Con menos soja, más insumos: mejora la ecuación de costos y crece la expectativa por el uso de fertilizantes
Tras la suspensión temporaria de las retenciones, el poder de compra de la oleaginosa subió entre 25% y 30%, impulsado por la suba del precio local y la baja de insumos como la urea y el fosfato monoamónico

Con menos soja, más insumos. Así podría resumirse el nuevo escenario: tras la suspensión temporaria de las retenciones, el poder de compra de la oleaginosa mejoró entre 25% y 30%, impulsado por la suba del precio local —de unos US$300 a US$350 por tonelada— y la baja reciente en insumos como la urea y el fosfato monoamónico.
Vale aclarar que si bien la soja es un cultivo que no utiliza fertilizantes como la urea, muchos técnicos recomiendan aplicar otros nutrientes, como el fósforo, que ayudan a mejorar los rendimientos. Además, estas comparaciones sirven para medir el poder de compra del productor y muestran cómo cambió la ecuación entre el valor del grano y los principales insumos agrícolas. En otras palabras, hoy, con menos soja se pueden adquirir más insumos.
En este escenario, los especialistas advierten que es un buen momento para aprovechar el canje, ya que se requieren menos toneladas para adquirir fertilizantes, herbicidas y servicios agrícolas de cara al ciclo 2025/26. Además, remarcan que esta mejora llega justo cuando muchos productores aún conservan soja de la campaña pasada y deben definir sus compras para la nueva siembra.
“Después de la baja a derechos de exportación cero, porque si bien duraron 72 horas, el decreto hizo que la soja pasara de US$300 a US$350 aproximadamente. Y eso se combina con una caída en el precio de la urea local, que internamente había subido mucho después del conflicto entre Israel e Irán, y ahora se está acomodando a la baja”, explicó Javier Patiño, analista de mercados.
El especialista señaló que, aunque la soja no utiliza urea en su esquema de fertilización, el impacto es relevante al medir el poder de compra del productor frente a los insumos más representativos del paquete tecnológico. “El poder de compra en términos de fertilizantes mejoró 29 % en el caso de la urea y 24 % en el del fosfato monoamónico (MAP) en el término de un mes”, detalló.
Patiño agregó que este escenario llega en un momento clave: el inicio de la siembra de maíz. “Es una buena señal, porque la campaña está arrancando muy temprano, con más ritmo que en otros años y con buena disponibilidad de agua en el perfil. En este contexto, invertir en fertilización puede ser un buen negocio, sobre todo con híbridos de alto potencial y condiciones de humedad favorables”, señaló.
En ese sentido, el analista considera que “este combo —una soja con mayor poder de compra, en un momento en que se están vendiendo 300.000 toneladas por día y se está sembrando el maíz— puede llevar a que tengamos una muy buena aplicación de tecnología en el cultivo de maíz”.
Jeremías Battistoni, analista de granos de AZ-Group, coincidió en que el repunte de precios de la oleaginosa permite aprovechar un momento favorable para canjear soja disponible por insumos, herbicidas o servicios agrícolas. “Desde principios de octubre, la soja disponible, remanente de la campaña 2024/25, cotizó de 340 a 345 dólares por tonelada, que son valores superiores a la capacidad teórica de pago de los compradores, como consecuencia de la necesidad de completar operaciones para cumplir con las declaraciones de venta inscriptas durante los días de retenciones cero”, indicó.
Ese salto en el precio de la soja mejora la ecuación frente a los costos. “Este repunte de precios de la oleaginosa permite comprar con ventaja los insumos necesarios para sembrarla en el ciclo 2025/26, ya que la mayoría de los insumos han mantenido su valor en las últimas semanas. De esta forma, se deben vender menos toneladas de soja para comprar, por ejemplo, una tonelada de fertilizante o 100 litros de herbicida”, agregó.
De acuerdo con los cálculos de AZ-Group, se requiere 27% menos soja para comprar 100 litros de glifosato y 33 % menos para adquirir la misma cantidad de atrazina. En fertilizantes, la mejora también es visible: 7% menos soja para comprar una tonelada de urea y 1 % menos para una de fosfato monoamónico (MAP).
Los fletes, si no aumentan en los próximos días con la llegada de la cosecha de trigo, también están “baratos” medidos en soja: se necesitan 19% menos toneladas para pagar el mismo servicio.
La situación es menos favorable cuando se mide en maíz o trigo. En el caso del maíz, solo conviene venderlo para comprar los dos herbicidas y pagar fletes. “No es buen momento para encargar fertilizantes ni para pagar labores”, advirtió.
Con el trigo disponible, en tanto, las ventajas son más limitadas: solo glifosato y atrazina muestran relaciones convenientes. Sin embargo, Battistoni destacó un dato no menor: la devaluación del tipo de cambio, que pasó de 1100 a alrededor de 1400 pesos, “diluyó un poco el costo de combustibles, labores, fletes e impuestos patrimoniales”, lo que también contribuyó a mejorar las relaciones de canje frente a los costos pesificados.
María Fernanda González Sanjuán, gerente ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil, señaló que la mejora en la relación insumo-producto también se refleja en las proyecciones para toda la campaña agrícola. “La relación de precios entre los granos y los fertilizantes (insumo-producto, I/P) ha mostrado una mejora interesante respecto de lo que se observaba hace apenas un mes. Si bien los valores de los granos se mantienen ‘bastante acomodados’ tras la breve eliminación de retenciones, el principal motor de esta mejora en la I/P —medida como la cantidad de kilos de grano necesarios para adquirir un kilo de fertilizante— ha sido la caída en los precios de los fertilizantes, tanto nitrogenados como fosfatados, registrando bajas del orden del 8% y 4%, respectivamente”, explicó.
La especialista agregó que el consumo de fertilizantes en la campaña está determinado por la superficie sembrada, el porcentaje de lotes que se fertilizan y las dosis aplicadas por hectárea. Y advirtió que, con perfiles de humedad óptimos en gran parte del país y la posibilidad de alcanzar producciones récord, será clave ajustar las estrategias de fertilización a las metas de rendimiento.
“Los suelos muestran escasa capacidad para acompañarnos, y será la disponibilidad de nutrientes la que defina el techo de los rendimientos en esta campaña”, concluyó.
Fuente: Diario La Nación