LA NIÑA NO ES LO ÚNICO QUE GOLPEARÁ A LA AGROINDUSTRIA EN 2012

El fenómeno de La Niña afectó de manera considerable las estimaciones iniciales para la campaña 2011/12.

LA NIÑA NO ES LO ÚNICO QUE GOLPEARÁ A LA AGROINDUSTRIA EN 2012

 

Mientras que hacia fines del 2011, se preveía una cosecha récord de 28 MT (millones de toneladas) en maíz y una muy buena campaña de soja cercana a las 52 MT, la falta de precipitaciones repercutió en un fuerte recorte de la estimación del cereal a niveles similares a los de la campaña pasada (22 MT), y la de la oleaginosa a un rango estimado de entre 46 y 43 MT, lo que la ubicaría por debajo de la campaña anterior (50 MT), pero lejos de la gran sequía que azotó al agro en 2008/09 (30 MT).


 

Con precios internacionales que hoy se encuentran entre un 8% y un 10% por debajo al promedio alcanzado en 2011, los ingresos del sector agrícola serán entre un 15% y un 20% inferiores en dólares a los del año pasado. Esto es, en promedio, ya que las heterogeneidades climáticas hacen que en ciertas áreas las pérdidas sean sustancialmente mayores.


 

En términos del valor bruto de producción, la merma directa del sector primario se ubicaría entre unos u$s 4.000 a unos u$s 6.000 millones, únicamente contemplando las estimaciones iniciales de maíz y soja, medido a precios actuales.


 

Por otra parte, el sector primario es el eslabón inicial de un complejo agroindustrial con diversos encadenamientos, y con un considerable efecto multiplicador. En el caso de la molienda, solo por la menor disponibilidad de poroto de soja se espera una pérdida de aproximadamente u$s 2.000 millones en su valor bruto de producción. Pero además, la competencia por el grano elevaría el precio del insumo, resultando en un achicamiento de márgenes de ganancia en toda la cadena (aceites, harinas y biodiesel).


 

Otros afectados serán la producción de carne vacuna y lácteos, en donde la menor disponibilidad de forraje deberá ser compensada con una mayor alimentación en base a maíz, lo que probablemente no pueda ser transferido del todo a precios. O desde el punto de vista de los servicios, por ejemplo, por cada millón de toneladas menos que se coseche implicarán 35.700 viajes menos de camiones de carga.


 

En estos tres casos, la reducción de las cosechas implica una menor disponibilidad de insumos para la producción. Pero a un nivel más amplio, la merma en los ingresos en dólares del sector agropecuario también alcanzará a sectores como los de agroquímicos y maquinaria agrícola, que son unos de los principales rubros de inversión del campo.


 

En las últimas dos campañas, por cada tonelada que se cosechó, implicó inversiones promedio por más de u$s 30 en fertilizantes y fitosanitarios y otros u$s 10 en maquinaria agrícola e implementos. En estos casos, también se deberá afrontar la incertidumbre en cuanto a las importaciones de partes e insumos básicos para su elaboración. Nuevamente el factor regulatorio. La misma política que les aseguró un mercado local cautivo hoy pone en jaque sus procesos productivos que no siempre son tan fáciles de adaptar en poco tiempo.


 

El impacto de la sequía es amplio en términos productivos, alcanzando el 0,5% en términos del PBI de manera directa y puede superar al 1% si se toman los sectores relacionados mencionados anteriormente.


 

Los fenómenos climáticos, los precios internacionales o los vaivenes de la crisis internacional son factores exógenos difíciles de prever. Pero cuando ocurren, ponen de manifiesto algunas debilidades microeconómicas que se sienten más aún cuando el margen se acorta.


 

En el caso del sector primario, un colchón de liquidez más ajustado para los productores pondrá más presiones para avanzar en un sistema de comercialización más transparente que elimine los descuentos sobre el FAS teórico.


 

Para el caso de la industria cárnica, la sequía probablemente ralentice la recuperación del stock ganadero, que era de esperarse con el aumento del precio del ganado en pie, y luego de que las políticas de precios y restricciones a las exportaciones en años anteriores hayan repercutido en una brusca liquidación de animales.


 

Por último, la industria local de agroquímicos y maquinaria agrícola continuará encontrando limitaciones de competitividad en algunos segmentos para compensar la caída en la demanda local con un sustancial aumento de las ventas externas.


 

Fuente: Carolina Schuff, El Cronista, Agrositio.

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