Mejoran las condiciones para iniciar un ciclo de inversiones en ganadería.
La importante baja en los precios de los granos desafía la ecuación económica de la producción agrícola. De hecho, en algunas regiones del país, a los precios actuales y con la presión tributaria en su máxima expresión, la producción de granos ha dejado de ser una actividad rentable.
La importante baja en los precios de los granos desafía la ecuación económica de la producción agrícola. De hecho, en algunas regiones del país, a los precios actuales y con la presión tributaria en su máxima expresión, la producción de granos ha dejado de ser una actividad rentable.
Según un Informe de Coyuntura de la Fundación Mediterránea, elaborado por el economista Juan Manuel Garzón, el deterioro de la rentabilidad agrícola encuentra en el propio ámbito agropecuario cierta compensación en aquellos establecimientos que utilizan los granos como insumos en la elaboración de carne o leche. En estas producciones sus costos se descomprimen, mientras más accesible se vuelven el maíz, la soja o cualquiera de sus derivados industriales.
Oxígeno
La mejora de precios relativos y de márgenes en la ganadería bovina, en la producción de cerdos y en otras actividades pecuarias trae cierto oxígeno en un escenario complejo para las actividades del campo.
Garzón sostiene que resulta interesante analizar el impacto particularmente en la ganadería bovina. Y se pregunta si será suficiente como para compensar otros factores negativos del entorno e iniciar un nuevo ciclo de inversiones en la actividad.
En sus mejores años del pasado reciente (2005, 2010 o 2011), un productor de hacienda compraba 14 y hasta 16 kilos de maíz (precio FAS Rosario) con lo que valía un kilo de ternero en el Mercado de Liniers.
Esta relación de intercambio tocó mínimos de 6,5 kilos del cereal por kilo de animal en los años cuando la exportación de carne bovina fue duramente castigada por la combinación de derechos de exportación y las restricciones cuantitativas sobre los volúmenes exportables (desde segundo semestre 2006 al 2009).
Ahora bien, en los últimos meses, la relación de intercambio ha trepado a un valor inusual, de entre 18 y 20 kilos de maíz por kilo de animal liviano en pie. Se debe a la combinación de dos factores; por un lado, la valorización del precio externo de la hacienda y, por el otro, la caída en la cotización de los granos.
Fenómeno externo
En lo que va de 2014, la hacienda bovina se ha revalorizado en muchos países, traccionada por lo que sucede en el comercio mundial. Mientras que algunos países exportadores (Estados Unidos, Argentina) volcarían al mercado prácticamente la misma cantidad de carne que en años anteriores, las importaciones se mantienen en expansión impulsadas básicamente por la China Continental y sus regiones satélites.
El hecho de que la carne bovina sea este año un bien más escaso queda claramente reflejado en el precio de exportación de la carne de Australia, una referencia en el mercado mundial. Su valor ha subido considerablemente a partir del segundo semestre.
En el último mes de que se dispone de información es octubre, cuando la carne australiana se pagó 50 por ciento más que un año atrás.
Lamentablemente, la Argentina poco puede aprovechar este contexto internacional que se presenta favorable para aquellos países que disponen de buen acceso a mercados, calidad de carne y generación de excedentes productivos.
En conclusión, la mejora de precios y de márgenes ganaderos, si se evalúan como sostenibles en el tiempo, debieran disparar la inversión en ampliación de stocks y capacidad productiva. Dando inicio a un nuevo ciclo de retención de vientres.
Si ello se demora es debido a la macro doméstica (alta inflación y escaso financiamiento) y, fundamentalmente, a la incertidumbre que generan ciertos instrumentos de política que el Gobierno nacional dispone y utiliza para intervenir en el mercado de la carne.
Hay que recordar que la carne bovina sigue tributando un 15 por ciento de derechos de exportación y que se continúa con un esquema de comercio exterior administrado por ROE, sistema con el cual el Gobierno regula los volúmenes exportados e influye sobre el precio de la carne bovina en el mercado interno.
Escenario
Mejores márgenes. La caída en los precios de los granos mejoró los márgenes para la producción de leche y de carne, al reducir los costos operativos.
Precio internacional. En forma adicional, la ganadería bovina se beneficia por una revalorización de la hacienda a nivel mundial.
Más inversiones. Si el productor ganadero percibe que la política hacia el sector será más neutral en la próxima gestión presidencial, aumentan las chances de más inversiones.
Sin cambios. Argentina exportará este año un volumen de carne bovina similar a 2013.
Fuente: La Voz del Interior