El problema de las malezas resistentes se sigue extendiendo

Amaranthus palmeri, una especie de yuyo colorado, ya llegó este año al NEA. Y en Córdoba hay lotes en los que tapa a las sojas. Las malezas problema no aflojan y cada vez más se extienden por todas las zonas agrícolas. Ahora, el NEA comenzó a sufrir la llegada de un nuevo intruso. Se trata de Amaranthus palmeri (una de las especies de yuyo colorado), una hierba que resiste al glifosato.

El problema de las malezas resistentes se sigue extendiendo

Amaranthus palmeri, una especie de yuyo colorado, ya llegó este año al NEA. Y en Córdoba hay lotes en los que tapa a las sojas.

Las malezas problema no aflojan y cada vez más se extienden por todas las zonas agrícolas. Ahora, el NEA comenzó a sufrir la llegada de un nuevo intruso. Se trata de Amaranthus palmeri (una de las especies de yuyo colorado), una hierba que resiste al glifosato. Y se suma a la otra especie de Amaranthus, el hybridus (ex quitensis), que ya está instalado desde hace varios años en aquella región del norte y que es resistente al grupo de las ALS y al glifosato.

Además, estas dos especies se siguen expandiendo en Córdoba, específicamente en el sudoeste de la provincia.

Martín Alvareda, asesor del CREA Sachayoj, de la región del Chaco santiagueño, aseguró que ya en esta campaña observó varios lotes infestados con Amaranthus palmeri en la zona que recorre diariamente, desde Sachayoj y Otumpa, localidades ubicadas en el noroeste de Santiago del Estero, hasta Las Piedritas y Charata, al sureste de la provincia de Chaco.

El técnico estimó que esta maleza llegó a través de las cosechadoras del sur, sobre todo de contratistas cordobeses, que van a trabajar en aquellas localidades.

“En el norte hay pocas empresas que antes de ingresar al lote hagan una limpieza de la maquinaria. Se le pide al contratista que haga este procedimiento, pero no hay una supervisión posterior”, destacó.

Así, esta maleza se suma a las ya conocidas en el NEA, como son borreria y gomphrena (de hoja ancha) y al sorgo de Alepo, pata de ganso, echinocloa, pappophorum y pasto amargo (gramíneas), que ya están complicando a los productores desde hace varias campañas.

Según Alvareda, la primera recomendación para el productor es que sepan diferenciar el amaranthus palmeri del amaranthus hybridus, para poder realizar un correcto control.

Luego, en esos lotes que se encuentre la maleza, se debe trabajar fuertemente para que no se disemine aun más. “Hay que entender que al yuyo colorado no se lo va a eliminar, sino que hay que convivir con la maleza. Eliminarla definitivamente costará al menos 10 años, realizando las controles correctamente”.

Además, el técnico aclaró que se debe realizar más rotación de los modos de acción, ya que en el NEA se aplican herbicidas pre emergentes que son mayormente ALS o atrazina, que no tienen efecto sobre esta nueva amenaza.

Por su parte, en el sudoeste de Córdoba, el problema de yuyo colorado, tanto Amaranthus palmeri como hybridus, se sigue agravando, y en algunos lotes esta maleza tiene más altura que la soja.

El asesor José María Luciano, de esta zona cordobesa, agrega que la falta de piso impide las aplicaciones de productos, porque se practica agricultura intensiva con doble cultivo y por estos días tienen dificultades con las napas.

“El yuyo colorado puede aparecer de golpe en lotes que hasta un momento estaban limpios. En la zona nuestra empezó a nacer en septiembre y aparece a principios de noviembre. Nos pasó en un lote de soja sin antecedente de la maleza, donde de pronto apareció”, describió el asesor en una recorrida junto a técnicos de Syngenta.

Por eso, desde la compañía aseguran que el tamaño de la maleza es clave para tener un control eficiente y homogéneo en el lote. En este sentido, la empresa destacó las características de Eddus, un herbicida selectivo con control residual que combina dos ingredientes activos, S-metolacloro y Fomesafen, con sitios de acción diferentes, y puede utilizarse tanto en pre como en post emergencia.

Si se aplica en pre-emergencia, se debe realizar con el ‘lote a cero’ para que el 100% de los impactos puedan llegar al suelo. En el caso de aplicar en post-emergencia, el tamaño crítico de la maleza es de 5 centímetros o dos hojas verdaderas, aconsejan los expertos.

Fuente: Esteban Fuentes  |  Clarín Rural

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