El gremio de la láctea SanCor denunció incumplimientos salariales y exigió participar de una definición clave
La crisis de SanCor Cooperativas Unidas Limitada (CUL) ingresó en una nueva etapa judicial con la apertura formal de su concurso preventivo de acreedores en febrero pasado.

En este contexto, la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) denunció que la empresa continúa sin cumplir con el pago de salarios, incluso después del inicio del proceso concursal. La firma atraviesa una profunda crisis y arrastra una deuda superior a los US$400 millones.
“Nos adeuda [SanCor] hacia atrás del concurso, y tampoco nos paga hacia adelante”, señaló Atilra en un comunicado, donde, además, advirtió sobre la crítica situación de los trabajadores y la necesidad de ser considerados en cualquier decisión que se tome respecto del futuro de la firma. El gremio remarcó que, actualmente, “el 90% de las plantas industriales están paralizadas”, lo que agrava aún más el panorama y pone en riesgo cientos de puestos laborales.
“En medio de esta situación desesperante para nuestras familias ha trascendido y la propia empresa así lo ha comunicado al Juzgado, la existencia de propuestas por parte de inversores interesados en la reactivación”, subrayaron.
La cooperativa láctea busca aumentar su volumen de producción, ya sea en plantas actualmente operativas o mediante la reactivación de instalaciones paralizadas. Así, días atrás, logró dos nuevos acuerdos para la elaboración de productos. Uno de los convenios es similar al firmado con el grupo cordobés Elcor—dueño de la marca Tonadita— bajo un esquema a fasón para manteca, mientras que el otro se basa en la compra de leche para procesar. Según comentaron, ambos acuerdos están diseñados como esquemas de provisión sostenida y de largo plazo, lo que permitirá a SanCor recuperar parte de su capacidad productiva y fortalecer su operación comercial.
Según el sindicato, el pasivo de la empresa supera ampliamente al activo, conforme la verificación de créditos presentada ante la Justicia. En ese sentido, alertaron: “La paralización de la actividad conlleva directamente a una quiebra, donde quedaremos todos sin trabajo y, ni nosotros ni el resto de los acreedores cobrará un peso, produciéndose el desguace y cierre de las plantas con toda la gente en la calle”.
Atilra subrayó que no se trata de un acreedor más dentro del proceso concursal, sino de trabajadores cuyos créditos “tienen carácter alimentario”, porque el “salario resulta vital e imprescindible como único medio de subsistencia de las familias”.
Reclamo
En ese marco, el sindicato lanzó una serie de exigencias y propuestas. Por un lado, reclamaron: “Que las autoridades de SanCor CUL nos informen de inmediato las propuestas de reactivación por parte de los inversores referidas a nuestra situación laboral, para considerar en asamblea su aprobación o rechazo”.
Además, propusieron “un plan de lucha nacional en defensa y resguardo de la fuente y puestos de trabajo”. En este contexto, anticiparon la intención de marchar “hacia el juzgado del concurso” para solicitar a la Justicia que garantice el sostenimiento de la actividad y evite despidos masivos.
En este marco, fuentes cercanas a la empresa que conocen el proceso indicaron a LA NACION sobre lo dicho por el sindicato: “No pueden realizarse propuestas parcialmente, sino siempre en el marco de los tiempos y los procesos propios del concurso”.
En relación con los eventuales interesados en reactivar las plantas, afirmaron: “Los diálogos que se establecen requieren confidencialidad. Tampoco se puede estar comentando cosas que generen expectativas y que no se concreten”.
La tensión entre la empresa y los trabajadores no es nueva, pero se intensifica a medida que pasan los meses sin avances concretos en la recuperación productiva ni en el pago de los haberes adeudados. En paralelo, el concurso sigue con la mirada puesta en posibles inversores que quieran apostar por una reestructuración.
Por su parte, los trabajadores organizan asambleas en distintas plantas y no descartan nuevas medidas de fuerza. “No queremos ser espectadores, exigimos ser parte de cualquier definición sobre nuestro futuro”, remarcaron en Atilra.
La historia de SanCor, que supo ser una de las principales cooperativas lácteas del país, atraviesa así uno de sus capítulos más inciertos. El resultado del concurso y las acciones que se tomen en el corto plazo serán claves para determinar si se abre una nueva etapa de reactivación o si, por el contrario, se precipita una salida traumática que impacte en toda la cadena láctea.
Fuente: Diario La Nación