Un mercado que pasó de la euforia a la depresión
La incipiente recuperación ganadera que se había iniciado en 2011 se cortó abruptamente.
La conjunción de precios estancados en Liniers hace prácticamente 18 meses, y con una inflación promedio del 18% anual (que se transforma en caída estrepitosa si, además, se los mide en dólares); la suba continua de los costos de producción, la sequía generalizada que "achicó sensiblemente la receptividad de los campos, igual que las fuertes heladas que se siguen sucediendo y, especialmente, la falta de expectativas favorables (o, al menos, mejores) en el corto-mediano plazo, determinaron que la incipiente recuperación ganadera que se había iniciado en 2011 se cortara abruptamente.
Así, mientras de los 11-12 millones de cabezas que se habían perdido desde 2006, se habían logrado recuperar hasta abril-mayo algo menos de 3 millones -a 50,9 millones- de acuerdo con el último informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), ahora esa tendencia no sólo se habría amesetado, sino que nuevamente se estaría enfrentando otro ciclo de liquidación, casi generalizado. De hecho, uno de los principales indicadores, que es el porcentaje de hembras que participa en la faena, ya se ubica en un alarmante 44%-45%, casi 10 puntos por encima del nivel de plena recuperación, a mediados de 2011, y 4-5 superiores a los del año pasado.
Otro dato para nada menor es también el crecimiento de la oferta que para este año ya se espera que supere los 12 millones de cabezas, lejos aún de los casi 16 millones de la época de plena liquidación (en 2010), pero bastante por encima de la oferta de los 2 años anteriores. Y, si todavía los precios que paga la demanda interna se sostienen es porque la carne quedó "barata", en términos relativos, frente a otros alimentos (verduras, harinas, etc.) y porque disminuyó sensiblemente el peso de faena de los animales, por lo que la oferta global de carne creció menos que el número de animales faenados, según destaca el especialista Ignacio Iriarte.
Pero ésta es una ecuación negativa. El "crecimiento" no es genuino. Es sólo aumento y da cuenta clara que los productores dejaron otra vez, de apostar al negocio ganadero que, a todas luces, aparece más que vidrioso.
Sin embargo, si se analiza globalmente, el resultado debiera ser otro pues, por un lado, hay una indiscutible firmeza del mercado interno que es capaz de absorber cantidades crecientes de carne vacuna, al punto que ya se superan nuevamente los 62 kilos per cápita por año. El dato cobra más valor si se considera que hay una inusitada oferta, especialmente, de carne de pollo, entre otras, que ubica ahora a la ingesta total de este rubro de alimentos en más de 105 kilos.
Por otro lado, el mercado internacional luce muy saludable y firme. De hecho, en el tradicional seminario de la Universidad Católica Argentina (UCA) que organizan el Centro de Consignatarios y el Mercado de Liniers, el especialista estadounidense, John Anderson del American Farm Bureau, destacó que la caída del rodeo (y de la producción de carne) en Estados Unidos no se va a recomponer en el corto plazo, mientras que la demanda mundial sigue en aumento, especialmente en Asia donde se prevé el grueso del crecimiento.
"Entre 2003 y 2013, en EE.UU. bajó la producción, la exportación y el consumo de carne vacuna", señaló antes de agregar que "hoy en Estados Unidos los precios minoristas de la carne son los más altos históricos y, probablemente, por los dos próximos años seguirán así.
Pero también la cuota Hilton de cortes para Europa está en más de u$s 15.500 la tonelada, mientras la novedosa Cuota 481 (también para la UE) de 48.000 toneladas, alcanza un nada desdeñable nivel de u$s 9.000/t y al ser en alguna medida complementaria de las anteriores, determina que el mercado internacional aparezca muy atractivo, al punto que Brasil, volverá a tener exportaciones récord durante este año.
Sin embargo, la Argentina, que en 2005 (antes del cierre de las exportaciones de carne en marzo de 2006) había llegado a tener una participación internacional del 11%, hoy apenas "araña" el 2%, destaca Iriarte.
Y, sin duda, este panorama seguirá así pues más allá de la sobreoferta de carne aviar, de la sequía y de la inflación, que sin duda afectan más que negativamente a la actividad, aparece un elemento peor aún. Y es que hay un volumen de producción (actual y potencial) que sólo se justifica con la salida al mercado internacional, que hoy parece inaccesible, a pesar de los buenos precios que ostenta.
De ahí que los principales analistas coincidan en que el eje de todos los males para esta actividad (y para muchas otras) está en el atraso cambiario, ya que es lo que determina la posibilidad de exportar o no, y por ende, marca la diferencia entre seguir con la actividad, o liquidarla.
Lamentablemente, por ahora, los productores parecen creer que la opción más razonable es esta última.
Fuente: Susana Merlo, Ámbito Financiero | FyO.