El encierre estratégico de terneros va por más
La técnica permite programar en forma más precisa el ritmo de la recría, aspecto clave para lograr sistemas de engorde predecibles. A diez años de su desarrollo, Juan Elizalde analiza sus ventajas y desafíos.
El encierre estratégico de terneros es un sistema de recría mucho más reciente que el corral de terminación. Empezó a desarrollarse en 2001, a partir de la excelente eficiencia de conversión obtenida en el engorde de terneros livianos para consumo y, hoy, es una práctica difundida entre ganaderos de punta que tienen sus planteos muy bien programados.
Sus principales ventajas radican en aprovechar la elevada eficiencia de conversión y el potencial de crecimiento del ternero, además de lograr kilos difíciles de producir a pasto durante el otoño-invierno. Estos kilos permiten eliminar o acortar el encierre final, cuando el novillo tiene mayores requerimientos de alimentos y menor eficiencia de conversión.
Si la práctica se acompaña con excelentes condiciones de consumo y ganancias de peso a la salida del corral, los kilos ganados a lo largo del ciclo mejoran sustancialmente y, por ende, la producción de carne.
El aumento de la carga potencial del sistema en primavera, producto del encierre estratégico invernal, es otro elemento que también puede contribuir a elevar la producción.
Comida bien aprovechada
El sistema permite planificar en forma más precisa el ritmo de la recría, aspecto clave para lograr sistemas de engorde predecibles. En tal sentido, contribuye a una óptima utilización del grano respecto de la suplementación en pastoreo, dado que el resultado neto de esta última en términos de eficiencia de conversión a carne depende, entre otros factores, de la calidad y disponibilidad del forraje base.
Cabe resaltar que para hacer encierres de terneros es necesario implementar un plan de producción específico, ya que la estrategia es muy diferente a la que demandan los encierres de terneros y de novillos para terminación.
Haciendo historia
El primer ensayo se llevó a cabo en la Estancia Nueva Castilla, ubicada en Trenque Lauquen, en ocasión del Congreso Mundial Braford 2003.
La idea fue estudiar el resultado de la práctica en la producción de novillos Braford con destino al consumo interno. Para ello se compararon un modelo de recría a corral de terneros cola con terminación a pasto (T1) y dos alternativas de novillitos cuerpo recriados a pasto con suplementación y terminados a pasto, en un caso (T2), y a corral, en el otro (T3).
Evolución del peso de los animales durante el invierno
Como se observa en el gráfico, la ganancia de peso durante la fase de recría fue mayor en los animales más livianos encerrados a corral (T1: 1,11 kg/día) respecto de los más pesados recriados a pasto con suplementación (T2 y T3: 0,79 kg/día), lo cual permitió alcanzar el mismo peso en los tres grupos al final de la recría.
A su vez, la eficiencia de conversión de los terneros a corral fue mejor (5,1 kg/MS por kg de carne producido) que la obtenida por los novillos bajo encierre (8,32 kg MS por kg de carne), o sea que tal como se dijo la práctica contribuye a aprovechar mejor el grano.
En el terreno
Entre 2002 y 2003, el encierre de terneros empezó a utilizarse en los campos de productores de varias zonas.
De acuerdo a los resultados obtenidos, se concluyó que lo ideal para maximizar el margen bruto por hectárea ganadera era encerrar terneros livianos (100 a 150 kg), recriar a razón de ganancias de peso moderadas (700 a 950 gr/día) y minimizar la incidencia del corral (menos del 25-30% del total de los kg producidos).
Otro aspecto beneficioso es lograr un ciclo productivo anual con un peso final de aproximadamente 400 kg, aunque esto implique la terminación a corral en algunos casos.
Aceitando la técnica
Los encierres estratégicos de terneros permitieron diseñar nuevos sistemas de producción basados en el aumento de la carga y la mejora de la ganancia de peso, modificando el peso final y el momento de terminación para mejorar el resultado de la empresa ganadera.
Es probable que la técnica continúe avanzando sobre todo en lo referente a la interacción entre la fase del corral y la del pastoreo, considerando que ambos procesos son complementarios.
El desafío actual consiste en diseñar y evaluar estrategias de alimentación para la recría a corral y el engorde pastoril, de modo que los terneros ingresen menos engrasados y más livianos a esta última etapa y puedan lograr en la misma mayores ganancias de peso.
Por:
Ing. Agr. Juan C. Elizalde, Ph.D.
Ing. Agr. M. Sc. Irene Ceconi
Fuente: Marcos López Arriazu, Opinión