El maní recupera hectáreas: estiman un aumento del 8,3% en la siembra
Desde la Cámara Argentina del Maní calculan que se implantaron 405.000 hectáreas. También defendieron que se los considere economía regional y aseguraron: “La sustentabilidad es siempre un tema de agenda”.
En línea con las mejores proyecciones productivas que ha generado la presencia del fenómeno El Niño y las lluvias que abundaron en el inicio de la campaña gruesa, el maní se entusiasma con la posibilidad de un buen año.
Tal conclusión se desprende de un informe que dio a conocer la Cámara Argentina del Maní (CAM) y en el que proyecta la siembra de este cultivo que se implanta en su gran mayoría en el sur de Córdoba, pero que también ha extendido su frontera hacia San Luis, La Pampa y el noroeste de Buenos Aires, entre otras zonas.
De acuerdo con la estimación de la CAM, en el ciclo presente se sembraron unas 405.000 hectáreas, lo que implica un crecimiento del 8,3% en comparación con las 373.795 hectáreas de la temporada anterior.
De todos modos, no alcanzaría para recuperar la superficie de las campañas 2020/21 y 2021/22, que rondaron las 412.000 hectáreas.
EL MANÍ, UNA ECONOMÍA REGIONAL
Estos datos compartidos por la industria manisera formaron parte de un documento que utilizó la Cámara para defender su condición de economía regional, en medio de los debates y polémicas que se despertaron en relación al posible aumento de retenciones.
El maní inicialmente iba a estar incluido dentro de los sectores que pasarían a tributar un 15% de alícuota de derecho de exportación, lo que valió duras quejas del sector y el fuerte apoyo del Gobierno cordobés.
Pero luego, antes de que el Gobierno retirara de la “Ley Ómnibus” el incremento de las retenciones, se había decidido finalmente excluir al maní, lo que despertó el reclamo de productores primarios –sobre todo en las redes–, porque consideraron que es competencia desleal: el maní compite por campos con la soja o el maíz, y las empresas maniseras suelen pagar alquileres mucho más caros para poder quedarse con los mismos.
Así, hay productores y dirigentes que interpretan que si este cultivo ya se siembra en más de una provincia y además compite con los principales cultivos extensivos, no debería tener un tratamiento especial.
El comunicado de la CAM, de alguna manera, vino a dar respuesta a esta visión, señalando algunos datos por los que considera que es correcto que siga siendo considerada una economía regional.
EXPORTACIONES, EMPLEO Y DESARROLLO DEL MANÍ
“La cadena del maní es una actividad muy trascendente en Argentina, ya que el país es el primer exportador global y resulta estratégica al tratarse de una producción de un alimento que forma parte de las denominadas economías regionales”, señala el texto difundido por la Cámara.
Y si bien reconoce que el cultivo ya abarca a varias provincias, recuerda que es la principal fuente de desarrollo del centro-suroeste de Córdoba: allí se concentra alrededor del 75% de la siembra y más del 90% de la industrialización de este grano.
“Otro dato destacable al momento de evaluar una economía regional es la generación de puestos de trabajo y los últimos informes hacen referencia a casi 12.000 trabajadores vinculados, un 65 por ciento como empleo directo y el 35 restante en forma indirecta”, añade el estudio.
LA SUSTENTABILIDAD DEL MANÍ
Por otro lado, otra de las acusaciones que pesan contra el maní es que es un cultivo que destruye los suelos, por sus características de que inevitablemente necesita primero ser “arrancado” –el grano crece debajo de la tierra– y recién después, cuando queda “al aire”, cosechado. Esto supone riesgos de erosión eólica.
Desde la CAM, sin hacer referencia específica a estas opiniones, salieron también a defender la sustentabilidad de la cadena.
“Un valor agregado que se destaca a nivel mundial es que el maní argentino garantiza la calidad de su industrialización a través de la implementación y certificación de normas como las Buenas Prácticas Agrícolas del Cultivo de Maní y las Buenas Prácticas de Manufactura, además de otras internacionales que generalmente son auditadas por entes bajo requerimientos de las empresas Europeas”, afirma.
Y agrega: “Un monitoreo a través de diversos convenios con instituciones de investigación y la Fundación Maní Argentino permite el seguimiento anual de la producción manisera argentina, determinando la calidad nutricional del maní como alimento, así como su composición química y nutricional. Al mismo tiempo, se certifica la inocuidad del producto mediante la determinación de la ausencia de residuos de pesticidas y metales pesados”.
La Cámara también afirma que “se propone como desafío constante la sustentabilidad ambiental, que se traduce en la implementación de buenas prácticas agrícolas, a través del uso responsable de los recursos naturales del entorno como el suelo y el agua”.
Allí hace referencia a las críticas por los modos productivos: “Esto es posible gracias a la conciencia del sector que incorpora la rotación de cultivos, incluyendo los de coberturas después de la cosecha de maní”.
Para la CAM, una muestra de esto es la medición de la huella de carbono de la actividad manisera “que permite tomar decisiones conscientes y responsables en búsqueda de la implementación de una economía circular”.
En tal sentido se inscribe el uso de la cáscara de maní para la generación de energía eléctrica renovable, como “claro ejemplo de que el sector manisero supo reutilizar el residuo cáscara de maní como materia prima para un nuevo proceso de producción de energía 100% limpia”.
“La mirada manisera hace foco en la importancia de ser responsables con el entorno y la sustentabilidad es siempre un tema de agenda”, cierra el comunicado.
Fuente: Infocampo