¿QUÉ PASARÁ CON EL PRECIO DE LA TIERRA?
Hay cambios en el perfil de los negocios inmobiliarios rurales. Con oferta en retracción y medidas cambiarias que dificultan operaciones, la demanda se hace más selectiva.
La sequía –que proyecta pérdidas de ingresos por $ 5,000 M, según calcula el Inta– y la caída de los precios de los granos –que ronda el 15% contra el año pasado– ajusta todo el negocio agropecuario. Y una de las preguntas que surgen es cómo impactará el nuevo escenario de menor holgura en el mercado inmobiliario rural. ¿Qué pasará con los precios en la compra-venta de campos?
Punto Biz consultó a Gerardo Taboada, socio gerente de Organización Taboada, broker inmobiliario especializado en negocios rurales con base en la provincia de Entre Ríos pero negocios en toda la región núcleo del país.
“En la actualidad, el mercado inmobiliario se encuentra con una oferta de campos muy acotada y sólo se venden aquellos campos que corresponden a la división de sociedades o sucesiones, y en menor medida aquellos productores o empresarios que la venta de su campo actual es utilizada como escalera para acceder a unidades de mayor superficie o ubicaciones geográficas más favorables, que es lo que se denomina negocios encadenados y que a la hora de resolverlas se torna más complejo debido a la cantidad de actores dentro la operación”, explica Taboada.
Si bien todavía hay casos de vendedores que acceden a desprender de su campo si el valor de mercado se ve incrementando entre el 20 y el 30 como oportunidad, el broker asegura que este tipo de ofertas no abundan y son difíciles de concretar porque es complicado lograr un acuerdo de partes debido a que son muy pocos los inversores que están dispuestos a convalidar los valores. “Veo que la oferta seguirá en retracción y la demanda muy selectiva dispuesta a analizar propuestas de inversión sobre valores de mercado razonable”, señala.
Con respecto a los precios, Taboada señala que los campos maiceros están entre u$s 13,000 a u$s 18,000 la hectárea; los trigueros, u$s 6,000 a u$s 7,500; los invernadores, u$s 6,000 a u$s 8,500; y los campos para cría, u$s 3,000 a u$s 4,000. “En relación a 2010 los campos maiceros y trigueros están 25% más caros, mientras que los campos de invernada subieron 19% y los de cría se incrementaron 32%”, dice.
En materia de perspectivas, el broker proyecta que “en el corto plazo todo hace suponer que se mantendrán en los mismos niveles de precios”. Pero a largo plazo ve algunos factores alcistas. “La rentabilidad agropecuaria va de la mano con los valores de la tierra y a media que la fronteras para las distintas actividades productivas se van expandiendo y mejoran los niveles de producción debido a la implementación de nuevas tecnologías y avances genéticos, los campos van a ir aumentando su valor”, calcula el empresario.
Finalmente, en lo que hace al impacto en el negocio que tuvieron las últimas medidas cambiarias en el negocio, que limitaron la disponibilidad de dólares, Taboada señala que provocaron la disminución de operaciones y hasta la cancelación de algunas en marcha. “Las operaciones de ventas de campos siempre se realizarán en dólares y a la hora de firmar una escritura los vendedores quieren los dólares”, resalta Taboada.
“Pero no es sólo la dificultad de hacerse con dólares físicos para aquellos que no cuentan con ellos para cumplir con un compromiso lo que impacta en el mercado inmobiliario, sino la sensación de escasez de dólares que implican las medidas adoptadas y que alientan la expectativa de devaluación del peso; en una demanda inmobiliaria dominada por inversores como la que caracterizó al mercado en los últimos años provocando su retracción automática y por la tanto reduciendo el número de operaciones de compra venta”, concluyó Taboada.
Fuente: Punto Biz, FyO.