¿SE RACIONARÍA LA DEMANDA MUNDIAL DE SOJA?
Como sabemos, la sequía que sufre EE.UU. es la más grave desde el año 1956. Y lo es, principalmente, por la extensión afectada.
Más de la mitad del país experimenta esta terrible seca que se centra en el Medio Oeste, justamente la región que produce el 75% del maíz y de la soja norteamericanos.
Durante la semana pasada, hubo pronósticos de lluvias; ello hizo que los valores “aflojaran”. Y las lluvias aparecieron, sobre todo en la zona norte del Medio Oeste.
Con el nuevo cuadro, los fondos buscaron salir, tras una toma de ganancias y ello permitió que los valores cedieran. Al menos durante la semana pasada.
Pero las precipitaciones no fueron para nada suficientes. Y la cosa no termina acá: los pronósticos actuales no revelan un cambio de tendencia. De hecho hablan de elevadas temperaturas y sequía para las próximas dos semanas.
Mientras que la soja se halla actualmente en un momento crucial en términos de determinación del rinde, el maíz ya lo ha pasado, pues la polinización habría quedado atrás. Las expectativas de mejora para el maíz son nulas y para la soja son mínimas.
En consecuencia, los precios han retomado el sendero alcista.
Una característica de esta campaña es la implantación adelantada. Así, el período crítico también se adelanta, y por eso la necesidad de abundantes precipitaciones es imprescindible.
Siendo éste el cuadro, las estimaciones privadas de producción son poco alentadoras.
Sobre una superficie de 30,5 millones de hectáreas, Lanwort Inc, la firma analista de agricultura y energía rentable que ahora pertenece a Thompson Reuters, acaba de calcular un rendimiento promedio de 24 QQ por hectárea. Esto significa una producción del orden de 73, 20 millones de toneladas, es decir 10 millones de toneladas menos que en la campaña previa.
Estimaciones como las de Lanworth recién están empezando a considerarse.
A su vez, los cálculos oficiales todavía no muestran la gravedad del cuadro.
Es de esperar, entonces, que el USDA publique próximamente un fuerte recorte en la producción.
En tal circunstancia, no sería sorprendente que los precios sigan en ascenso. O, por lo menos, deberían permanecer en los actuales niveles.
Pero, una vez pasado el cuadro de estacionalidad y frente a la perspectiva (todavía incierta) de una gran cosecha procedente de América del Sur, con Brasil y Argentina a la cabeza, los precios buscarían horizontes más reducidos.
Además, ya que los operadores no comerciales acumulan una posición neta comprada remarcable, el riesgo de que la tendencia reciente se revierta es cada vez más alto.
Otra cosa a tomar en cuenta es lo que sucede en el mundo occidental. Allí, la situación económica dista de tener un panorama positivo, tanto en lo que se refiere a EE.UU. como a Europa. La U.E. pasa por una profunda recesión, en tanto que el país americano revela una tasa de crecimiento sumamente baja.
Así las cosas, el euro sigue en caída. Y acaba de llegar al valor más bajo de los últimos dos años. Ya está en 1,21 por dólar. Obviamente, esta relación de cambio no apuntala para nada los precios de los granos.
A favor de los precios… ¿qué puede decirse?
Pues bien que la demanda, pese a todo, se muestra firme sobre todo por la tracción ejercida por Asia.
Para que los precios cedan, la demanda debería racionarse. Pero a diferencia del maíz cuyo racionamiento en el consumo es más fácil de alcanzar, la demanda de la oleaginosa resulta difícil, ya que China e India siguen empujando el carro.
Bien lo ha expresado Hou Jian, jefa de análisis agrícola de Yongan Futures Co., una de las principales corredoras de materias primas de China; “La creciente demanda china de soja no cede a los precios”.
Fuente: Manuel Alvarado Ledesma, Agrositio; ON 24.