Contratos de arrendamientos ganaderos con cláusula de amortizaciones

Producto de un fenómeno creciente en la Cuenca del Salado, ésta resulta ser una herramienta para poner en producción campos abandonados por la agricultura. “El año pasado me han ofrecido campos a 50 kg/ha de carne que en 2013 se habían alquilado a 7 qq/ha de soja. Pero, al no tener infraestructura ganadera, es difícil ponerlos en producción”, explica Rodolfo Nougues, empresario integrante del CREA Arroyo de las Flores.

Contratos de arrendamientos ganaderos con cláusula de amortizaciones

Producto de un fenómeno creciente en la Cuenca del Salado, ésta resulta ser una herramienta para poner en producción campos abandonados por la agricultura.

“El año pasado me han ofrecido campos a 50 kg/ha de carne que en 2013 se habían alquilado a 7 qq/ha de soja. Pero, al no tener infraestructura ganadera, es difícil ponerlos en producción”, explica Rodolfo Nougues, empresario integrante del CREA Arroyo de las Flores.

En la zona bonaerense de Arroyo de las Flores un campo ganadero típico –con un porcentaje del 15-20% apto para agricultura– se encuentra en torno a 60 kg/ha de novillo por año.

“Un alquiler de 60 kg/ha de carne es un número elevado para la actual coyuntura: sólo puede ser afrontado por empresas que tengan debidamente integradas las actividades de cría, invernada y agricultura, de manera tal de aprovechar todas las oportunidades que se presenten”, apunta Nougues en un artículo publicado en la última edición de la Revista CREA.

Los campos arrendados por Rodolfo que pertenecen a su familia se producen en el marco de contratos con un plazo de diez años, en los cuales, si bien el arrendatario se compromete a realizar todas las mejoras necesarias, se reserva el derecho de cobrar las cuotas no amortizadas de las inversiones concretadas en caso de que el contrato, una vez finalizado, no sea renovado.

Para calcular el valor de las amortizaciones, las inversiones se consideran en kilos de carne. En el contrato se incluye el tiempo de duración de los bienes a los fines de su amortización. Por ejemplo: 30 años para alambrados y corrales de postes de quebracho; 20 para aguadas, molinos, tanques australianos de chapa y bebederos de material; y 15 para bombas y bebederos de chapa o madera, entre otros ítems.

La cuestión es que ese modelo de negocios, que surgió en un ámbito familiar, es ahora una herramienta útil para poner en producción muchos campos de la zona sudeste bonaerense que, si bien ya no son viables para la producción agrícola, no pueden regresar a la ganadería por falta de infraestructura.

“Estoy por hacer un contrato de arrendamiento a cinco años en el que vamos a incorporar la cláusula de las amortizaciones para garantizar la realización de las inversiones necesarias”, indica Nougues.

Fuente: Valor Soja

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