El avión defiende sus virtudes para fumigar
En pleno vuelo. El avión mejora la penetración de agroquímicos, no destruye el cultivo y tampoco compacta el suelo.
Las aeroaplicaciones toman cada vez mayor protagonismo en la producción agrícola, sostienen sus protagonistas, ya que -afirman- tienen múltiples ventajas que ayudan a ganar eficiencia en las pulverizaciones.
Durante el último congreso de Aapresid, en Rosario, el tema tuvo su lugar durante el taller "La aviación agrícola como sistema de aplicación sustentable de agroquímicos", a cargo de Sandro Peisino, piloto y responsable de Yebilá, una empresa de Venado Tuerto que desarrolla sus actividades, principalmente, en el radio de la zona núcleo.
Entre los beneficios de las aeroaplicaciones, Peisino destacó que permiten trabajar grandes superficies en poco tiempo. A su vez, mejora la penetración de los agroquímicos, no se produce destrucción del cultivo pisándolo, tampoco compactación de suelo y no se diseminan las enfermedades.
A pesar de estas virtudes, el piloto siempre subrayó que las aplicaciones aéreas son complementarias a las terrestres, y no buscan reemplazarlas.
Entre las ventajas más importantes en lo que hace al manejo agronómico, se refirió a la posibilidad de hacer aplicaciones en el momento exacto en el que una plaga es sensible al producto, lo que permite también optimizar la cantidad de agroquímico aplicado.
Otros aspectos que ponderó Peisino son la importancia de la capacitación del personal, la evaluación de las condiciones climáticas, la utilización de herramientas adecuadas para cada producto y el seguimiento satelital de los aviones. Sostuvo que estos aspectos hacen una diferencia, ya que disminuyen los riesgos de un posible daño ambiental.
Ejemplificó así lo que sucede con los riesgos de deriva de producto. "A pesar de que la pulverizadora terrestre tiene menos deriva que el avión, ya que el botalón trabaja más cerca del cultivo, al compararlas, la deriva de la aplicación aérea no es significativa, y ante condiciones ventosas, que es uno de los factores que puede incrementar mucho este riesgo, una de las mejores estrategias que encontramos para disminuir el riesgo es trabajar en contra del viento", explica.
Todo este conjunto de aspectos que consideró el piloto le permitió distinguir la labor que hace una empresa profesional de aeroaplicaciones, con tecnología de punta y aviones adaptados, versus aquellas que no lo son.
Por eso, durante la ronda de preguntas Peisino hizo foco sobre la necesidad de una ley que controle a aquellos que no trabajan profesionalmente, a pesar de que -sostuvo- estos no le quitan mercado a los que sí lo hacen, que son los que tienen mayores costos de labor. En este sentido, contó que en diversas provincias de la zona central del país se está trabajando intensamente a distintos niveles, públicos y privados, para tener un mejor control de las aeroaplicaciones.
Consideró que Córdoba es una de las provincias más avanzadas en la legislación y control de aplicaciones aéreas y la diferenció de lo que ocurre en Santa Fe, donde los controles son menores. En este último caso aclaró que no es por desinterés sino por falta de recursos humanos para abarcar toda la geografía del distrito.
Está claro que las aeroaplicaciones son una herramienta más para ganar en eficiencia y que todavía tienen mucho para crecer, pero con responsabilidad.
Fuente: Pablo Losada, Clarín; Cuenca Rural.