Alerta. Trump le pidió a China cuadruplicar compras de soja cómo podría afectar a la Argentina
En el marco de la revisión de las relaciones comerciales de Estados Unidos que está haciendo el presidente Donald Trump, postergó la suba de aranceles a China a cambio de una serie de condiciones, entre las que está que “cuadruplique” los pedidos de soja estadounidense para nivelar “sustancialmente” el déficit comercial.

El gigante asiático es el primer destino del poroto de soja argentino. Analistas consultados por LA NACION coincidieron en que cualquier cambio en la dinámica afectará a la Argentina, aunque hay estrategias para reducir el impacto. En las últimas horas Trump extendió por 90 días la suspensión de aranceles para China, lo que podría reconfigurar el escenario.
Marisa Bircher, exsecretaria de Mercados Agroindustriales y de Comercio Exterior durante el gobierno de Mauricio Macri, repasa los datos del mercado. China es el principal importador mundial de poroto de soja, con más de 100 millones de toneladas anuales. De estas importaciones, el 70% provienen de Brasil, el 23% de Estados Unidos y el 4% de la Argentina. Aun con esa cifra, China es el principal destino para los operadores locales con US$1700 millones anuales (94% del total exportado).
“Cualquier cambio en el esquema de compras de China, ya sea a través de una eventual suba de aranceles a los productos de Estados Unidos o a través de un direccionamiento hacia la compra de más productos de ese origen, sin dudas tendrá un impacto en nuestras ventas al gigante asiático, tanto en volumen como en precio. Habrá que esperar para ver cómo se generan nuevos reacomodamientos comerciales”, añade.
Marisa Bircher: “Cualquier cambio en el esquema de compras de China, ya sea a través de una eventual suba de aranceles a los productos de Estados Unidos o a través de un direccionamiento hacia la compra de más productos de ese origen, sin dudas tendrá un impacto en nuestras ventas al gigante asiático, tanto en volumen como en precio"
La analista de mercados Sol Arcidiácono, Sales Head Desk en HedgePoint Global Markets de Latam Grains, señala que las commodities habían salido del foco en las primeras negociaciones comerciales de Trump, concentradas más en insumos claves para el desarrollo de tecnología y comunicaciones y en productos de valor agregado. Sin embargo, a semanas de comenzar el ciclo 2025/26 en Estados Unidos y con China sin haber comprado nada anticipadamente, el Presidente “puso en la mesa las compras de soja norteamericana, aunque no se lo veía como un tema central de las conversaciones”.
Insiste en que el principal origen de las importaciones chinas es Brasil, “con una cosecha récord y logística ordenada, tiene potencial para abastecer el 85% de las necesidades chinas, mientras que la Argentina, ganando competitividad este último año tras la unificación del tipo de cambio y baja de retenciones, acompaña el flujo, recuperando un ritmo exportador interesante, que revitaliza el negocio, alcanzando entre 15% y 20% del volumen total, como tradicionalmente ocurría”.
En ese contexto, Arcidiácono ve a la Argentina como “aliada de Brasil en esta jugada. Estados Unidos, aún con acuerdos en firme con China, no recuperaría el espacio cedido. Con la ventaja de la contraestación y buena calidad, la necesidad de originación china ya no es la misma que hace seis años atrás, y los flujos comerciales ha cambiado totalmente”.
Bruno Todone, analista de Granos de AZ Group, estima que si China y Estados Unidos llegan a un acuerdo, los chinos avanzarían con las compras y podrían alcanzar los 30 millones de toneladas anuales, 50% de las exportaciones globales estadounidenses. “Disminuiría sus compras de soja sudamericana, haciendo caer los premios locales pero a su vez generando subas en Chicago por el aumento de la demanda sobre el grano estadounidense”.
También advierte que la soja estadounidense “ no alcanza ‘para todo’, si aumenta sus exportaciones a China y, teniendo en cuenta que su objetivo es aumentar la producción de aceite de soja para biodiésel, perdería incidencia en otros destinos ya que no le quedaría disponibilidad. Si no crece la oferta de aceite de soja, no procesaría la oleaginosa y sí tendría disponibilidad para exportar a varios destinos, posibilidad que tendría un efecto alcista para la Argentina ya que es nuestro principal producto exportado”.
Desde la Bolsa de Cereales de Córdoba, Gonzalo Agusto entiende que habría más perjuicio para Brasil que para la Argentina ya que es el principal exportador de poroto a China. Para el experto Jorge Ingaramo, que China cuadruplique sus importaciones a Estados Unidos implicaría que le compre “toda la producción” a Estados Unidos a la vez que indica que “casi no compra subproductos” y que todavía no hay compras registradas de la nueva cosecha estadounidense. “Esas operaciones la hace en setiembre y octubre, después va a Brasil a comprar FOB y en tercer lugar llega a la Argentina, que es un vendedor marginal de granos”.
“Todo acuerdo comercial discriminatorio como este, genera desvíos -añade-. Evidentemente dejará de comprarnos una parte de lo que le vendemos; es probable que la industria procese. El Gobierno puede darle alguna preferencia vía retenciones al sector aceitero para que tenga algún justificativo para comprar FOB cosecha. Se puede arreglar; no es un drama. En este caso se ve la importancia de tener una industria instalada con capacidad de molienda muy superior al uso que se le da; con el diferencial arancelario la industria compra todo el año”.
Ingaramo considera que la propuesta de Trump es “antiindustria” estadounidense ya que el país produce unos 117 millones de toneladas de soja anuales y muele 69,1 millones. “Le quedan 48 millones de toneladas de grano, con lo que lo dicho por el presidente es anticrunch”.
Fuente: Diario La Nación