Los sucesores quieren imitar a Moreno
La retracción de la demanda podrá resultar más eficaz para poner en caja a quienes exageran con los márgenes. Con ajuste cambiario e inflación, tienen lógica las tensiones y desbordes de precios. El secretario de Comercio de la Nación, Augusto Costa (sucesor de Guillermo Moreno), advirtió que el Gobierno intervendrá la semana próxima si los valores minoristas no retroceden a los del martes 21 de enero.
La retracción de la demanda podrá resultar más eficaz para poner en caja a quienes exageran con los márgenes. Con ajuste cambiario e inflación, tienen lógica las tensiones y desbordes de precios. El secretario de Comercio de la Nación, Augusto Costa (sucesor de Guillermo Moreno), advirtió que el Gobierno intervendrá la semana próxima si los valores minoristas no retroceden a los del martes 21 de enero.
¿Hacia dónde apuntarán las nuevas medidas en el mercado de la carne? Porque lo que no pueda conseguir el voluntarismo oficial, lo hará el consumo por la vía de un brusco frenazo, con o sin “precios cuidados”. Es lo que sucedió a partir de 2009, cuando los precios se desbocaron. En ese momento, no fue por devaluación de la moneda, sino por el desplome del stock ganadero.
La sangría ocurrió en medio de los acuerdos, controles, topes de precios, retenciones y cuotificación de las exportaciones. La zaga comenzó en 2006, hace casi ocho años, cuando el expresidente Néstor Kirchner decidió cerrar las exportaciones, con la idea de favorecer el consumo, con precios bajos.
Las intervenciones derivaron en desinversión en la producción y en la industria. Y, salvo en cortos períodos, los consumidores no tuvieron tregua ante el avance de los precios. El desembarco de capitales brasileños en el complejo exportador fue un semáforo que pronto cambió de color.
La Argentina pasó al furgón de cola como origen exportador; perdió divisas, empleos y agregación de valor. El experimento de la “mesa de los argentinos” derivó en el achicamiento de la torta productiva.
La política de subsidios directos (a los feedlots , ya desactivada) y las retenciones al maíz y a la soja, que abaratan en términos relativos los insumos ganaderos, se quedaron a mitad de camino. Estos incentivos, combinados con retenciones a las exportaciones de carne (15 por ciento), los cupos, las “baratas” y los acuerdos de precios, limaron el crecimiento. El sector involucionó.
El resultado indicaría la necesidad de revisar el libreto, reorientar la política ganadera y evaluar otro tipo de recetas.
A río revuelto
En el escenario posdevaluación, la oferta y la demanda podrían arbitrarse en un mercado que aún cuenta con una pluralidad de jugadores y un abanico de precios. Bajo este análisis, el foco debería estar puesto en controlar la inflación como factor estabilizador. La decisión de los consumidores podrá resultar más eficaz para poner en caja (vía retiro de la demanda) a quienes, a río revuelto, exageran con los márgenes de comercialización.
En la vereda de los productores, como ocurre en el sector lechero, el segmento primario no es formador de precios. En esa condición, padecieron en los últimos tiempos el golpe de los desequilibrios en el reparto de la torta de los ingresos.
La falta de rentabilidad los obligó a poner los huevos en otras canastas y, en los casos más extremos, los dejó fuera de la cancha, en uno de los ciclos históricos más favorables de los precios internacionales.
Fuente: Carlos Petroli | La Voz del Interior