Crece cada vez más cuál es y cómo se controla una enfermedad que genera graves perjuicios en bovinos

La Diarrea Viral Bovina (DVB) es una enfermedad viral contagiosa que afecta al ganado bovino y causa una amplia gama de síntomas como inmunosupresión, problemas respiratorios, diarrea, infertilidad y abortos. Es de gran importancia económica para los productores de carne y leche, al comprometer la reproducción y la productividad de los rodeos. Su incidencia ha aumentado sustancialmente en los últimos años

Crece cada vez más cuál es y cómo se controla una enfermedad que genera graves perjuicios en bovinos

La DVB es causada por un virus que puede infectar tanto a bovinos adultos como a terneros, y la transmisión se produce principalmente a través de contacto directo con animales infectados. El diagnóstico de la DVB se basa principalmente en la identificación del virus en muestras de sangre. Los animales infectados en clasifican en dos categorías:

- T1. Luego de infectados cursan la enfermedad durante 14-21 días, tras lo cual se recuperan.

- P1. Son los animales permanentemente infectados desde el útero, cuando su sistema inmunológico en desarrollo no reconoció al virus. Nacen infectados, quedan en esa condición y diseminan partículas virales durante toda su vida. No son muchos en una población, pero son muy peligrosos.

La prevención de la DVB se basa en la implementación de medidas sanitarias, como la detección y eliminación de animales P1, la vacunación y el monitoreo del rodeo con un plan de largo plazo.

En una reunión organizada por Select Debernardi, Diego Wenz, médico veterinario experto en sanidad animal, explicó que “la diarrea viral bovina causa principalmente inmunosupresión y afecta la reproducción, con baja en la tasa de preñez, principalmente por pérdidas embrionarias. Destacó que su incidencia creció de manera significativa en los últimos años.

Es una afección endémica en la Argentina, ya que el 85% de los establecimientos ganaderos para carne dio positivo a DVB según un estudio reciente que incluyó 5000 muestras y el 95% de los tambos estuvo en la misma situación de acuerdo a ese trabajo. En Latinoamérica la enfermedad también está muy difundida, aunque con algunas cepas distintas a las de la Argentina. Y en el mundo no hay países libres, sino solo regiones libres en algunos países como Noruega e Inglaterra.

“En animales T1, la presencia del virus en la sangre dura entre 14 y 21 días durante los cuales se desarrolla el efecto inmunosupresor. En la mayor parte de los casos, luego la enfermedad se autolimita”, explicó Wenz.

El contagio se produce principalmente por el contacto entre los animales por el aire respirado, materia fecal, orina, leche o reproducción. Los animales P1, persistentemente infectados, son una fuente importante de transmisión, ya que pueden ser portadores asintomáticos del virus durante toda su vida.

Los T1 que sufrieron infección pueden volver a infectarse a lo largo de la vida, ya que los anticuerpos específicos caen a la mitad a los 23 días. Por lo tanto, esos animales podrían infectarse dos o tres veces en el año.

Diagnóstico y control

El diagnóstico se puede realizar con una detección directa del virus mediante un análisis PCR similar al del Covid. “Si un animal da positivo, a los 30 días se vuelve a sangrar y se ve si pasó la viremia. Si da positivo dos veces da debería ser eliminado. En cambio, si da positivo la primera vez y negativo la segunda era un T1 solo con una viremia temporaria”, distinguió Wenz.

Para el control de la enfermedad existen varias herramientas. “Hay que diseñar un plan de largo plazo, que comienza con la vacunación, que es la herramienta de mayor impacto en relación a su costo/beneficio. Tiene como objetivo disminuir la circulación viral y conseguir mejores indicadores sanitarios en el rodeo”, recomendó Wenz. Corresponde aclarar que todas las vacunas respiratorias incluyen al virus de la diarrea viral bovina.

El experto explicó que hay distintos tipos de vacunas con diferentes modos de acción. En general, la vacunación se recomienda al año de vida de las terneras en recría.

La segunda medida es verificar el origen de todo lo que ingrese al rodeo, sean toros o vaquillonas, y hacer una cuarentena en el campo, como para que los animales T1 pudieran superar una viremia transitoria. Los que se detecten como P1 no deberían ingresar.

También se puede trabajar con los terneros haciendo la doble prueba de PCR a los 80-120 días de vida, lo que permite eliminar rápidamente los P1. “Todos estos controles se deben llevar adelante a lo largo de toda la vida de los animales con un plan a largo plazo; también es conveniente solicitar a las cabañas análisis de diarrea viral bovina negativo antes de comprar semen de los toros ofrecidos”, concluyó Wenz.

Fuente: Diario La Nación 

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