Preocupación la Argentina podría resignar US$5000 millones por año del principal generador de divisas si no toma medidas urgentes
Según un informe del consultor Javier Preciado Patiño para la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), Brasil y Estados Unidos realizan una fuerte competencia por el negocio del complejo soja; plantea bajar las retenciones y aumentar el uso de biodiésel
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La Argentina enfrenta grandes desafíos globales para los próximos años. En el caso del complejo de la soja, principal exportador del país que en los últimos diez años aportó US$183.000 millones, tiene una dura batalla frente a sus países competidores, Estados Unidos y Brasil. Vale recordar también que el complejo es el mayor aportante de los Derechos de Exportación (DEX) y que en esta última década significó una recaudación para el Estado por US$60.000 millones.
De no tomarse medidas adecuadas y a tiempo, para Javier Preciado Patiño, ingeniero agrónomo y analista de RIA Consultores, que hizo un informe para la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), el país se enfrenta a una caída en el flujo de dólares para la economía argentina y pérdida de ingresos fiscales por DEX y otros gravámenes que podría alcanzar los US$5000 millones por año.
En medio del peso de las retenciones que, entre otros factores, hizo estancar la producción argentina, los países competidores están creciendo en las ventas al exterior de harina de soja, principal rubro de exportación. El trabajo plantea bajar las retenciones para mejorar la competitividad y, entre otros puntos, subir la mezcla del biodiésel en el gasoil.
“No tenemos la vaca atada. Estados Unidos apunta a a ser el primer exportador mundial. Nos llevan puestos. Ya estamos sufriendo un desplazamiento feroz en el mundo y esto a la política debería abrirle los ojos”, aseguró Preciado Patiño.
Entre los factores está el efecto de caída de precio y menores exportaciones, una desinversión en la industria de molienda; cierre o ventas de plantas existentes; mayor riesgo para las empresas de capital nacional que no encuentran apalancamiento financiero en un mercado global altamente competitivo. También una pérdida de puestos de trabajo.
Los datos son elocuentes porque, mientras entre 2012/13 y 2024/25 (proyectado) la producción mundial de soja creció 59%, de 268 a 421 millones de toneladas, con Brasil liderando el avance con un aumento de 106% (duplicó la producción y pasó de 82 a 169 millones de toneladas) y los EE.UU. con otro 44% (de 83 a 119 millones de toneladas), “la Argentina se encuentra estancada en torno a los 50 millones de toneladas, con un pico de 61,4 millones de toneladas en 2014/15″.
Con la estimación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), de 49 millones de toneladas, en febrero hubo un retroceso de 1% que llevó a que en los últimos siete años se incrementara la participación de la soja importada en el total de la molienda: el porcentaje osciló entre 9% en 2022 y 38% en 2023, con un promedio de 16% entre 2018 y 2024 que en valores absolutos estuvo entre 3,3 (2022) y 10,4 millones de toneladas (2023).
Para el analista, se pueden exponer distintas causales respecto de por qué no crece la producción local, pero lo concreto es que “la participación de la Argentina en la producción global cayó de 18 a 12% en este lapso, mientras que Brasil aumentó de 31 a 40% y los EE.UU. cayó levemente, de 31 a 28%”.
El comercio global también es un problema adicional para la Argentina. En el término de doce campañas las ventas de poroto crecieron 81% mientras que de harina un 31% y de aceite el 38%. “En términos absolutos son 81 millones de toneladas de soja contra un incremento de 18 millones de harina y 3,6 millones de toneladas de aceite. A los precios de Chicago actuales sería un incremento en US$32.000 millones para el poroto contra US$9800 millones para los subproductos. La Argentina juega en un segmento del complejo que crece a un tercio de lo que crece el poroto”, detalló Preciado Patiño. Comentó que este cultivo posicionó a la Argentina como el primer proveedor mundial de harina y aceite de soja, productos de valor agregado de su industrialización.
Ventas al exterior
Un tema no menor es que la exportación de harina de soja de la Argentina “está básicamente estancada”. Las 28 millones de toneladas previstas para la campaña 2024/25 están apenas un millón por encima del promedio del ciclo; en el ínterin las exportaciones de Brasil crecerán 66%, a 22 millones de toneladas, y las de EE.UU. 56%, a 16 millones de toneladas.
“La participación de la Argentina en el comercio global cae cuatro puntos porcentuales, a 37%, mientras que Brasil gana cinco puntos, a 28%, y EE.UU. tres puntos porcentuales, hasta 21%. Ambos países aumentan sus exportaciones de harina de soja más rápido que la Argentina”, remarcó el especialista.
“Comparando año calendario, 2012 contra el 2024 ya concluido, en 12 años, el crecimiento de las exportaciones de harina de soja de los principales competidores de la Argentina más que nos duplican o triplican, incluso en valores absolutos, contra cinco millones de toneladas de aumento para la Argentina, EE.UU. lo iguala y Brasil lo supera con 9 millones de toneladas”, agregó.
Una amenaza para la Argentina
Según Preciado Patiño, el presente global del sector soja está signado por una demanda en desaceleración y una producción que continúa en crecimiento. En ese contexto los países recurren al uso del aceite para la sustitución de combustibles fósiles.
En este escenario, la política de biocombustibles de los EE.UU., basada en subsidios y créditos a largo plazo, tracciona inversiones que incrementa el crushing y la producción de harina de soja, generando más saldos exportables. Esta promoción de sustitución de diésel fósil por renovable ha disparado la instalación de once nuevas plantas de crushing de soja, y la ampliación de cuatro más que elevarán la capacidad de ese país en 23% para 2026 hasta unas 75 millones de toneladas sobre los actuales 60 millones.
“Dado que el aceite será consumido internamente para elaborar diésel renovable, se generarán crecientes stocks de harina de soja, que siendo difícil que el consumo interno los pueda absorber, encuentran en la exportación el único camino viable para sostener la ecuación. El crushing en EE.UU. crecería 37% en cinco años. Entre 2022 y 2026, EE.UU. procesaría 20 millones de toneladas más de soja, que significa una producción adicional de 14 millones de toneladas de harina de soja”, explicó.
En este sentido, las exportaciones de EE.UU. aumentan en el este y sudeste asiático y la penetración de la harina de soja de norteamericana viene creciendo sistemáticamente: “Los destinos del sur, sudeste y este asiáticos pasaron de representar 2,02 millones de toneladas en 2012 a 4,33 millones en 2024, exhibiendo un 114% de aumento. En el caso de Vietnam, pasan de 107.000 a 860.000 toneladas”.
Las exportaciones de EE.UU. aumentan en el este y sudeste asiático y la penetración de la harina de soja de los EEUU viene creciendo sistemáticamente y Brasil corre el mismo camino y sus ventas al exterior también aumentan en AsiaGza. Preciado Patiñ
En esa línea, las ventas al exterior de Brasil también aumentan en Asia: “En doce años, los dos mayores compradores de harina de soja de Brasil son del sudeste y este asiáticos. Indonesia pasó de 290.000 toneladas a casi 4 millones de toneladas. Vietnam de 300.000 a 800.000 toneladas en este mismo lapso. La participación de los principales cinco destinos cae de 67 a 54% del total de las exportaciones y Brasil diversifica destinos”.
Mientras tanto, la Argentina tiene el portfolio de destinos más diversificado de los tres países. Esto es “una ventaja, pero las exportaciones a Tailandia han caído en este lapso de 1,11 millones de toneladas en 2012 a 115.000 en 2024, en tanto que las de Irán cayeron de 935.000 a 464.000 toneladas”.
En los últimos siete años se incrementó la participación de la soja importada en el total de la molienda: el porcentaje osciló entre 9% en 2022 y 38% en 2023, con un promedio de 16% entre 2018 y 2024; en valores absolutos el volumen osciló entre 3,3 millones (2022) y 10,4 millones de toneladas (2023)Gza. Preciado Patiñ
En conclusión, la producción global de soja crece vertiginosamente, liderada por Brasil y los EE.UU., pero la Argentina se encuentra estancada. Por su parte, el comercio que más crece es el del poroto de soja, 2,5 veces más rápido que el de la harina de soja, principal producto de exportación argentino.
Con mercados de harina de soja que esencialmente son los mismos para los tres países, EE.UU., por su posición sobre el Pacífico, tiene ventajas de flete, sumado al uso de aceites vegetales que le permiten a la exportación ingresar a los nuevos mercados con precios más baratos.
Los datos son elocuentes porque, mientras entre 2012/13 y 2024/25 (proyectado) la producción mundial de soja crece 59% de 268 a 421 millones de toneladas, con Brasil liderando el avance con un aumento de 106% y los EE.UU. con otro 44%, la Argentina está estancadaGza. Preciado Patiñ
Para Preciado Patiño, se necesitan tomar “medidas urgentes” para sostener la competitividad de la cadena de la soja argentina, como por ejemplo, “incremento en el corte interno de biodiésel al 15% [hoy en el 7,5%], para retirar aceite de la oferta global, sosteniendo así el precio y generando mejores oportunidades para la harina de soja; una reducción de los DEX e igualación con los cereales (temporalmente, hasta el 30 de junio próximo la soja tributa 26%, versus 9,5% del trigo y el maíz); el dragado de la Hidrovía a 40 pies y; estímulos a la producción como desgravación de Ganancias para semilla fiscalizada y fertilizantes”, entre otros.
Para Preciado Patiño, se necesitan tomar “medidas urgentes” para sostener la competitividad de la cadena de la soja argentina, como por ejemplo, “incremento en el corte interno de biodiésel al 15%, para retirar aceite de la oferta global, sosteniendo así el precio y generando mejores oportunidades para la harina de soja"Gza. Preciado Patiñ
“La tendencia es firme y la amenaza real que implicaría un perjuicio para los productores, menores ingresos fiscales y desinversión de la industria. En un mercado sobreofertado, donde la producción deba ajustarse por precio, la Argentina lleva las de perder frente a Brasil y los EE.UU. por el impacto de los DEX”, finalizó.
Fuente: Diario La Nación