La falta de crédito golpea a la maquinaria agrícola y las fábricas sostienen ventas con financiamiento propio
La renovación de maquinaria agrícola atraviesa un freno casi total por la falta de crédito accesible. Con tasas bancarias que superan el 40 % anual, los productores encuentran serias dificultades para invertir en nuevas cosechadoras y tractores, lo que deja a la industria con capacidad ociosa y ventas muy por debajo de los niveles necesarios para modernizar el parque nacional.

El impacto es claro: el 80 % de las cosechadoras en uso tiene más de 10 años, y la mayoría de los tractores supera los 15. Esto no solo implica menor eficiencia en el trabajo a campo, sino también un riesgo de perder miles de millones de dólares en exportaciones, según la Asociación de Fabricantes de Tractores (Afat).
La diferencia que generan las tasas quedó en evidencia en las exposiciones del año: en Expoagro, con financiamiento subsidiado cercano al 15 %, las ventas se dispararon. Sin embargo, cuando en Agroactiva las tasas treparon al 24 %, la demanda se desplomó casi un 50 % de un mes a otro. Hoy, el mercado apenas coloca entre 5.000 y 6.000 tractores al año, y 600 a 800 cosechadoras, muy lejos de las 8.000 y 1.200 que se requieren para sostener el recambio.
Frente a este escenario, las compañías con sistemas de crédito propio se convirtieron en un salvavidas para el productor. Uno de los casos más destacados es John Deere Financial, que lleva 25 años en Argentina ofreciendo planes adaptados a los ciclos productivos. “Buscamos estar cerca del productor con alternativas de financiamiento tanto para equipos nuevos como usados, entendiendo la dinámica del negocio agropecuario”, explicó Rodrigo Weisburd, gerente de Asuntos Corporativos de la compañía.
A diferencia del sistema bancario tradicional, estas líneas se apoyan en el conocimiento profundo de la actividad y contemplan incluso operaciones con maquinaria usada, de distintas marcas, facilitando el recambio a través de los concesionarios.
Desde Afat reconocen que 2026 podría traer un escenario de “prudente optimismo” si las condiciones financieras mejoran. Mientras tanto, son las propias fábricas, con sus divisiones de crédito, las que sostienen el mercado y mantienen activo el engranaje tecnológico del agro argentino.
Fuente: Prensa AFAT