya el peso de los impuestos (la mayoría de los cuales todavía no ha subido) en la fotografía de diciembre.

Como sea, ahora de cada 100 pesos de renta que deja una hectárea agrícola, solo 59 pesos quedan en poder del Estado, explicaron desde FADA. Nunca antes la presión fiscal fue tan baja como ahora desde que se hace este ejercicio económico. La Fundación formada por productores de Río Cuarto comenzó a hacerlo hace diez años. En diciembre de 2013, en los albores de este índice, la presión fiscal era de 73,6%.

En el informe explicativo se concede que “una suba del tipo de cambio oficial mejora el poder de compra de los granos respecto a costos en pesos, como fletes y labores, que se abaratan si los vemos en dólares”. También claro sobre los impuestos. Pero además se advirtió que esta fotografía puede cambiar para peor porque “en los próximos meses se irán encareciendo (esos costos pesificados), lo que puede impactar en una suba del índice en próximas mediciones”.

FADA también aclaró que en la conformación de los nuevos márgenes agrícolas no todas son rosas, porque “el desdoblamiento cambiario genera un tipo de cambio mayor para los insumos importados respecto al dólar exportador”.

Por un lado, el dólar importador tendrá su efecto en inflar los precios de los insumos importados ya que quien traiga productos deberá pagar un tipo de cambio de 947 pesos por cada dólar importado, y en la práctica al productor se lo cotiza a un dólar oficial de 807 pesos, por lo que esa diferencia está contenida en el precio en dólares de los insumos. “Es decir los precios de los insumos se inflan para compensar la diferencia”, se explicó.

A esa salvedad, hay que agregar el nuevo impacto de la suba de las retenciones, al 33% para todo el complejo sojero y al 15% para el resto de los granos, que achatará el dólar que recibe el productor más cerca de los 700 pesos por dólar.

Lo dice FADA de otro modo: “En cuanto a la suba de DEX anunciada y enviada recientemente al Congreso, hicimos un ejercicio para estimar el impacto y descubrimos que el Índice FADA no tendría una suba sustancial, pasaría de 59% a 60,4%, ya que el grano que mayor impacto tiene es soja y queda sin modificaciones. En el caso de maíz y trigo subiría 3 puntos porcentuales y 13 el girasol”, explicó Natalia Ariño, Economista de FADA.

Aunque ha bajado la presión fiscal de modo visible, al  menos por ahora, la tajada del león se la sigue llevando el gobierno federal. “Los impuestos nacionales no coparticipables representan el 64,9% del total de impuestos que afronta una hectárea agrícola en Argentina”, precisó FADA. Otro 32,2% son impuestos coporaticipables. Los impuestos provinciales representan el 2,7% del total y los municipales apenas 0,2% .

Fuente: FADA 

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