La participación de la soja importada en la molienda argentina fue del 21,8% en los dos primeros meses del presente ciclo comercial
El presente escenario comercial resulta muy desfavorable para aquellos productores argentinos que necesitan vender soja luego de cosecharla porque la demanda está plenamente abastecida.

En mayo pasado la molienda de soja en la Argentina –según datos oficiales– fue de 3,87 millones de toneladas, una cifra 2,5% menor a la registrada en el mismo mes de 2024, lo que se explica por la salida de producción de las fábricas aceiteras controladas por la concursada Vicentin (que en el presente mes de junio volvieron a trabajar luego de un acuerdo propulsado por los interventores de la compañía santafesina).
Por otra parte, en mayo pasado la Argentina importó 777.127 toneladas de poroto de soja, las cuales en su mayor parte provinieron de Paraguay y una porción minoritaria de Brasil. Se trata de una cifra equivalente al 20,0% del volumen de soja procesado en el país en dicho mes.
Eso implica que en los dos primeros meses del ciclo comercial 2024/25 la participación de la soja importada en la molienda argentina fue del 21,8% versus 19,8% en el mismo período del año pasado.
Considerando que la cosecha argentina de soja 2024/25 –según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires– sería de 50,3 millones de toneladas versus 50,2 millones en 2023/24, entonces el incremento interanual ponderado de poroto importado procesadora supera los dos puntos en términos interanuales.
A la soja paraguaya debe sumársele un stock remanente de soja de la campaña 2023/24 de casi 10 millones de toneladas que se trasladó al presente ciclo 2024/25, lo que garantiza un adecuado aprovisionamiento de poroto a la industria más allá de cuál sea el apetito vendedor de los productores en lo que respecta a la cosecha que están levantando actualmente.
El ingreso de soja al mercado argentino se realiza en el marco del régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, el cual –implementado por el decreto 1330/2004– facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados como harina, aceite y biodiésel para generar divisas.
Fuente: Bichos de Campo