ESTE NOVILLO NO ES EL MISMO DE 2010
El mejor momento fue a fines del año pasado. Entre noviembre de 2009 y el mismo mes del año pasado la suba fue de 140%.
Llega fin de año y el mercado ganadero se va quedando sin nafta. La oferta de hacienda, contra lo que marca la estacionalidad, se ha recuperado y es más alta que el año pasado; además, los animales vienen mucho más pesados y la oferta de carne, con las exportaciones reducidas al mínimo, alcanza y sobra para lo que el consumo interno demanda con estos altos valores al mostrador.
Todo indica que lo mejor en materia de precios se logró a fines del año pasado, y hoy, si bien los precios del ganado son todavía excelentes, queda a la vista que la inflación se come mes a mes un precio del novillo estancado en términos nominales.
La retención sigue siendo marcada, pero de menor intensidad que los meses precedentes. Buena parte de las zonas ganaderas entra al verano con una seca preocupante, y como se ha retenido mucho, ahora parte de la hacienda acumulada se vende.
Pese a que los feedlots están semivacíos y pese a la restricción en la oferta de gordo que se da todos los años en diciembre por razones impositivas, la oferta es más alta que hace un año; es suficiente para un consumo que todos los días da señales de que no está dispuesto a convalidar nuevos aumentos en el mostrador.
A la caída de los recuperos, y a la baja de los valores FOB de la carne, se agrega el efecto negativo que ha tenido sobre los pagos de toda la cadena de la carne la suba de la tasa de interés y la reducción del crédito; el sistema de comercialización está sólido, porque se viene de años muy buenos, pero muchos atrasan los pagos y la estructura cruje.
Se nota además, de modo incipiente, las primeras señales de la desaceleración de la economía: el año que viene la economía crecerá menos, el dinero será más caro, y el ajuste tarifario que comenzará a llegar a los hogares a partir de febrero-marzo puede también contribuir a enfriar la demanda.
El mapa regional. Del lado de la exportación, la mayoría de la industria sigue a la defensiva, con pérdidas de mayor o menor magnitud, según su inserción en el mercado interno, pero con la perspectiva de una baja –por ahora moderada– en los valores FOB.
Brasil ha devaluado, y está en condiciones de vender más barato; en Uruguay ha bajado también el precio del ganado en dólares y en Paraguay se calcula que hay más de 200 mil novillos acumulados para su faena después del episodio de la aftosa. En los restantes países del Mercosur el precio del ganado ha bajado, la faena estacionalmente se va recuperando y el consumo da señales de retroceso: en la región, el fenómeno de los mercados internos que crecían sin límites y reducían los saldos exportables, parece lentamente revertirse.
En realidad, el ganadero argentino todavía está viviendo, pero cada vez menos, de la brutal liquidación del stock derivada de las políticas oficiales hostiles y de la seca del 2008/2009. A la escasez que sobrevino luego, se le agregó el efecto de la retención ganadera, dando lugar a una inédita baja en la faena del orden del 35 por ciento, que llevó a una suba del precio de la hacienda entre noviembre del 2009 y noviembre del 2010 cercana al 140 por ciento. Pero esa suba –tipo cañita voladora– ya hace meses que se agotó. Pese a que la demanda interna está muy firme, toda suba tiene su límite y ese límite se tocó hace ya un año. Ahora la faena ha dejado de caer y muestra una tímida recuperación con respecto al año pasado, la desaceleración económica es un hecho, la oferta de pollo es abundante y a muy bajos precios, y los precios reales del ganado, a partir de niveles sin precedentes, en términos reales, bajan un escalón mes a mes.
Fuente: Ignacio Iriarte, La Voz del Interior; FyO.