Urquía objetó regulaciones que “asfixian” al productor.

El empresario sugirió una rebaja gradual de las retenciones. También criticó los acuerdos con China y pidió buscar más mercados externos para harina y aceites. Uno de los principales referentes empresariales de Córdoba y el país, reapareció ayer después de mucho tiempo en la escena pública para desgranar ante un auditorio colmado, en el congreso Imagina Argentina, en Río Cuarto, una serie de sugerencias sobre la política agropecuaria para el poskirchnerismo, parte de las cuales estuvieron basadas en profundas críticas a la política económica aplicada en la última década.

Urquía objetó regulaciones que “asfixian” al productor.

El empresario sugirió una rebaja gradual de las retenciones. También criticó los acuerdos con China y pidió buscar más mercados externos para harina y aceites.

Río Cuarto. Tranquilo, pausado, sin estridencias, Roberto Urquía, uno de los principales referentes empresariales de Córdoba y el país, reapareció ayer después de mucho tiempo en la escena pública para desgranar ante un auditorio colmado, en el congreso Imagina Argentina, en Río Cuarto, una serie de sugerencias sobre la política agropecuaria para el poskirchnerismo, parte de las cuales estuvieron basadas en profundas críticas a la política económica aplicada en la última década.

Luego, en diálogo con La Voz del Interior , el apoderado de Aceitera General Deheza, un grupo con intereses en prácticamente toda la cadena agroexportadora, planteó la necesidad de que el próximo gobierno avance hacia una eliminación progresiva de las retenciones a la soja –siete por ciento por año, sugirió–, y apuntó que el tipo de cambio futuro debe estar en sintonía con el valor de las commodities agropecuarias.

En el congreso organizado por la riocuartense Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), Urquía integró un panel con Miguel Blanco, presidente de Idea; Manuel Ron, titular de Bio 4, y Oscar Antonione, de la cámara empresaria Came.

Ante 1.400 asistentes, el exsenador nacional y uno de los hombres más escuchados en el sector agropecuario remarcó que con el próximo gobierno la Argentina volverá a tener una oportunidad en el mercado externo, pero no ya como proveedor de granos de soja a China sino como abastecedor de aceite y harina de soja, productos más elaborados, con 100 mercados a nivel mundial. “No podemos depender de un solo cliente, los chinos son apretadores profesionales”, apuntó.

Y ahí comenzaron las objeciones a la política desplegada por el kirchnerismo después de la crisis agropecuaria de 2008.

“Cambiar trenes por porotos de soja no tiene sentido”, dijo. Y luego cargó contra las regulaciones aplicadas al campo. “Hay que permitir que el hombre de campo pueda dedicarse a pensar en producir, más que en cumplir con una serie de normativas que hoy lo asfixian”, remarcó.

Pidió entonces “mercados transparentes y libres” y la eliminación de los Roes (permisos de exportación). “En realidad, lo único que hizo este sistema fue hacer caer la producción de trigo de 15 millones o 18 millones de toneladas a sólo cinco millones. Así que ese tema no anduvo. Hay que eliminar los Roes”, planteó.

También objetó, siempre en tono pausado y tranquilo, la política aplicada por el kirchnerismo con el biodiésel que, además de cupos, impuso precios diferentes según el volumen de producción de cada empresa. “La política de precios debe ser una para todos”, dijo.

–¿Cuán gradual debe ser la eliminación de retenciones?

–La gradualidad no puede ir más allá de cuatro o cinco años. Pero empezando con un horizonte, es decir, vamos bajando un quinto de la retención por año. Bajar el siete por ciento en el primer año y continuar con esa política en los años siguientes. Pero todo depende del tipo de cambio y de los valores internacionales de las commodities . La soja soportó con un tipo de cambio realista, pero con valores de 500 dólares las retenciones, con precios de 350 dólares la tonelada, se hacen muy difíciles. O sea, todo esto es dinámico, no hay una receta ideal. Si las commodities valen mucho, el sector soporta impuestos y retenciones. Pero hay que ser muy dinámico en el Estado para cuando las materias primas valen poco, es necesario liberar al sector de esa carga.

–¿Y con el tipo de cambio, qué es lo que piensa?

–Para mí, para el complejo agrícola, el tipo de cambio real es el valor del dólar menos las retenciones. Se puede mejorar el tipo de cambio devaluando el peso o bajando las retenciones. Cualquiera de las dos recetas es importante. Hay que ver cuál de ellas el gobierno que asuma el 10 de diciembre elige. Uno de los potenciales ministros de economía de uno de los postulantes presidenciales me decía que tenía un campo en Chacabuco, Buenos Aires, y que iba a sembrar la mayor cantidad de trigo que pudiera. “Lo voy a sembrar con un tipo de cambio y lo voy a recoger con otro tipo de cambio”, me decía. Lo que ha dicho este hombre, con altas chances de tener toma de decisiones futuras, no es una cuestión menor.

Fuente: La Voz del Interior

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