Las palomas: un mal que ataca al girasol
El ataque de torcazas en distintas zonas del país provocó que muchos productores destinen menos hectáreas o incluso abandonen la siembra. Carlos Feoli, de Asagir, describe sus dificultades, y da pautas para moderar el daño. El girasol no pasa por un buen momento. A la presión impositiva producida por las retenciones, se le suman los ataques de palomas en distintas zonas del país que están provocando daños considerables en los cultivos.
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El ataque de torcazas en distintas zonas del país provocó que muchos productores destinen menos hectáreas o incluso abandonen la siembra. Carlos Feoli, de Asagir, describe sus dificultades, y da pautas para moderar el daño.
El girasol no pasa por un buen momento. A la presión impositiva producida por las retenciones, se le suman los ataques de palomas en distintas zonas del país que están provocando daños considerables en los cultivos. Sin medidas de fondo, producto de un cruce de intereses entre los sectores agricultor y ambiental, los productores destinan cada vez menos hectáreas al girasol e incluso abandonan la práctica por completo.
Desde Asagir, asociación que nuclea a la cadena del cultivo, afirman que uno de los lugares más afectados es Entre Ríos, al punto que la superficie de siembra disminuyó al mínimo. Cifras de la Bolsa de Cereales local lo confirman: de alcanzar su pico de superficie de 72.695 hectáreas en la campaña 2007/2008, al desplome en los años siguientes, al punto de tener sólo 1.610 hectáreas en la 2014/2015.
Entre las otras zonas afectadas se encuentran el NEA, en particular Chaco-la Bolsa de Comercio de la provincia asegura que cayó un 57% la siembra desde 2006 hasta 2013 y Santiago del Estero, el sudoeste de Buenos Aires y Córdoba, y las provincias de La Pampa y San Luis.
Mirando números a nivel nacional, datos del Ministerio de Agricultura de la Nación revelan que desde la 2007/2008, donde se alcanzaron las 2.6 millones de hectáreas sembradas, ha ido decayendo la actividad hasta el millón y medio de la última campaña. Llevar a cabo medidas contundentes que ayuden a controlar el problema no resulta sencillo para las entidades oficiales.
Sin soluciones de fondo
El choque de intereses entre el sector agricultor y los organismos de protección ambiental estancan la discusión y todo queda en punto neutro. “El problema más serio para nosotros como asociación es que no hay mucha gente trabajando en esto”, admite a Infocampo Carlos Feoli, coordinador técnico de Asagir.
Junto a la cotorra, la paloma mediana o torcaza son las principales aves que dañan los cultivos del país. El girasol es su blanco preferido por sus características nutricionales, dado que contiene proteínas y ácidos ideales para el crecimiento y reproducción.
El porcentaje de daño no es fijo dado los hábitos aleatorios del ave, que puede generar daños en el rendimiento de algunos cultivos de hasta un 50%, y en otros lotes no llega siquiera al 10%. Tampoco sigue una tendencia con los años: puede haber una campaña con pérdidas catastróficas para los productores y otras con bajas mínimas. Esto los desorienta. “La realidad es que arbitrariamente podríamos decir, bueno, dejamos el girasol y nos dedicamos a otro cultivo.
El problema es que cuando la paloma no tiene girasol va a comer sorgo”, dice Feoli. Representantes de ambos cultivos están realizando encuentros en común para buscarle la vuelta. “La idea es ver de qué manera podemos trabajar juntos porque el problema es común. Si desaparecieran ambos, el tercer cultivo afectado podría ser la soja. El ave elige según lo disponible, dependiendo la zona y el momento”, advierte.
De acuerdo a datos del Minagri, del área total sembrada de granos y algodón, el girasol ocupa el 4% (casi el 7% del total de las oleaginosas), mientras que el sorgo tiene casi el 2,5% (más del 6% de los cereales).
Además, Asagir evalúa junto a los ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca, y de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva la posibilidad de iniciar un proyecto. Según Feoli, “avanzar en el armado de un equipo que ejecute este proyecto con conocimiento, pero que su interés sea genuinamente resolver el problema de la agricultura porque ya hay personas que están trabajando en los hábitos y características de la paloma”.
Moderar el daño
Existen alternativas para pueden morigerar el daño en los cultivos de girasol. Asagir recomienda alejarse de lugares con recursos para las aves (montes, cursos de agua), elegir híbridos que tengan inclinación de capítulo, para que al momento de la madurez quede lo más parecido a un horizontal, y anticipar la cosecha, dado que a medida que se demora la trilla, el ataque y pérdida son más mayores, entre otros.
Un informe de Inta Reconquista enumera una serie de estrategias y técnicas: rotar los cultivos para la oferta continua de recursos, coordinar fechas de siembra entre productores de la zona para disminuir el daño concentrado, usar curasemillas con propiedades repelentes para aves, usar cultivares más resistentes, controlar las malezas (atraen a las aves antes de que madure el cultivo), repeler mediante métodos físicos o químicos.
La lista es extensa y variada, aunque ninguna opción garantiza la erradicación del problema. “Hoy no se puede controlar, sino moderar”, resume Feoli.
Fuente: Agustín Monguillot, Semanario Infocampo