La libertad nos devuelve el protagonismo. Qué se viene para la ganadería en 2024
Los criadores inician 2024 con un cambio significativo de reglas de juego. Hay dos aspectos centrales que configuran el punto de partida del nuevo año: un escenario climático mucho más favorable y un marco institucional diametralmente opuesto al del gobierno anterior.
El pasto empoderará a los criadores, con nuevos ánimos tras la eliminación de las intervenciones oficiales en el mercado
Los criadores inician 2024 con un cambio significativo de reglas de juego. Hay dos aspectos centrales que configuran el punto de partida del nuevo año: un escenario climático mucho más favorable y un marco institucional diametralmente opuesto al del gobierno anterior. A partir de aquí es necesario hacer revisión de daños y planificar lo que pueden ser los próximos años en función de las señales que hoy tenemos disponibles.
El año 2023 estuvo teñido por una seca muy intensa que afectó severamente a todos los planteos pastoriles. La fábrica de terneros a cielo abierto vio mermada su producción e impactada su economía. La Niña quedó atrás pero no sus consecuencias. La primavera seca de 2022 impactó fuerte en los índices de preñez, por lo que se estima que la zafra 2024 presentará una merma de entre 1 millón y 1,2 millones de terneros. A nivel país puede ser un número que no cambie drásticamente las cotizaciones de la invernada, pero a nivel establecimiento seguramente representará una caída fuerte de ingresos en las zonas más afectadas.
Es decir, 2023 fue un mal año en términos económicos para los ganaderos; se vendieron terneros anticipadamente, con urgencia, y consecuentemente, con mal precio. Comparando zafras, entre mayo 2023 versus mayo 2022, el ternero de 160-180kilos registró una suba del 27% versus una inflación del 114%.
El criador que tiene su ingreso concentrado en una parte del año (abril-junio) llega a la próxima zafra con el tanque en reserva. Si bien hoy los márgenes instantáneos son muy buenos gracias a la suba del ternero, desde aquí y hasta el destete quedan por delante meses de alta inflación que irán deteriorando el ingreso del productor.
La película no termina con los terneros. Bajo condiciones de extrema sequía en 2023 se faenaron hasta noviembre 550.000 vacas más respecto de 2022; la tasa de extracción (faena/stock) se ubicó en torno al 13%, superior al 10% considerado de equilibrio. Si se suman las condiciones corporales subóptimas de las vacas disponibles para lograr altos porcentajes de preñez, se puede avizorar un 2025 con reiteración de mermas en la producción de terneros.
Bajo condiciones de extrema sequía en 2023 se faenaron hasta noviembre 550.000 vacas más respecto de 2022; la tasa de extracción (faena/stock) se ubicó en torno al 13%, superior al 10% considerado de equilibrio
A nivel inversiones, las adversidades climáticas y las limitaciones presupuestarias dejaron pasar grandes oportunidades para invertir en mejoras forrajeras y en reproductores de genética superior. Fue el año del “quiero pero no puedo”.
El Niño
Mirando al frente cambia el panorama. La llegada de El Niño y la promesa de un verano llovedor son combustibles potentes para las expectativas del productor. El pasto será una herramienta clave que lo empoderará. De la fase de liquidación climática 2023 pasaremos a una fase de mayor retención. La zafra 2024 será gradual en las empresas que tengan espalda económica y pasto; se venderá en la medida que se vaya acabando el forraje o por necesidades económicas/financieras.
Entre los compradores hará su reaparición el recriador pastoril sumando una mano más en la puja por los terneros. En conclusión, dentro del juego de oferta y demanda, habrá más poder de retención por un lado y mayor tracción de compra por otro.
Rienda suelta
El segundo aspecto por considerar es aún de mayor impacto estructural. Tiene que ver con el cambio de gobierno y las nuevas reglas de juego que propone para la ganadería. La liberación del mercado ganadero presupone la eliminación de toda intervención sobre la comercialización de ganados y carnes. Desde el mercado de Cañuelas hasta la exportación. Si bien quedan algunos detalles pendientes, como la eliminación de derechos de exportación, la intención del Ejecutivo actual es de darle rienda suelta a la ganadería.
Un tipo de cambio competitivo, junto con una política comercial activa, potenciará a toda la cadena; en principio, la tracción será vía precio, pero luego irá avanzando de a poco hacia una coordinación guiada por la calidad. El shock de expectativas positivas para los negocios ganaderos es una de las claves que fortalecerá a los productores de terneros, tanto de cría como de recría. En función de lo analizado, el productor tiene al menos cinco disparadores para planificar los próximos cuatro años.
- Como punto de partida, mejora climática y menor oferta de terneros por dos años. Cada kilogramo logrado valdrá. Ante un horizonte de previsibilidad se abren oportunidades para inversiones en forrajes y en genética. Habrá que considerar la posibilidad de correr el techo productivo de cada empresa y sumar más kilogramos por ternero vendido.
- La recría es una de las actividades que hoy presenta mayor potencial debido a la necesidad de abastecimiento que habrá para terneros desarrollados por parte de la industria y de los feedlots exportadores.
- Otro negocio con buen potencial se plantea en la recría de hembras para venta como madres. Si acompaña el clima y con un ternero firme, la máquina de hacer terneros será demandada.
- El tipo de cambio competitivo tracciona las exportaciones, pero también dispara los costos de los insumos. En este aspecto, la cría se defenderá muy bien debido al bajo impacto de los insumos dolarizados sobre la estructura de costos.
- Si bien las expectativas de precios nominales son muy buenas, también son muy elevadas las estimaciones de inflación para el primer semestre 2024. De cumplirse el actual plan de estabilización económica, la próxima zafra será la más inflacionaria de los próximos cuatro años. La visión de largo plazo exige asumir como posible que en lo inmediato no veremos los resultados esperados.
Definitivamente, la libertad nos devuelve el protagonismo, pero este protagonismo también nos exige la responsabilidad de ser mejores. Cada empresario debe mirar hacia adentro y hacia afuera. Hacia adentro debe determinar cuáles son los puntos de mejora: si están en lo productivo, en lo económico/financiero, en lo comercial o en los equipos de trabajo.
Hacia afuera debe entender muy bien el sistema en el que estamos inmersos y cuáles pueden ser sus aliados claves. Dentro de un contexto institucional que apunta a brindar mayor previsibilidad, las capitalizaciones, las hotelerías, los canjes, los contratos futuros, son algunas de las posibilidades que van a permitir escalar dentro de la cadena ganando flexibilidad y estabilidad para los negocios.
Lo más importante es entender hacia dónde se quiere ir y alinearse en ese sentido. En una actividad de largos plazos, los resultados se construyen con una mirada puesta en el futuro, pero con el accionar en el presente.
Fuente: Diario La Nación