En 2016 habrá pelea por la hacienda.

Se espera una posible caída en la faena bovina, que se ubicaría en alrededor de 12 millones de cabezas. El consumo interno tendría a reducirse a 55 kilos por habitante y las exportaciones se ubicarían en 300 mil toneladas. ¿Qué puede esperarse para el 2016?

En 2016 habrá pelea por la hacienda.

Se espera una posible caída en la faena bovina, que se ubicaría en alrededor de 12 millones de cabezas. El consumo interno tendría a reducirse a 55 kilos por habitante y las exportaciones se ubicarían en 300 mil toneladas.

¿Qué puede esperarse para el 2016?

Por el lado de la oferta, es probable que a medida que se acerque el momento de cambio de gobierno, se registre una reducción (moderada) de la oferta ganadera, más acentuada en la invernada que en el gordo.

Esta tendencia podría afirmarse a lo largo del año que viene, determinando esa retención una caída en la faena esperada para 2016, que podría ubicarse en los 12 millones de cabezas, con una producción de 2,64 millones de toneladas de carne en gancho. Con exportaciones del orden de las 300 mil toneladas, volumen muy modesto, el consumo tendría que reducirse a los 55 kilos per cápita , nivel que nuestro país ya tuvo en los años 2010-2011.

La reducción de los 60 kilos actuales a los 55 kilos proyectados originará seguramente una resistencia en el consumo, que se reflejará en los precios de la hacienda. La última experiencia que se conoce de una reducción del consumo a los 55 kilos fue en 2011 y originó los valores más altos de los últimos 40 años para el ganado, sosteniéndose este proceso en un 90 por ciento en el consumo interno.

La disponibilidad total de carne en Argentina cayó a sólo 63-65 kilos por persona/año. Se puede decir que nuestro país ya no cuenta con excedentes de carne vacuna para exportar si quiere mantener el consumo en los actuales niveles. Con la devaluación que se descuenta se dará en los últimos meses de este año o los primeros del año próximo, si no se registra antes, la exportación recuperará poder de compra, que transferirá inevitablemente al precio de la hacienda.

Debido a la fuerte escasez de novillos elegibles para exportación y la fuerte resistencia y competencia que se descuenta presentará el consumo, que no estará dispuesto a reducir la ingesta. El valor de la hacienda, entonces, mejorará por la mayor competencia que habrá del consumo con la exportación, que tendrá su poder de compra incrementado, por la valorización de los subproductos (que en su mayoría se exportan) y por la resistencia del consumo a achicarse. Si los precios de la hacienda se afirman, se estimulará la retención, la oferta ganadera se reducirá aún más, y el proceso alcista se realimentará.

Durante la primera parte de los años 2000, hasta que el Gobierno intervino el mercado, el stock ganadero creció a razón de un millón de cabezas por año. Hoy, con un stock de 51 millones de cabezas y una faena de equilibrio del orden de las 12,7 millones de cabezas, crecer a razón de un millón de animales por año obligaría a reducir la faena a unos 11,7 millones, que con un peso medio (el actual) de 220 kilos daría una producción del orden de los 2,57 millones de toneladas; con ventas al exterior del orden de las 300 mil toneladas, el consumo se reduciría a 53 kilos. En otras palabras: si se combina un aumento (moderado) de las exportaciones, con una caída en la faena originada en un crecimiento del stock (retención), la reducción del consumo sería marcada.

A medida que baja la ingesta, se encuentra consumidores con mayor resistencia a dejar de consumir. Otra hipótesis: si el stock crece 1,5 millones de cabezas anuales, y la exportación se ubica en las 500 mil toneladas, el consumo debería bajar a los 46 kilos, no existiendo antecedentes contemporáneos de semejante reducción del consumo.

Remates

Jesús María. Con un ingreso de 502 cabezas, todas con destino a faena, se operó el último lunes en las instalaciones de la Sociedad Rural. Con una entrada más reducida de lo habitual, debido al impedimento de los feriados para los traslados de la hacienda, se trabajo con agilidad, gran interés y valores superiores en todas las categorías. El valor máximo fue para los novillitos, con 21,25 pesos por kilo. Los precios fueron los siguientes: novillitos, 18,85 a 21,25; novillos, sin cotización; vaquillonas, 16 a 20,45; vacas buenas, 12,90 a 14,00; vaca manufactura, sin cotización; vaca conserva, sin cotización; vaca regular, 10,50 a 12,35; toros buenos, de 13,28 a 14,70; y toro regulares, 11,55 a 13,05.

Fuente: Ignacio Iriarte – La Voz del Interior

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