Mercado en los últimos cinco meses bajaron 15% en dólares los alquileres de los campos agrícolas
Según un informe de Equilibra, disminuyeron para zonas productivas importantes de la región pampeana y rondan los US$350 por hectárea; no obstante la merma, están por encima de la capacidad de pago de los productores
Alrededor de 15% en dólares bajó el precio del alquiler de las tierras agrícolas en los últimos cinco meses. El cálculo es para las cuatro zonas productivas extensivas de la región pampeana: núcleo maicero, oeste, sudoeste y sudeste de Buenos Aires para los principales granos. El cálculo es de la consultora Equilibra, que dirige Martín Rapetti. Los arrendamientos se mantuvieron en torno a los US$400 por hectárea en promedio desde 2022, pero desde noviembre último están debajo de los US$350 por hectárea.
Considerando la rentabilidad promedio que pueden alcanzar en las distintas zonas productivas-, los alquileres de mercado “se encuentran sostenidamente por encima de la capacidad de pago de los productores desde hace casi un año”.
El trabajo de Equilibra hace eje en tres variables principales: arrendamientos agrícolas de mercado; máximos potenciales (capacidad de pago de los productores) y diferencial entre ambos. Los primeros se mantuvieron en torno a los US$400 por hectárea en promedio para las cuatro zonas desde mediados de 2022 hasta fines del 2023. A partir de noviembre están por debajo de los US$350 por hectárea.
Si se toma cada zona por separado, se destaca el núcleo maicero superando en alrededor de US$150 por hectárea el promedio (+35%) en casi todo el período; el oeste de Buenos Aires y sudeste con valores muy similares al promedio (-13% en promedio) y sudoeste por debajo, con -24% en promedio.
El arrendamiento máximo potencial mostró tendencias similares, pero con mayor volatilidad. En promedio superaron US$600 por hectárea entre octubre de 2022 y marzo del 2023 gracias a los altos precios internacionales de los granos. Luego comenzó una tendencia bajista –en línea también con los valores de los commodities– sostenida hasta marzo y una leve recuperación entre abril y mayo por el descenso de costos en dólares de los fertilizantes.
La consultora también mostró cómo fue evolucionando el diferencial del arrendamiento potencial respecto del de mercado: fue positivo entre julio del 2022 y junio del 2023, incluso estuvo por encima del 50% entre octubre y febrero de ese año.
Se volvió negativo a partir de julio del 2023 cuando comenzó una sostenida tendencia bajista de los precios internacionales de los granos. Esta brecha negativa se redujo a fines del año pasado como resultado de la devaluación del tipo de cambio oficial con la actual gestión nacional.
Sin embargo, según la consultora, esta medida “perdió rápidamente” su efecto sobre la capacidad de pago del productor por el “lento deslizamiento del dólar oficial (2% mensual), el aumento de los costos directos y de comercialización en moneda dura y la continuidad de los bajos precios de los granos”.
Desde hace casi un año, la rentabilidad promedio que pueden alcanzar los productores en las distintas zonas agrícolas se encuentran por debajo de los arrendamientos de mercado.
Considerando la diferencia entre el alquiler de mercado y la capacidad de pago este mes hay mucha heterogeneidad. El mayor diferencial se registra en la zona sudoeste de Buenos Aires, donde el arrendamiento de referencia debería bajar 38% para igualar la capacidad de pago del productor. Esa baja debería ser algo menor en el oeste (-29%) y el núcleo maicero (-12%) y, en cambio, los valores están equiparados en el sudeste.
Los arrendamientos se negocian al inicio de la campaña
Hay que tener en cuenta que los alquileres se negocian siempre al inicio de la campaña (entre mayo y junio), con escasa información sobre los rendimientos, precios y rentabilidades que podrán alcanzar los productores con sus planteos productivos. En campañas en las que se dan adversidades climáticas, sanitarias y/o de bajos precios internacionales, los valores de los alquileres suelen quedar sobredimensionados.
La campaña 2024/25 que está por iniciarse “probablemente no sea la excepción” -dice Equilibra-, ya que el último informe Agromet del INTA espera precipitaciones por debajo de las normales para el trimestre julio a septiembre. Además, se suman los riesgos sanitarios ocasionados por la chicharrita del maíz, que continuaría. Tampoco hay expectativas de ascenso sostenido en los precios internacionales. En ese contexto, será “fundamental para los productores realizar estimaciones de la potencial rentabilidad de sus cultivos para avanzar en negociaciones que minimicen los posibles perjuicios económicos para la campaña 2024/25″.
Fuente: Diario La Nación