El manejo del forraje en zonas semiáridas

La consolidación de la ganadería bovina en las regiones semiáridas que lleva varios años obliga a los productores a multiplicar los esfuerzos para mejorar la eficiencia en la producción de kilos de carne: no es lo mismo lograrlos en la pampa húmeda que hacerlo en estas tierras donde la carga animal es mucho menor que en las zonas tradicionalmente productoras.

El manejo del forraje en zonas semiáridas

La consolidación de la ganadería bovina en las regiones semiáridas que lleva varios años obliga a los productores a multiplicar los esfuerzos para mejorar la eficiencia en la producción de kilos de carne: no es lo mismo lograrlos en la pampa húmeda que hacerlo en estas tierras donde la carga animal es mucho menor que en las zonas tradicionalmente productoras.

Uno de los aspectos claves para la producción ganadera de estos sistemas es el manejo de las pasturas y los esquemas de nutrición que se plantean para mejorar los resultados y obtener más kilos de carne por hectárea. Entre los recursos disponibles de la región en pasturas está "gatton panic", un pasto que se le puede entregar al animal e incluso hacer rollos para disponer de reservas en los períodos de escasez.

En este sentido, el ingeniero agrónomo Pablo Cattani, consultor privado, aprovechó una jornada a campo organizada por el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA) en el establecimiento ganadero Los Puestos, en las cercanías de Quimili, Santiago del Estero, para dejar a los productores de la región una serie de recomendaciones que permiten optimizar los resultados.

"En la cadena alimentaria del rumiante la base es el forraje, pero si no tiene nutrientes, proteínas, digestibilidad, energía, la respuesta se complica y los conservados son una muy buena herramienta para lograr este objetivo", propuso.

Para alcanzar ese objetivo es necesario lograr una buena pastura a partir de la implantación de semillas certificadas que tengan vigor germinativo, una buena densidad de plantas por metro, y luego mecanizar la cosecha de pasto durante un par de años hasta que se consolide la planta.

En diálogo con Ambito del Campo, Cattani dijo que "frente a esa gran cantidad de pasto, una verdadera explosión verde, que se debe entregar a los animales, hay que cosecharlo porque de lo contrario se consume tarde en forma diferida, sin proteínas y sin digestibilidad".

Corte del pasto

Los cortes se deben efectuar en el momento en que las pasturas son tiernas y antes de que entre en el período de floración, porque la planta comienza a pasar de su parte vegetativa a flor-semilla. Al cortar el pasto temprano aumenta el porcentaje de fibra, posee más digestibilidad y es ideal para entregárselo a los animales con un peso promedio de 250 kilos porque tienen el rumen chico. Entonces la diferencia del 2% al 3% de consumo del peso vivo marca una recría corta y rentable, sin temor a los precios porque la comida se fabrica en campo propio. Pero si se decide cortar el pasto más adelante baja la digestibilidad y el productor pierde un promedio de 5.600 kilos de carne.

El corte del pasto debe hacerse lo más bajo posible, de modo que las yemas de la planta absorban la mayor cantidad de energía lumínica para que se acelere el rebrote y tener plantas con más hojas. La rapidez del rebrote dependerá del tipo y el filo que tenga la cuchilla de la máquina segadora. "Hay que preparar comida y nutrientes para cuando no haya agua, situación que generará desajustes en la carga animal por hectárea y las ganancias en carne son muy bajas, entonces el objetivo de lograr novillos pesados o una recría a corral termina en pérdidas de rentabilidad sin soluciones aparentes. La solución está en fabricar comida en el propio establecimiento con un costo productivo que resultará más bajo que comprarlo afuera", añadió Cattani.

Otro problema que puede aparecer es que cuando en el lote se tiene la capacidad de comer pasto tierno los animales se sienten impedidos de hacerlo porque a cierta hora del día sufren un estrés calórico demasiado grande y se echan a dormir siestas de tres o cuatro horas.

Según un estudio que se hizo en Sudáfrica, que se puede replicar en estas regiones de la Argentina, los animales se van a dormir la siesta y es cuando aparece el nerviosismo "porque el proceso de recría se hace más largo y no se puede lograr novillos de dos dientes con 450 kilos, que es lo que demanda el mercado, a consecuencia de un mal manejo del forraje, y esto termina en la degradación de las pasturas", opinó el especialista.

Una experiencia realizada en un campo similar al de Quimili permitió comprobar que en el primer año de corte quedó demostrado que cuando es mayor la cantidad de plantas por hectárea para cosechar, más barato resulta preparar el forraje y es así cómo se forma un círculo virtuoso.

De esta manera se puede entregar a los animales pastura diferida con una suplementación de heno que tendrá un porcentaje de proteínas del 8%, que resultará mucho mejor que un porcentaje de proteínas del 3% o 4%.

Otra recomendación para seguir en las zonas semiáridas es la adopción de acondicionadores mecánicos, porque al cortar el forraje, baja la cantidad de nutrientes, pero la respiración de la planta sigue y al momento de comer el forraje el balance es negativo.

Maíz y sorgo

Una alternativa para preparar reservas es el uso de maíz o sorgo que también tiene un alto valor nutricional porque concentran energía. Lo ideal es tener un grano húmedo con un poco de chala para no desperdiciar la biomasa porque en definitiva lo que sirve en la dieta es el grano. En el caso del sorgo, antes se picaba con una panoja bien lechosa y ahora se la pica mucho más seca. En el momento del corte, a diferencia del pasto debe efectuarse lo más alto posible, porque la planta concentra en la parte baja agua y tierra.

Otro punto interesante para la zona es combinar el "gatton pánic" con un sorgo doble propósito que es una planta más chica y con mucha producción de grano que permitirá obtener un forraje de buena calidad y más barato.

Si se pica el grano con 1/3 de línea de leche se logra una muy buena digestibilidad, con buen porcentaje de espiga, que combinado con la pastura en pie o con el heno se puede obtener una producción de forraje, que complementado con algún subproducto agrícola de la región permite muy buenos niveles de nutrición para las vacas.

Fuente: Eduardo Bustos  |  Ambito Financiero

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