La Argentina es más cara analizaron 13 insumos imprescindibles para el agro en cinco países y el resultado fue categórico
La competitividad del sector granario argentino, a menudo analizada desde la perspectiva de los ingresos por las restricciones a la exportación, como las retenciones, presenta también serios desafíos por el lado de los costos de producción.

Un reciente informe elaborado por Franco Artusso y Tobías Lucero, responsables de la sección agroindustrial del Ieral, de la Fundación Mediterránea, puso el foco en esta “dimensión poco explorada en los análisis habituales sobre competitividad agropecuaria”.
El estudio, titulado “¿Qué tan competitiva es Argentina para producir granos?”, realizó una “comparación internacional de precios de insumos agropecuarios” entre la Argentina y otros países clave de la región y del hemisferio norte, en busca de entender cómo se posiciona el país en materia de costos. La conclusión general es categórica: “la Argentina es más cara en dólares que los otros países en la mayoría de los 13 productos relevados”.
En ese sentido, el Ieral logró relevar precios de insumos en septiembre pasado para cinco países: la Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos. El análisis incluyó trece bienes y servicios clasificados en seis grupos: fertilizantes, herbicidas, fungicidas, transporte de carga, combustible y maquinaria.
Desventaja en costos
Al desglosar la comparación, el informe mostró que la desventaja de la Argentina es notable respecto a sus vecinos. El país resulta “más caro en el 69% de los casos con respecto a Brasil, Uruguay y Paraguay (en los tres casos es más cara en 11 de los 13 productos)”. La diferencia se acorta, pero persiste, al compararse con la potencia del hemisferio norte, donde la Argentina es más cara “en el 54% de los casos con respecto a Estados Unidos (siete productos)”.
Pese a esta tendencia general al encarecimiento, el estudio matizó que, “salvo excepciones, no se observan grandes brechas entre los precios que se pagan en la Argentina con relación al promedio de los otros cuatro países”.
En promedio, los fertilizantes resultan “5,8% promedio más caros en la Argentina”, mientras que los herbicidas tienen un costo “un 8,2%” más elevado. Incluso el combustible esencial para la operación de la maquinaria agrícola, el gasoil grado 2, es “un 3% más caro” en la Argentina frente al promedio de los países analizados.
Las excepciones
El análisis también arrojó resultados sorpresivos. El rubro de fungicidas constituye una excepción a la tendencia general, ya que en este caso “la Argentina se ubica un 7,8% más barato que los restantes países”, aunque solo por encima de los precios de EE.UU. (23 US$/lt vs. 22,3 US$/lt).
En maquinaria agrícola, la situación es dispar: mientras que el precio de los tractores se ubica “un 31% por encima del valor promedio de los demás países”, las cosechadoras muestran una mejor performance de costos, situándose “un 7% por debajo del precio promedio de la región”.
En este contexto, el Ieral subrayó que este encarecimiento de la mayoría de los insumos relevados “revela la existencia de distorsiones que encarecen la producción agropecuaria”.
Factores detrás de la distorsión
El informe enumeró diversos elementos microeconómicos y regulatorios que explican por qué la Argentina exhibe precios más altos, incluso tratándose de bienes que se comercializan internacionalmente. Entre los factores explicativos se encuentran “los resabios de las restricciones cambiarias, cargas impositivas acumulativas, regulaciones laborales muy rígidas, elevados costos logísticos internos, menor escala operativa y un contexto de mayor incertidumbre y volatilidad”.
En ese sentido, se destacó específicamente el impacto de la presión fiscal sobre la cadena de valor: “Los costos de insumos y equipos agropecuarios locales están exacerbados por impuestos sobre ventas como Ingresos Brutos o tasas municipales sobre facturación de empresas, que otros países no aplican”.
Estos impuestos, dijeron, al no reconocer como crédito el gravamen que las empresas pagan en sus compras, generan “un sobrecosto que se traslada a los precios de los bienes a medida que estos recorren la cadena de valor”, creando el pago de impuesto sobre impuesto. El estudio sugirió que avanzar en la sustitución de este tipo de tributación por impuestos más neutrales, como el IVA, y realizar reformas en otras áreas, podría ser “muy importante para acortar brechas de precios con los países con los que compite la producción local”.
El “doble castigo”
Pese a que el informe subrayó la necesidad de abordar las distorsiones microeconómicas, el Ieral enfatizó que el principal obstáculo a la competitividad no reside en los costos, sino en los ingresos. Esto se debe a que “en la Argentina los productores enfrentan Derechos de Exportación (DEX) que reducen de forma directa el precio efectivo que reciben por sus productos, lo que tampoco ocurre en los demás países analizados”.
En definitiva, para el Ieral, la actividad agropecuaria argentina compite en el mercado internacional con una “ecuación que sigue desequilibrada: insumos en general más caros y precios de venta más bajos”. Superar este “doble castigo resulta fundamental para recuperar competitividad y aprovechar plenamente el potencial productivo del sector”.
Fuente: Diario La Nación