Supervisa 40.000 vacas un veterinario logró producir mucha carne con el pasto como protagonista y explica el mayor secreto
En el sudoeste de Buenos Aires, el veterinario Jerónimo Gau asesora empresas que desarrollan planteos exclusivamente pastoriles de cría, recría y terminación, que dan lugar a novillos de 430-440 kilos con 18 meses
En el sudoeste de Buenos Aires hay muchos campos mixtos, con lomas y bajos, que combinan agricultura con ganadería de manera diversa. Para ese escenario, el médico veterinario Jerónimo Gau, junto a las empresas que asesora, han desarrollado un sistema productivo de ciclo completo con base pastoril de alta producción, sin usar granos en ningún momento, salvo en situaciones climáticas excepcionales.
Las bases del modelo son dos: a) muy buena nutrición de los animales combinando campos naturales, pasturas de alfalfa y pasto ovillo, y verdeos de invierno y de verano b) inseminación artificial con toros que ofrecen alto ritmo de crecimiento de los terneros al pie de la madre y en la recría y engorde.
Con esos recursos, se desarrolla una invernada corta, que comienza a entregar novillos listos para faena con 430-440 kilos a partir de diciembre, con 18 meses. El modelo está ampliamente probado porque Gau supervisa muchos campos que reúnen 40.000 vacas en total. Sus principios se pueden extrapolar a otras zonas productivas.
La correcta alimentación del rodeo es una de las vigas maestras del modelo de alta producción pastoril propuesto por Gau. “Luego del destete, desde marzo-abril hasta julio, las vacas secas preñadas se concentran en rastrojos de girasol o de soja o en sorgos y maíces diferidos. También hay casos de encierre en piquetes con rollos de alfalfa de muy buena calidad y sales proteicas y minerales, sin pisar el campo. Estas alternativas permiten descansar los campos naturales varios meses”, explicó Gau en una reunión organizada por Select Debernardi.
“Hace unos años, se siembra avena o raigrás sobre los maíces con Altina lo que permite, luego de cosechado el cereal, utilizar alta carga de vacas en el rastrojo con el verdeo nacido”, agregó. Luego, al comenzar la parición en julio-agosto, los vientres pasan a los campos naturales con crecimiento acumulado, que permite mantenerlas bien hasta el arranque de la primavera.
En muchos campos asesorados por Gau, el servicio de las vacas adultas se realiza sobre el rebrote primaveral de los campos naturales con inseminación artificial a tiempo fijo. Los porcentajes de preñez a la primera sincronización son de 55-57% si los vientres están bien nutridos.
Los terneros se identifican al nacer. En los campos hay recorredores con una mochila con caravanas; identifican al ternero/a, le ponen el nombre del padre y lo pesan. En algunas empresas agregaron caravanas electrónicas para registrar más datos.
Recría
Las hembras y machos se destetan en febrero-marzo con siete meses de edad y 190- 200 kilos, sobre una pastura o un sorgo forrajero en estado de pasto esperando los verdeos de invierno, que se pueden pastorear en abril-mayo.
En las hembras, luego del destete, el objetivo es que ganen alrededor de 600 gramos por día con esa cadena forrajera. Otro modelo incluye silaje de maíz, de sorgo o de cebada, para complementar y “agrandar” el verdeo de invierno.
Las vaquillonas se entoran a los 15 meses, en octubre, con 280-300 kilos. “El entore precoz es una práctica segura, muy desarrollada, con muy buenos resultados en la primera inseminación”, resalta Gau.
Del total de terneras nacidas, a los 15 meses el 60-70% ya está ciclando. Se sincronizan los celos y se obtiene un 55-57% de preñez con una inseminación artificial a tiempo fijo. Luego sigue el repaso con toros, lo que permite un 91-92% de preñez del rodeo. Otra posibilidad menos utilizada es la resincronización.
Entre el parto y hasta el destete, Gau procura que las mermas no superen el 10% en esta categoría. En general, las mermas son mayores en las preñeces originadas con repaso de toros respecto de las de inseminación, principalmente por partos de “cola”, complicados por gordura, hipomagnesemia y otras causas.
Los machos hijos de vaquillonas de 15 meses llegan al destete con 190/200 kilos, a partir de usar genética probada y muy buena alimentación.
Engorde de novillos
Para llegar a pesos de faena de 430-440 kilos en diciembre-enero, los machos paridos por las vacas del rodeo general reciben el mismo manejo que las hembras. “Luego del destete consumen los mismos recursos forrajeros -pasturas y sorgo de verano- esperando los verdeos de invierno, donde permanecen hasta fines de agosto-principios de septiembre para llegar a 300 kilos. Después “se busca que ganen 900-1000 gramos por día sobre pasturas de alfalfa y pasto ovillo. En un año normal, en los tramos finales del año cargan más de 100 kilos por animal y los novillos cabeza están en 430-440 kilos listos para cargar. El resto debe salir antes del segundo invierno”, indica Gau.
“Muchas veces sembramos sorgo como pastoreo de verano, para permitir la recuperación de las pasturas en esa estación. El verdeo de sorgo también puede utilizarse posteriormente para el destete de los terneros”, añade.
Inseminación artificial
La inseminación artificial es una herramienta de bajo costo, que permite importantes progresos en la calidad racial y en la productividad de los rodeos. No obstante, algunos productores temen que complique el manejo del campo. Ante ese prejuicio, Gau dice que “no se debe encarar de golpe. Hay que iniciar el proceso con una charla con los dueños del campo y con los miembros del equipo ganadero. Si se hace una buena logística, con tiempo, armándolo de a poco, pronto se ven los resultados”.
“Con el correr del almanaque, las personas que trabajan en el campo se ponen contentas, porque tienen una parición muy concentrada, disminuyen los problemas de parto y el destete de los terneros es muy parejo. No es algo de un día para el otro, pero se ven mejoras concretas en todo el ámbito productivo”, sintetiza.
Entore a los 10 meses
En algunos campos supervisados por Gau se está ensayando el entore a los 10 meses. Se prueba en empresas con muy buena cadena forrajera, combinada con la incorporación de genética mejoradora durante varios años, con toros curve bender, que dan bajo peso al nacer de los terneros pero luego crecimiento acelerado, lo que permite ganar muchos kilos en poco tiempo y llegar a la pubertad de manera temprana.
En el campo “Los Corrales”, de Francisco Hidalgo, en General La Madrid, desde hace tres años, Gau implementó inseminación artificial a tiempo fijo en terneras “cabeza” de parición de 10 meses de vida, que alcanzaron los 270 kilos, con resultados alentadores. Durante el primer año (2020), se entoró a los 10 meses el 5% de la generación de vaquillonas; el segundo año, el 20% y el tercero, el 15%.
En el primer año, sobre 80 vaquillonas de 10 meses obtuvo una preñez del 49% con una inseminación. Las pérdidas preñez-destete fueron del 8%, levemente más altas que las registradas en las vaquillonas con servicio los 15 meses. Los partos dieron un peso al nacer de los terneros de 25,2 kilos como promedio. Se destetaron con 146,6 kilos con 6 meses.
En 2021 se entoró a los 10 meses el 20% de la generación de vaquillonas y se preñó el 38%. Las pérdidas fueron del 10% y el peso promedio de los terneros, de 26,5 kilos. La ganancia de los terneros al pie de la madre fue de 686g/día.
En 2022, la inseminación sobre el 15% de la generación preñó el 46%. En 2023 se inseminó el 20% de la generación y se logró 50% de preñez; en estos días, las vaquillonas están pariendo sin grandes complicaciones.
Corresponde considerar que el porcentaje de preñez por inseminación a tiempo fijo en vacas adultas en los mismos años de los ensayos osciló alrededor del 55%, tras lo cual se hizo repaso con toros para llegar a cifras superiores al 90%. En los servicios de vaquillonas de 10 meses no se repasó con toros a la vacías, sino que se las reorientó hacia el servicio de 15 meses.
A modo de conclusión, Gau indicó que “las vaquillonas servidas a los 10 meses -muchas de ellas son hijas de vaquillonas que recibieron servicio a los 15 meses- no generaron problemas de distocia en los partos, ni tampoco mermas en el porcentaje de preñez en el segundo servicio”.
Agregó que “la posibilidad de entorar vaquillonas de 10 meses en junio/julio permite tenerlas pariendo en el otoño siguiente, con lo cual, para cuando reciban su segundo servicio en la primavera, se presentan secas al entore. Eso permite asegurar excelente preñez cabeza”.
Más allá de estos buenos resultados, Gau advirtió “que el entore hiper precoz se debe realizar solamente en ambientes con elevada producción forrajera de calidad y con animales de alto mérito genético y destacada ganancia diaria de peso”. También resaltó que “se requieren más datos y mediciones durante varios años y la práctica debe ser probada en otros campos de cría con buen manejo antes de generalizarse”.
Fuente: Diario La Nación