AFLOJA EL PRECIO EN PIE
Para absorber la mayor oferta de carne vacuna, la demanda exige menores precios, tanto del kilo vivo como a nivel mayorista. Ignacio Iriarte.
En los cinco primeros meses del año, la faena bovina creció ocho por ciento, una muestra clara de que pese a persistir la retención, la producción de carne comienza a recuperarse.
La venta de bienes y servicios de consumo masivo, acompañando la desaceleración de la economía, comienzan a mostrar los primeros signos de debilidad, aunque se ubican todavía por arriba de los registros del año pasado. La combinación de una mayor oferta de carne, que se acelera semana a semana a medida que comienza a aparecer todo lo encerrado por los feedlots, con una demanda más débil, y una calle cada vez más dura y con una cobranza cada vez más difícil, trae un precio de equilibrio más bajo. La demanda, para absorber los crecientes volúmenes ofertados, exige menores precios, tanto para el ganado en pie, como a nivel mayorista.
Se entra en el cuatrimestre de mayor oferta estacional, al mismo tiempo que la economía pasa de la desaceleración a la recesión, en brevísimo tiempo. Por primera vez en mucho tiempo lucen amenazados dos pilares del modelo económico: el pleno empleo y los altos salarios reales.
Encuestas confiables sobre precios de la carne vacuna al consumidor indican que desde noviembre del 2009 (cuando comienza el salto de precio) hasta mayo último, el valor de los seis cortes vacunos al mostrador subió 169 por ciento, contra 164 que lo hizo el valor del novillo en Liniers. Es improbable que la baja del precio de la hacienda y de la carne que se insinúa en estos últimos días se traslade rápidamente al precio al mostrador: es un clásico de la economía de la carne vacuna que, salvo una debacle en la demanda final, en el corto y mediano plazo, el minorista no baja los precios al público y capitaliza con un mayor margen de utilidad el menor valor que paga la media res. En términos muy generales, y de acuerdo con la experiencia de las últimas dos décadas, el precio de la carne vacuna al mostrador tarda entre cuatro y seis meses en copiar la trayectoria a la baja del ganado en pie.
Otro dato que reflejan las encuestas es el extraordinario abaratamiento relativo de la carne de pollo: entre 2005 y 2009 su precio al público promediaba alrededor del 50 por ciento del precio promedio de los seis cortes vacunos (asado, paleta, picada, bife angosto, cuadril, nalga), mientras que hoy el pollo vale sólo un 30 por ciento del precio de los seis cortes aludidos. En el último año, el valor relativo de la carne vacuna al público subió 19 por ciento, mientras que el pollo lo hizo 24, consecuencia de la quita de los subsidios. Sin embargo no alcanza a modificar el favorable precio relativo del pollo, cuyos productores enfrentan ahora una situación difícil: el precio mayorista del cajón de pollo sigue cayendo (29 por ciento abajo del pico de octubre último), al tiempo que el valor del balanceado comenzó a subir. La industria avícola ya venía con un problema de sobreproducción, que no se puede resolver fácilmente –con este tipo de cambio– con más exportaciones.
Fuente: Ignacio Iriarte, Analista del mercado ganadero y de carnes; La Voz del Campo.