Es un paso, pero falta mucho, dicen los productores agropecuarios sobre la baja de retenciones
El anuncio sobre la reducción de los derechos de exportación generó reacciones mixtas en el campo; mientras algunos ven una oportunidad para mejorar la rentabilidad, otros creen que el impacto será limitado si no se abordan problemas estructurales
Tras la decisión del gobierno de Javier Milei de reducir las retenciones a las exportaciones agropecuarias generó diversas reacciones entre los productores. Si bien la medida fue recibida con sorpresa y cierta expectativa, también despertó críticas y dudas sobre su impacto real en el sector.
“No esperaba que bajaran las retenciones ahora, pensaba que sería una medida para más adelante”, expresó Arturo Boudou, productor agropecuario de Coronel Suárez. “Sin embargo, esto es algo positivo, especialmente para quienes aún tienen soja de la campaña pasada, algo de maíz, trigo, girasol y cebada sin vender”.
Alejo Ladaga, productor de Bragado, compartió una reacción similar: “La noticia de la baja de retenciones nos sorprendió. Si bien era algo que el sector estaba necesitando y pidiendo, el timing realmente fue inesperado”. Sin embargo, destacó la necesidad de cautela: “creo que hay que esperar a que se conozcan algunos detalles de letra chica, sobre todo en cuanto a la implementación.”
“Pensaba que esto iba a suceder más cerca de junio o julio, pero la verdad es que es una buena señal para el sector agropecuario”, afirmó Román Gutiérrez, productor de Pergamino. “Sin embargo, la cosecha es mala. No llovió en ninguno de los campos que yo trabajo, así que no creo que esta medida tenga impacto significativo ahora”.
Por su parte, Pablo Torello, productor y exlegislador (PRO-provincia de Buenos Aires), fue más crítico. Si bien reconoció que “toda baja de impuestos es bienvenida”, consideró que la decisión está motivada más por la necesidad de dólares del Gobierno que por un verdadero interés en fortalecer al agro.
“Después de un año de apretón en el dólar, una baja del 40% en los precios y la persistencia de los derechos de exportación, esta medida no alcanza para nada”, opinó. Además, cuestionó el manejo técnico del anuncio. “El comunicado de la Secretaría de Industria y Comercio es un desastre; hablan de productores que liquiden, cuando en realidad quienes liquidan son los exportadores. Esto demuestra que no entienden cómo funciona el campo”, opinó.
Ladaga también señaló algunos problemas estructurales: “Estas intervenciones parciales y parches traen complicaciones en el mercado de futuros. Además, en mis números, los márgenes siguen siendo muy apretados, sobre todo en campo arrendado.”
A pesar de las diferencias, los productores coincidieron en que la medida es solo un paso inicial hacia una recuperación más amplia. Subrayaron la importancia de mejorar la infraestructura del país para reducir costos de transporte -“como el tren”, según el productor Boudou- y la necesidad de políticas a largo plazo que fomenten la competitividad, en un contexto donde los márgenes de ganancia se han reducido.
“Hoy, para tener una rentabilidad mínima, hay que trabajar 400 o 500 hectáreas. Hace años, un chacarero con 50 hectáreas podía vivir bien; hoy eso es imposible”, explicó Gutiérrez y agregó: “Si bien estas medidas hoy representan un salvataje para el productor, a futuro se tendrían que sacar las retenciones, de, por lo menos, trigo, maíz y girasol”.
Desde una perspectiva más estructural, Torello enfatizó la necesidad de eliminar la presión impositiva sobre el sector. “El 93% de los impuestos que paga el campo son nacionales, según FADA. Esto limita nuestro potencial. Con un tipo de cambio que vale lo mismo que hace un año y una inflación del 117%, nuestra relación insumo-producto está destrozada. Necesitamos tres veces más soja que nuestros vecinos para comprar una herramienta”, advirtió.
Ladaga coincidió en la necesidad de abordar problemas estructurales y propuso una solución integral: “Falta una ley de semillas, una ley de seguros climáticos y de precios, y una ley de uso de la tierra que abarque temas como fertilizantes y arrendamientos a largo plazo. Necesitamos un ‘Farm Bill’ argentino para resolver problemas estructurales del sector”.
La baja de retenciones se perfila como un alivio parcial en un contexto de desafíos estructurales para el agro argentino. Si bien la medida es vista como un paso en la dirección correcta, los productores coinciden en que aún queda mucho camino por recorrer para garantizar la sostenibilidad del sector y su aporte al desarrollo del país.
Sin embargo, Ladaga fue más cauteloso: “Por ahora, en soja, el impacto [en el precio] es de unos 20 dólares por tonelada, pero ya vimos que Chicago reaccionó mal ante la noticia. Además, en el centro de la provincia de Buenos Aires, los cultivos están pasando situaciones de estrés y pérdida de rendimiento.”
Torello se mantiene escéptico: “Este gobierno prometió eliminar las retenciones desde el primer día. Fuimos pacientes un año, pero deben escuchar más. Si no hay un crecimiento importante del 7% u 8% este año, estas medidas solo taparán agujeros”, concluyó.
Fuente: Diario La Nación