Con la cosecha, menudo problema tendrá el gobierno
La cosecha récord se aleja día a día. El caso del trigo es patético. Así los agrodólares no serán tan abundantes.

La campaña se está presentando con todo tipo de problemas. Los principales inconvenientes derivan de las fuertes lluvias que azotan toda la zona agrícola argentina.
Lo curioso es que, pese a la gravedad del cuadro, ni el mercado ni el gobierno han tomado total conciencia de la situación. Lo más preocupante es que, según los pronósticos climáticos, los días por venir también están bajo la amenaza de nuevas precipitaciones.
En estas circunstancias, no se puede afirmar que tendremos una cosecha ni siquiera “normal”. No nos referimos a que ésta será un fracaso. Porque el exceso de agua si bien trae muchos problemas, también “ayuda” a que determinados lotes alcancen altos rindes.
Pero tampoco nos referimos a que sea todo lo buena que se pensaba al arranque. De récord, como vienen las cosas, no habrá nada.
¿Habrá revisado el gobierno los números?
El trigo es el ejemplo más claro de lo que está pasando. Acá, la baja no sólo serán en volumen sino también –y mucho- en calidad.
Con las lluvias que en forma desmesurada empezaron a caer desde septiembre, han aparecido problemas sanitarios con reducción de peso hectolítrico y sus consecuentes secuelas en productividad y calidad. También hay lotes perdidos por anegamiento.
El USDA en su último reporte proyectaba 11,5 millones. Y en general un número parecido a éste es el que se estaba barajando en el mercado.
¿Es real hoy algo así? No, demasiados problemas han castigado los campos de trigo.
La cosecha de trigo, seguramente, será inferior a 9.5 millones de toneladas. Con esta volumen, el mercado local afronta un fuerte conflicto entre oferta y demanda.
Durante este año, el país fue “sacando” su producción al exterior, esto es de las existencias previas. Al mes de noviembre, sólo contaba con 240 mil toneladas de stock de la cosechan vieja.
Como lo que se destina a ventas externas ya fue comprada por los exportadores, con un volumen declarado de 4,5 millones de toneladas, la situación para el abastecimiento al mercado interno se encuentra en un punto de suma gravedad.
Será muy difícil que se logre exportar por más volumen.
Recordemos que la demanda interna lleva usualmente cerca de 6 millones de toneladas. Y aunque se ha autorizado la exportación de 6 millones, la realidad no permitirá alcanzar tal cifra. De hecho podría llegar a haber problemas con el cumplimiento del volumen de exportación declarado.
De retirarse la exportación del mercado local, los precios deberían recibir un impacto negativo.
Pero el trigo no es el único afectado en este entramado de productividad y calidad.
En la secuencia cronológica, le sigue el maíz. Por el exceso de lluvias, y en algunos casos por granizo, la siembra se está desarrollando con múltiples problemas que conllevan retrasos y resiembras.
Ya estamos en diciembre y tan sólo el 70% de la superficie planeada está sembrada.
Como se presenta el año, difícilmente sea éste uno de cosecha récord. Y por lo tanto, la exportación no será tan buena como se pensaba. Aunque es muy temprano para arriesgar un número, se podría decir que no habrá mucho más de 14 millones de toneladas para exportar.
El esquema de la soja no es muy distinto. Se calculaba que la siembra llegaría a poco más de 19 millones de hectáreas. Pero recién se habría sembrado 11,5 millones, por los problemas de humedad, anegamiento e incluso de ocurrencia de piedra.
Por ello, ponemos en serias dudas la posibilidad de alcanzar un volumen de 55 millones de toneladas. Más bien, habría que pensar en algo menos de 50 millones.
Las divisas de la agricultura tienen un techo. Y ya vemos que más bajo de lo que se calculaba.
Fuente: Manuel Alvarado Ledesma, Agrositio