Qué le pasa al mercado chino que no termina de despertar
Las ventas tanto en el segmento de restauración como del consumo local no estarían cumpliendo las expectativas, algo que acrecienta las dudas respecto de la recuperación de la economía local.
El Año Nuevo Lunar o Fiesta de la Primavera es una de las festividades más importantes en la cultura china que, además de representar el inicio de un nuevo ciclo, coincide con su período anual de vacaciones.
En rigor, el Festival de la Primavera se extiende por un lapso de 40 días en torno a los feriados por el Año Nuevo Lunar, que en este 2024 ocurrieron entre el 10 y el 17 de febrero. Este período es conocido como chunyun y genera la mayor migración anual del mundo, dado que cientos de millones de personas vuelven a su localidad de origen precisamente para reunirse con sus familias y celebrar el Año Nuevo.
Este año, el chunyun se inició el 26 de enero y finalizará el próximo 5 de marzo. Para los ojos del mundo occidental, se trata de un período clave para testear el nivel gasto que están dispuestos a destinar los chinos durante estas festividades.
En este sentido, un indicador clave que suele seguirse son los datos de venta de pasajes, en los diversos medios de transporte. Según cifras publicados ayer domingo por el Ministerio de Cultura y Turismo del país, China registró 474 millones de viajes turísticos nacionales durante el feriado de ocho días con motivo de la Fiesta de la Primavera que finalizó el sábado, lo que supone un aumento del 34,3% respecto de lo registrado en igual período del año pasado.
De acuerdo a las cifras dadas a conocer por el ministerio, los turistas gastaron cerca de 632.700 millones de yuanes (89.070 millones de dólares) en sus viajes de vacaciones domésticos, lo que implica un incremento del 47,3% interanual.
De igual modo, las proyecciones para los 40 días que comprende el ?chunyun' de este año se ubican en torno a los 1.800 millones de viajes comerciales -sin incluir viajes en vehículos privados- contra un registro oficial de 1.595 millones de viajes durante igual período de 2023, primer año sin restricciones para movilizarse luego de tres años de estrictos controles a causa de la pandemia del Covid.
Aun así, más allá de los datos que revelan las cifras oficiales de transporte comienzan a difundirse indicadores poco alentadores del consumo durante este Año Nuevo, tradicionalmente la temporada de compras más importante del país.
Analistas y compradores aseguran que este año, los consumidores chinos -especialmente los jóvenes- están reevaluando sus hábitos de consumo, centrándose más en lo estrictamente necesario.
Las ventas tanto en el segmento de restauración como del consumo local no estarían cumpliendo las expectativas, algo que acrecienta las dudas respecto de la recuperación de la economía china.
Sucede que, a causa de los duros controles impuestos durante la pandemia, la economía china ingresó en una fase de desaceleración de la cual no está pudiendo salir al ritmo de lo esperado. Es por ello que el mercado está mirando muy atentamente el desarrollo de este inicio de año. Se cree que, si el año no comienza bien y los consumidores no gastan suficiente dinero durante estas festividades, la economía China seguirá en deflación por mucho mas tiempo.
La deflación es un fenómeno que se produce cuando la oferta en el mercado es mayor a la demanda, debido a que los consumidores no tienen dinero suficiente para comprar, provocando así la consecuente caída general de los precios. Esto es lo que viene sucediendo en China desde la postpandemia. El IPC (Índice de Precios al Consumidor) lleva tres meses consecutivos de caída, cerrando el 2023 en un acumulado del 0,2% anual.
Si bien en términos de crecimiento económico, el 5,2% logrado el año pasado cumplió con el objetivo del gobierno, para 2024 las proyecciones ya no son las mismas. El Fondo Monetario Internacional pronostica que el crecimiento económico de China se desacelerará al 4,6% este año, disminuyendo aún más en el mediano plazo.
En materia de consumo de carnes, los datos del Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA) muestran cerca de 2 puntos de caída para este año, marcando el primer retroceso tras la crisis de la Peste Porcina. No obstante, es interesante observar que, aun con caídas esperadas en consumo de carne de cerdo y pollo en torno al 2,5% respecto al año anterior, el consumo de carne vacuna sigue mostrando una tendencia positiva. Según proyecta el USDA, el consumo de carne vacuna este año experimentaría un incremento del 1,6% anual que lo sitúa en torno a los 11,23 millones de toneladas, de las cuales 3,55 millones (32%) provendrían de mercados externos. Si bien el dato resulta apenas ligeramente inferior (-0,7%) al estimado por el organismo para 2023, representa el primer retroceso anual para este mercado.
De acuerdo a los datos de la aduana china, las importaciones de carne vacuna durante el año pasado totalizaron 2,73 millones de toneladas, 1,8% más que el récord alcanzado en 2022.
Sin embargo, el valor medio de compra por tonelada se desplomó en más de 20%, al pasar de un promedio de USD 6.600 por tonelada registrado en 2022 a USD 5.200 el último año.
De nuestro país, China llevó en 2023 el 78,5% del total exportado a un valor promedio 32% inferior que el año previo. En 2023, el precio promedio por tonelada embarcada a China resultó en USD 3.120 contra un promedio de USD 4.630 en 2022.
En relación al resto de los mercados abastecidos por Argentina, China pagó un 58% menos. Esto es, excluyendo este destino, el valor promedio de las exportaciones de carne vacuna argentina alcanzaron en 2023 los USD 7.530 por tonelada, lo que representa una caída más moderada del 10% contra los USD 8.400 obtenidos en 2022.
Sin duda China es el principal destino de nuestras exportaciones de carne el cual, a su vez, por tipo y calidad de producto, representa un complemento perfecto para la integración con el resto de los destinos que abastece Argentina. No obstante, su elevada participación no deja de generar un alto grado de exposición comercial para la industria local, en especial en contextos como los actuales, con una economía con serios riesgos de ingresar en un proceso de recesión.
Por tanto, el desafío en adelante no solo pasa por aumentar la participación en otros mercados que reporten un mayor valor marginal por cada punto de crecimiento en nuestras exportaciones sino también, por acompañar el desarrollo del mercado chino con la introducción de cortes de mayor valor comercial, atenuando así la elevada dependencia del consumo masivo.
Gasto promedio destinado al consumo mensual de carnes, calculado en base a los precios promedio minoristas relevados por el IPCVA, llevados a valores de diciembre de 2023.
Sucede que, a pesar del fuerte aumento de precios registrado durante el último año en los tres tipos de carne, en términos reales, los precios en general siguen estando más baratos que hace tres años.
En particular, la carne vacuna, que es la que mayor incidencia tiene en nivel de gasto general al representar el 65% del presupuesto total de compra, en promedio se encuentra un 11% más barata que lo que costaba en 2021, llevado a moneda actual.
Claro está que, durante el último año, la abundante oferta de carne que se dio en un contexto de elevada salida de hacienda producto de la sequía y un consumo, tanto interno como externo, sumamente debilitado, contribuyó a mantener los valores de la carne vacuna relativamente estabilizados.
En adelante, es probable que esta relativa contención de los valores tienda a relajarse a medida comience a percibirse la menor cantidad de hacienda que llegaría a faena en los próximos meses. Será entonces momento de testear verdaderamente cuán inelástico resulta el consumo de carne vacuna, ante un aumento real y sostenido de precios.
Fuente: Agritotal