Cosecha en vivo el último gol de una gloria de River que también es campeón en el campo
En Las Rosas, Santa Fe, Leo Ponzio abrió las puertas de su establecimiento agropecuario en el marco de un evento organizado por NK Semillas; en una entrevista con LA NACION habló de cómo siente el agro, las necesidades del sector y las similitudes con el deporte

Así como en el fútbol, que requiere de un proceso de aprendizaje constante, para Leo Ponzio en el campo sucede lo mismo. El excapitán de River, el futbolista con más títulos en la historia del club, con 17 títulos, se convirtió en el anfitrión de la primera Cosecha en Vivo, un evento organizado por NK Semillas para cerrar la campaña 2024/25 en su campo de Las Rosas, Santa Fe, donde se conoció su nivel de eficiencia. Desde muy temprano, la cosechadora siguió las líneas de dos híbridos de maíz sembrados en el establecimiento Los Abuelos, propiedad del exfutbolista. A pesar de los vaivenes del sector, siente el agro como una extensión de su vida, similar a lo que experimentó en el deporte. En este tiempo entendió la importancia del uso de la tecnología en la producción agropecuaria y, al igual que en su etapa de futbolista, donde cada partido y entrenamiento significaban una evolución, en el agro cada campaña es una nueva oportunidad de crecer y adaptarse a los desafíos.
Los híbridos utilizados fueron el NK 835 Viptera3, con destacado potencial de rendimiento en ciclo corto, y el NK 855 Viptera3, con versatilidad para todos los ambientes, agronomía y sanidad. La fecha de siembra se definió de acuerdo al potencial productivo de la zona y el posicionamiento de estos híbridos a través de Sistema NK y se usó la plataforma Cropwise para hacer las ambientaciones. Durante la cosecha, que tuvo rindes de 120 quintales por hectárea, se utilizó la CR 7.90 IntelliSense de New Holland. En una entrevista con LA NACION, el exfutbolista habló de su vida en el campo, el impacto de las retenciones y a qué jugador intentó convencer para invertir en el agro.
—¿Cómo surgió la alianza con NK?
Fue una propuesta de trabajo en el campo para mostrar un maíz, un producto de NK. Fue un año de crecimiento, aprendizaje porque recorrí todo lo que es NK — Syngenta por dentro; vi cómo se tratan los híbridos y semillas para terminar en el campo y toda la producción de estos años. Nos abrimos a todo esto y hay que hacerlo porque son empresas muy grandes que vienen trabajando desde hace mucho para que el productor tenga mejores rindes. Son una familia y me hicieron sentir como que si fuera parte.
—Si trazamos un paralelismo entre ser un futbolista y ser un productor agropecuario, ¿cuál es el desafío más grande que tuvo?
El fútbol era un sueño: jugaba, me divertía y gustaba. Con el tiempo empecé a entender que podía ser una profesión y esa profesión en una forma de vida hasta que me retiré. Me inicié siendo profesional a los 18 años y de ahí en más es donde viene lo redituable: la fama, los éxitos, y el estado físico que es el motor. Hay que manejar la frustración, el no poder tener contrato, ganar dinero a costa de algo que te guste. Hay una combinación que entender. Y el campo lo viví con la misma sensación: lo fui entendiendo. Mi viejo era hombre de campo, me gustaba ir al campo y mis vacaciones eran dentro del campo. Se me fue abriendo la idea que podía llegar a invertir en algo que me gustaba. Si no me gustaba no lo iba a vivir como si fuera propio. Me gustaban: el fútbol y el campo. En el transcurso de mi carrera fui entendiendo que también era una inversión para mi vida y podía estar dentro de ella.
—En el fútbol tiene al técnico, y ¿acá?
Acá tengo a mi viejo primero porque siempre que va a pasar algo armamos mini reuniones de mesa para ver qué vamos a sembrar: Yo digo voy a ir esto y él dice yo voy a hacer esto; es un ida y vuelta. Tengo una segunda pata de la mesa que es mi cuñado, mi mano derecha y está en el día a día, es quien agarra las herramientas y el que decide a la hora de sembrar; el ingeniero agrónomo y después estoy yo. Están las cuatro patas de la mesa y se transforma en un cuerpo técnico. Armamos un plan de estrategia para transitar el año: armé un buen cuerpo técnico relacionado con el campo. En el fútbol hay mucha similitud entre lo que sentís en el campo y como lo hablás desde afuera; el campo es un estilo de vida.
—¿Aprendió más de fútbol o de campo hasta ahora?
Empecé a disfrutar del fútbol después de ser papá y pasar los 30 años, cuando ya llevaba una carrera de 12 o 13 años como jugador y estaba un poco más aplomado; veía las cosas diferentes. Empecé a entender cómo jugar en la cancha, cómo moverme y cómo cuidar mi físico. Hoy estoy en el sector en proceso de transición y experimento. Me dicen “vamos a hacer esto” y lo hago. Tal vez, cuando tenga más experiencia en el campo y lo vea de otra manera, tome las cosas con más calma. Quizás siga al mismo ritmo de todos estos años, aprendiendo. Fui entendiendo que el fútbol es hasta cierta edad y que el campo es para toda la vida. En el campo, cada año voy a aprender algo nuevo, seguro.
—¿Qué le dirías a un productor que tiene que invertir en el campo?
De lo que fui entendiendo y hablando con productores amigos es que no dejemos de meterle tecnología al campo y buscar la mejor precisión. Lo que invertimos que sea redituable, pero que no genere gastos de más. Por eso, está la precisión, innovación y el método para que a la hora de fumigar, fertilizar y sembrar, busquemos lo mejor. Tenemos las herramientas. Mi viejo y mi abuelo no tenían esas herramientas que hoy tienen: era ir experimentando, y hoy está lo moderno.
—Si tuviera que incentivar a un futbolista actual a invertir en el sector agropecuario, ¿quién sería?
Lo he hecho a lo largo de mi carrera, cuando me han preguntado. Desde hace mucho tiempo soy amigo de Maxi Rodríguez, un gran jugador, y él me ha preguntado miles de veces, y miles de veces me he sentado a hacerle números, y los números son al final lo que a ellos les hace dar impacto. Son inversiones en dólares, donde tenés rentabilidad en pesos, con distintas variaciones, donde tenés unas retenciones en cierto punto… ¡Ojalá que se vayan sacando y que sean algo que llame la atención al que no viene del campo, al inversor que realmente tiene esa barrera! Me encantaría poder meter a muchos más exfutbolistas o futbolistas en este rubro porque es hermoso.
—¿Qué dicen cuando ven los números?
El riesgo que hay, que primero no es nuestro, sino del clima, el gobierno y los precios. Por cómo va funcionando ahora parece que hay algo más estable. Si no se está dentro del campo y vivirlo, aunque te guste invertir, se hace difícil. No lo entienden. Cuando tengamos la posibilidad de demostrar todo en nuestro país y afuera, de que es algo redituable, se puede llegar a entender. Maxi no entró, yo traté de convencerlo. Le decía Maxi: mirá yo compré un campo, tengo una buena casita adentro. Conseguimos los caballitos para tus hijas. Un fin de semana voy y te lo armo todo para que lo sientas propio, y no, nada. Se me ríe cuando le digo los números y me dice “más adelante”.
—El tema de retenciones, ¿cómo impacta?
Si lo hicieron [la baja temporal] fue para quedarse; para mejorar. No creo que se transmita tanto algo para afuera, es decir, el ánimo de que las van a sacar y que es un paso, para volver para atrás. En la vida familiar cuando das un paso adelante y uno para atrás viene bien, pero a nivel país hacés un paso para adelante para después volver atrás es una debacle porque en realidad hay muchas cosas atrás. Por el ánimo de como vienen hablando y diciendo todo, que todo es a su tiempo, parece que va a ir mejorando. Sé que de un día para el otro no se hace todo.
—¿Cuáles son las medidas que el Gobierno tendría que tomar para el sector agropecuario?
El tema impositivo es grande; es algo que debés considerar antes de invertir en cualquier proyecto. Detrás de una inversión, está todo lo que hay que pagar. Si se pudieran liberar ciertos aspectos de las inversiones, sería de gran ayuda. A la hora de contratar a un empleado, casi el 40% corresponde a la carga social. ¿Por qué no destinar una parte de ese porcentaje al empleado, de manera que también le sea favorable? Me parece que sería una medida positiva. No se trata de quitarle a quienes lo necesitan, por supuesto, pero reducir esa carga podría generar más puestos de trabajo. Una cosa lleva a la otra. Hay que tomar conciencia de que no se trata de eliminar los impuestos por completo, porque eso no va a suceder, pero sí establecer cargas razonables. Y, si en algún momento esas reducciones se eliminan, que al menos se vea en qué se reinvierte ese dinero, que siga girando, porque esto es una rueda.
—Y un productor, ¿qué tiene por aprender de un futbolista?
Cuando empecé a entender nuestra profesión, comprendí que es un trabajo de día a día: cuidarse físicamente, mejorar constantemente en lo que uno hace y mantenerse en un nivel competitivo. Si venís ganando, ese esfuerzo diario te permite sostenerte. En el caso del productor, su trabajo nunca se detiene. Cuando no hay siembra ni cosecha, el campo sigue en movimiento. Hay muchas cosas que se aprenden al mismo tiempo y en conjunto.
El deportista se moderniza porque la sociedad lo ve como una imagen. Lo ponen en la gloria, lo idolatran sin saber exactamente por qué, y se convierte en un modelo a seguir. Ojalá el productor también entienda eso: que su labor es fundamental y que, al igual que los deportistas, también es un modelo a seguir.
—¿Si tuviera que pensar en un momento de gloria de River y pensar en un momento de gloria en el campo, con cuál se quedaría?
Cuando invertí en este campo era un tambo: había una casa, pero no vivía nadie. El tambo, donde estaba una casita, tenía bretes, mangas, y con mi viejo y cuñado vinimos en un invierno a desmantelar. Me acuerdo de decir: ¿cómo desmantelamos esto?, ¿cómo emprolijamos? Para mí eso es sentir lo propio. Me acuerdo que decíamos: mirá todo lo que hicimos, y cortamos el pasto, veíamos que crecían las plantas y armábamos todo. Para mí eso es la gloria, potenciar el lugar en que invertí. Con River, la gloria fue la final del 2018 contra Boca, [en Madrid], pero ahí pasaba algo porque si la perdíamos, íbamos a ser los peores, y acá no es que si yo no construía o no limpiaba iba a ser el peor. Es algo que siento a la misma dimensión.
Fuente: Diario La Nación