La firma SanCor admite estrés financiero y vuelve a enfrentar un conflicto laboral
En la compañía continúan con las restricciones financieras por falta de fondos; fraccionan el pago de salarios y Atilra denuncia incumplimientos
La falta de capital de giro, es decir, recursos que una empresa necesita para mantener su funcionamiento, como el dinero, los créditos y los stocks, sumado al contexto en el que se desenvuelve el sector, conforma una amenaza al cumplimiento de acuerdos económicos con sus trabajadores y no se descartan que los estándares de producción terminen nuevamente perjudicados.
“Las dificultades existen”, según admiten en la firma. Ello significa que continúan las restricciones financieras por esa falta de fondos para atender los requerimientos empresariales y salariales. Esa situación obligó a fraccionar el pago de salarios y en algunos casos no poder cumplir con algunas compensaciones generadas por la deuda anterior, lo cual activó las alertas en la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra), que podría elaborar un cronograma de reclamos ante la Secretaría de Trabajo de la Nación, cese de labores incluido.
La síntesis de lo que ocurre en la firma la expresó a este diario un vocero: “SanCor tiene hoy un estrés financiero. Hay que hacer algo porque algo tiene que pasar”.
En tanto, más allá de la decisión de seguir cumpliendo con los trabajadores como lo venía haciendo después de agosto del año pasado, cuando la empresa y el gremio acordaron poner fin a un extenso conflicto, que había dejado a la empresa al borde del colapso total, las restricciones se fueron sumando y provocaron lo que muchos intentan prevenir: si en los próximos cuatro meses no se consiguen aportes, esas dificultades abrirán un serio interrogante sobre el futuro de SanCor.
Todo ello, porque los pagos salariales fraccionados y otras demoras en las compensaciones acordadas no están generando un buen ámbito laboral. Desde la cooperativa destacan que hay un escenario que lamentablemente justifican las decisiones. Por ejemplo, a finales de 2024 y comienzo de 2025, por la curva estacional, hay menos leche para procesar. A ello se suman los factores climáticos que inciden sobre la cuenca láctea, como es el caso de la sequía y ahora la ola de calor, a lo que se agrega un componente saliente: los precios deprimidos en un mercado menos demandante por varias razones (inflación, pérdida de poder adquisitivo).
Lo cierto es que SanCor casi no tiene capital de giro y, como se preveía, ahora se refleja el peso de aquel conflicto prolongado donde las posturas dejaron en evidencia qué pretendían las partes, especialmente el sector gremial, envuelto en negociaciones privadas-políticas con el propósito de generar un fideicomiso que pusiera al frente de la firma (y del negocio) a empresarios del kirchnerismo con fondos del Estado.
“Sinceramente, aún no se sabe cuál finalmente será el impacto de aquel conflicto, que incluyó pérdida de materia prima, de asociados y salida estrepitosa de las góndolas, además de una drástica reducción de sus bienes”, admitió a LA NACION una fuente cercana a la conducción de la cooperativa.
Tampoco se logró avanzar lo suficiente para terminar de definir alguna negociación con capitales que se mostraron interesados en inyectar fondos frescos para terminar con la situación anterior e iniciar una nueva etapa. “Los inversores no terminan de definir la participación. Eso es complejo, sin dudas”, sostuvo la fuente.
Internamente, la conducción de la empresa no desconoce que una parte importante de este escenario lo tiene que resolver antes que finalice el primer trimestre de este año. La falta de producción no parece ser solo la falta de materia prima por una cuestión estacional, sino tendría otros argumentos: la indecisión de muchos productores que se fueron de SanCor hace varios meses y que ya encontraron otras firmas para entregar su producción. La ecuación es sencilla de entender: más leche significa más producción, más productos en góndola, más mercado. Todo eso, que era una respetada premisa de la cooperativa, quedó muy lejos. “Hoy se funciona día a día. Es verdad que las dificultades existen y a los trabajadores se les paga lo que fue convenido en el acuerdo. Lo que podrían estar demoradas son las compensaciones extras”, subrayó.
¿Denuncia?
Frente al cuadro de situación descripto, Atilra anticipó que denunciará en el ámbito del Ministerio de Trabajo de la Nación los incumplimientos de las compensaciones anunciadas por la empresa. Se trata de un bono de 500.000 pesos por trabajador y por 24 cuotas.
El gremio también denunció que la empresa paralizó la planta en Devoto (Córdoba), donde elaboraba quesos, mantecas y cremas. Su reapertura estaría sujeta a una mejora económica y financiera.
Fuente: Diario La Nación