La recría, el eslabón perdido
Muchos coinciden en valorar a la figura del recriador como indispensable para la producción de novillos pesados. Sin embargo, la falta de incentivos para vender carne al exterior hizo que su función perdiera protagonismo.
Muchos coinciden en valorar a la figura del recriador como indispensable para la producción de novillos pesados. Sin embargo, la falta de incentivos para vender carne al exterior hizo que su función perdiera protagonismo.
Nos dice un exportador: “Los novillos, especialmente los pesados, no están, así que es inútil presionar. Nos estamos robando los clientes (ganaderos proveedores) entre nosotros, y muchos frigoríficos ya están comprando a 400 ó 500 kilómetros de sus plantas. Puede ser que esta sea una retención estacional, a favor del excepcional estado de los campos y de los continuos trascendidos y rumores acerca de una inminente mejora en el tipo de cambio para la carne. Pero a nuestros compradores de hacienda les da la impresión que se lo transmiten al directorio, que hay muchos menos novillos que lo calculado”.
Según las estadísticas del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el stock ganadero en los últimos siete años cayó 12 por ciento, pero el número de novillos –hasta el 2012– cayó 43 por ciento.
Según la visión de este exporta dor, la gente se cansó: hace agricultura o engorda a corral novillitos o terneros.
“Va a costar mucho que el inver nador o ganadero de ciclo completo vuelva a hacer novillo pesado: el daño causado es enorme y a veces nos parece que es irreversible. La demanda internacional está, pero ahora que las ventas al exterior apenas están saliendo del subsuelo, nos encontramos con una oferta de novillos muy reducida, que limita seriamente los planes de faena y de ventas al exterior”.
Para los exportadores, las vaquillonas, los terneros y terneras, y novillitos con medias reses de menos de 120 kilos, prácticamente no cuentan. Sucede que el mercado internacional, pese a la fama de las carnes argentinas, no acepta cortes tan chicos.
A nivel internacional, la demanda exige un mínimo de tamaño de corte. El problema es que en la ganadería argentina no existe casi la figura del recriador: el ganado en gran parte pasa directamente de la madre a los corrales de engorde y se termina para consumo con pesos de faena irrisorios.
“E ste año además, tendremos una zafra de novillos provenientes de las Islas del Paraná muy inferior a lo habitual, porque gran parte de la hacienda que allí estaba se vendió hace meses con la creciente, o fue al feedlot , y hoy ya ha sido faenada”, comentó el industrial.
En el norte del país todavía se hace una buena cantidad de novillos pesados, pero en la zona pampeana es cada vez más difícil encontrar un novillo con el peso mínimo para exportación, especialmente si es mestizo.
El Gobierno actual, o el que venga, si quiere mayores volúmenes exportables deberá estimular por todos los medios la recría: no sólo con buenos precios para el ganado –la mejor señal y la más universal– sino también con un plan integral que incluya créditos blandos, deducciones impositivas y hasta cierto nivel de subsidios, como hicieron en su momento con el feedlot .
“En nuestra empresa somos escépticos, porque vemos que los sistemas productivos son rígidos, y que el avance de la agricultura es irreversible. Sobra capacidad de terminación a corral, y podría mejorarse mucho los índices de procreo, pero si no existe una decisión política muy firme, luce difícil que se haga un volumen importante de recría”, concluyó el exportador.
Fuente: Por Ignacio Iriarte | La Voz del Interior