No es para festejar pronosticaron una cosecha récord y más dólares, pero un economista hizo una dura advertencia
En medio de un contexto climático que ha dejado hasta el momento excelentes reservas hídricas, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires presentó sus primeras proyecciones para la campaña gruesa 2025/26.

Ramiro Costa, economista jefe de la entidad, subrayó que la producción total estimada para el nuevo ciclo alcanzará 142,6 millones de toneladas, un incremento del 8,9% en comparación con el ciclo previo. “Récord absoluto de producción de granos en la Argentina”, dijo Costa.
Este volumen tendrá un fuerte impacto económico: las exportaciones crecerán un 3,3%, hasta llegar a US$32.938 millones, mientras que la recaudación fiscal consolidada ascenderá a US$12.905 millones, con una suba del 6,5%. En tanto, el valor agregado de la campaña trepará a US$43.237 millones, un alza del 1,5%, como aporte al PBI. Pese a que la cosecha será récord en volumen, en valor no pasará lo mismo debido a menores precios internacionales.
Según el informe, la superficie destinada a los cuatro cultivos de mayor peso alcanzará 29 millones de hectáreas. El maíz liderará el crecimiento, con un avance del 9,9% interanual y una superficie de 7,8 millones de hectáreas; mientras que el girasol mostrará un salto del 22,7%, hasta las 2,7 millones. En tanto, el sorgo ocupará 0,9 millones de hectáreas, con un alza del 10%. La soja, por su parte, retrocederá un 4,3% interanual, al ubicarse en 17,6 millones de hectáreas. En términos productivos, esto significará una baja del 3,6% en comparación con la campaña anterior. Vale recordar que para la campaña de trigo y cebada la Bolsa de Cereales porteña ya había estimado 6,7 millones de hectáreas y 22 millones de toneladas en el primer cereal y 1,3 millones de hectáreas y 5,3 millones de toneladas en el segundo.
En lo que se refiere a las proyecciones de producción de la campaña de granos gruesos, estimaron que la cosecha de maíz alcanzará los 58 millones de toneladas, la de soja 48,5 millones de toneladas, en girasol 5,8 millones de toneladas y en sorgo 3 millones de toneladas. El experto aclaró que las mismas estarán sujetas a la evolución de las precipitaciones y las temperaturas durante la ventana de siembra y el periodo crítico para la definición del rendimiento de los cultivos.
“Con este panorama, estamos proyectando un aumento del 18,4% en la producción de maíz y del 16% en girasol. La soja, en cambio, tendrá una caída que se estima en 3,6%”, señaló Costa en su presentación.
Clima neutral y reservas hídricas
Subrayó que el contexto climático es uno de los principales factores detrás de estas expectativas. “El escenario climático se presenta como neutral a mediano plazo y con excelentes reservas hídricas en gran parte de las regiones productivas”, indicó en su reporte.
El pronóstico, que contempla un 56% de probabilidad de un evento Niña entre septiembre y noviembre, muestra luego una tendencia hacia la neutralidad entre enero y marzo de 2026.
La disponibilidad de humedad, remarcó el técnico, permite un piso sólido para alcanzar altos rendimientos en la nueva campaña, incluso después de los problemas registrados por excesos de agua en ciertas zonas durante el invierno.
Costa hizo hincapié en el nivel tecnológico que los productores prevén aplicar en esta campaña. “Se observa una mayor intención de los productores de aplicar un alto nivel tecnológico, particularmente en maíz con destino a grano comercial, donde se proyecta un aumento del 8%”, dijo.
El uso de semillas de alto potencial y la mayor incorporación de fertilizantes aparecen entre las decisiones más destacadas. “Este resultado obedece en gran parte a factores climáticos, pero también a una apuesta clara por elevar la productividad”, remarcó Costa.
La mirada en la soja
El retroceso de la soja, pese al buen contexto climático, vuelve a mostrar un cambio en las decisiones de los productores. “A pesar de registrarse una disminución respecto de la previa campaña, la intención de siembra continúa por encima del promedio de los últimos diez años”, indicó el documento presentado.
La Bolsa explicó que el doble cultivo trigo-soja de segunda sigue siendo una estrategia clave, aunque este año la mayor apuesta está concentrada en girasol y maíz.
El informe también detalló que el gasto en insumos y servicios de la producción agrícola alcanzará US$15.710 millones en la campaña 2025/26, lo que implica un aumento del 12,1% respecto al ciclo previo pero menor que la 23/24. Ese desembolso incluye herbicidas, insecticidas, fungicidas, semillas, tratamientos de semilla y fertilización, lo que da cuenta de la magnitud de la apuesta productiva.
Una década sin crecimiento sostenido
Para finalizar, Costa advirtió que “es un récord que no es para festejar tanto porque hace muchos años que la producción argentina está estancada, donde no crece de manera sistemática”.
Sobre los factores que frenan el desarrollo, sostuvo: “Derechos de exportación, brecha cambiaria, alta carga impositiva, condiciones climáticas desfavorables, falta de infraestructura y altos costos logísticos hacen que la competitividad argentina no pueda expresar el potencial que tiene”.
En esa línea, remarcó: “Estos 143 millones de toneladas no son tan distintos a los 140 millones de 2018-2019. Claramente no estamos en un proceso de crecimiento”.
Al comparar con la región, fue categórico: “Cuando vemos la evolución de países competidores, como Brasil, nos damos cuenta de que estamos absolutamente estancados. La Argentina tendría que estar hablando de 150 o 155 millones de toneladas como normal, no 130 millones como en los últimos años”.
Respecto de los factores coyunturales, explicó: “Estos 140 millones vienen muy apalancados por el efecto climático, pero no por decisiones de inversión decididas que permitan incrementar la productividad”.
Sobre las restricciones estructurales, señaló que el costo de transportar mercadería en la Argentina es muy alto y la infraestructura y la logística son una de las principales limitantes que tenemos. También marcó otra debilidad: “El acceso al capital es el factor más escaso y, por eso, el más caro. El financiamiento sigue siendo un desafío mayúsculo para el agro argentino”.
Finalmente, planteó una meta ambiciosa: “Si parte de estas cuestiones se van corrigiendo, podremos pasar de campañas récord de 140 millones a campañas normales de ese nivel, y pensar en récords de 150 o 155 millones de toneladas, incluso alcanzar 200 millones en algunos años”.
Fuente: Diario La Nación