Default del suelo en los últimos 30 años se sacaron nutrientes por US$30.000 millones
El mercado de fertilizantes en la Argentina se sostiene sobre una cadena compleja que incluye producción nacional, importación, que representa más del 50% del total, transporte y logística.

A pesar de distintas limitaciones que se presentaron, el uso de fertilizantes ha crecido un 8% anual en 30 años, y en los últimos cinco años se incrementó significativamente el uso de fertilizantes especiales como los biofertilizantes, bioestimulantes y productos de liberación lenta, que significan una mejora en la eficiencia. En tanto, en 30 años se fueron del suelo con los cultivos nutrientes por US$30.000 millones.
El desafío actual, resaltaron, es incrementar la eficiencia del uso de nutrientes y mejorar la logística y planificación para evitar cuellos de botella en la entrega. También se requiere mayor adopción de tecnologías y diagnóstico de suelos para una nutrición más precisa, y una mirada integral del suelo, que contemple no solo la fertilidad, sino también problemas como erosión e inundaciones. El análisis lo hizo Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar Asociación Civil y especialista en fertilidad de suelos y fertilización de cultivos, en la primera jornada del Simposio Fertilidad 2025, que se realiza en el Metropolitano de esta ciudad. El evento es organizado por Fertilizar.
En ese contexto, recordó que los tres cultivos que representan el mayor uso de fertilizantes son, primero, maíz; después, trigo y luego la soja. “Maíz y trigo vienen compitiendo: a veces aparece el trigo como el de mayor uso, pero el maíz en los últimos años lo superó, sobre todo por el aumento del área sembrada, principalmente con maíz tardío o de segunda, lo que hizo que hoy el maíz sea el cultivo que más utiliza fertilizante”, precisó.
Sobre los bioestimulantes, el experto indicó que en los últimos cinco años crecieron 8% y los biofertilizantes 25%. “En el caso de los fertilizantes granulados, también hubo un crecimiento muy importante, del 89% en esos cinco años. Y los de liberación lenta, un 72%. Esto es una buena noticia, porque estamos utilizando fertilizantes especiales con más tecnología. En definitiva, favorecen la eficiencia y eficacia del uso de los nutrientes”, precisó.
En los últimos 30 años hubo una evolución del uso de fertilizantes y se rompió la inercia y cambió la velocidad. “En el primer período y hasta 2004 hubo un crecimiento anual del 14%, con altibajos. El siguiente período, de 10 años, fue más lento: 3,5% de crecimiento. Y los últimos 10 años volvió a un mayor crecimiento: 6%. En términos generales, el uso de fertilizantes creció a una tasa del 8% anual. Esos altibajos tienen que ver con condiciones de producción, climáticas y también políticas", observó.
La brecha de nutrientes y rendimientos entre lo aplicado y lo removido por los cultivos en 30 años para nitrógeno, fósforo, potasio y azufre, equivale, a valores de hoy, a 30.000 millones de dólares, según reveló el experto. “Las retenciones, en los últimos más de 20 años, han aportado unos 200.000 millones de dólares. Esto es un 15% del aporte por retenciones, equivalente a 30 años de extracción de nutrientes”, comparó.
Observó que hay un rendimiento potencial, que está dado por el ambiente, con variación de temperatura, condiciones de suelo. Además, señaló que se puede reducir la brecha y llegar con un buen manejo al 80% del rendimiento potencial. “Para maíz, estamos produciendo un promedio de 8 toneladas por hectárea; cerrando la brecha al 80% estaríamos en 11,5 toneladas. La soja podría pasar de 3 a 3,7 toneladas por hectárea y el trigo de 3,2 a 5,2. Las brechas más altas están en las gramíneas: trigo y maíz. Cerrar esta brecha y llegar al 80% del rendimiento potencial significaría producir entre 40 y 45 millones más de toneladas de grano”, enumeró.
Resaltó que los principales puntos de ingreso de los fertilizantes al país siguen siendo San Nicolás, San Lorenzo y Rosario, que concentran el 75% del ingreso de fertilizantes, destinados principalmente a la zona núcleo, el norte, el centro y parte del sur. Bahía Blanca es clave para el sudoeste y Necochea para el sudeste. Agregó que la demanda se intensifica en el segundo semestre del año, con picos entre agosto y octubre, acompañando el ciclo productivo. Para sintetizar, indicó que “la sociedad en general necesita una mirada más integral del suelo”.
De cara a la próxima campaña, hay muy buenas expectativas en el sector. “En cuanto a la superficie de siembra, se estima que la fina, tanto trigo como cebada, crezca. Los perfiles de los suelos están con bastante buen contenido [de humedad], a muy buen contenido de agua. Eso es una muy buena noticia, porque sabemos que los cultivos de invierno dependen mucho del agua útil que tenga el suelo en el momento de sembrar. El productor sabe muy bien que los márgenes son ajustados, no son grandes números, pero sabemos que la fertilización de los cultivos, como en el caso del trigo, es muy importante a la hora de lograr altos rendimientos", observó.
Consultado sobre cuánto se va a invertir en la próxima campaña, observó que no se puede saber con certeza. “A nivel de importaciones de fertilizantes, el dato que tengo hasta abril es similar al del año 2024. Estimamos que va a haber un aumento en el consumo y uso de fertilizantes; es muy difícil precisar en qué porcentaje", agregó.
Sobre el crecimiento del 8% anual en los últimos 30 años, dijo que hay múltiples factores. “Cuestiones productivas, económicas, políticas, márgenes y rentabilidad del sector. Aun así, creemos que es una buena tasa de crecimiento. Si bien ha ido variando, con años de crecimiento y otros de caída, en términos generales la evolución ha sido positiva. Los suelos pampeanos, hace 30 años, tenían un nivel de fertilidad más alto. Y hace 30 años la producción de granos en la Argentina era mucho más baja. En ese entonces se producían entre 30 y 35 millones de toneladas; hoy estamos produciendo 120 millones. Aun con la fertilización aplicada, todavía no se ha logrado cerrar la brecha de nutrientes", cerró.
Fuente: Diario La Nación